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Bofill presenta hoy públicamente su proyecto para reordenar el antiguo cauce del Turia

"Proponemos la unión de Valencia con el mar a través de la estructura lineal que es el río Turia, rompiendo con el modelo radiocéntrico de crecimiento que estaba previsto en el plan sur". En estos términos se expresó ayer el arquitecto Ricardo Bofill, director del equipo Taller de Arquitectura, que ha elaborado a lo largo de seis meses un plan especial para el antiguo cauce del río Turia sobre el que se hoy se inaugura una exposición en la lonja de Valencia. Bofill Negó ayer a la capital valenciana para supervisar los preparativos de la muestra.

"Creo que esto es interesante para el urbanismo español", indicó el arquitecto a EL PAIS, "porque cada ciudad se puede plantear su modelo propio de acuerdo con sus características. En Madrid o Barcelona sería ya muy dificil, pero el resto de las ciudades españolas ofrece la posibilidad de plantearse un debate sobre el modelo urbano que debería suscitarse en las elecciones municipales. Las municipales parecen el marco adecuado para que cada grupo político defienda su concepción de la ciudad, de la misma forma que en las generales enfrentan sus modelos de sociedad".Taller de Arquitectura ha empleado seis meses en la realización del plan, por encargo del Ayuntamiento de Valencia y ha cobrado por ello doce millones de pesetas que, según indica Bofill, no les han alcanzado para cubrir gastos. No obstante, el equipo realizó el proyecto por la trascendencia que tiene como precedente en España.

El plan tal como se puede examinar a partir de hoy en la lonja, supone básicamente un gigantesco parque de especies vegetales mediterráneas que se extiende con una ordenación geométrica variable a lo largo de los ocho kilómetros de cauce que atraviesan la ciudad y va a terminar en la dársena del puerto, desviándose así de la desembocadura original, que está más al sur.

El proyecto contiene plazas, estanques, dos polideportivos y otros espacios adecuados para concentraciones y representaciones teatrales al aire libre. No incluye la realización concreta de cada uno de estos elementos, que irán siendo adjudicados a diferentes arquitectos. Supondrá una inversión calculada en unos 4.500 millones de pesetas y el Ayuntamiento está decidido a que el plazo de ejecución no supere los diez años.

La exposición ha sido montada por el pintor Artur Heras y contiene un gigantesco plano del conjunto a escala 1: 1000, de 10,5 metros por 4,50 y una maqueta a la misma escala, que mide 9,50 metros de longitud. Esta exposición será la base para una encuesta entre la población que llevará a cabo el ayuntamiento con el fin de recoger sugerencias sobre la configuración definitiva del cauce.

Para Bofill hay varias cosas originales en este proyecto. En primer lugar, está la forma en que se hizo el encargo. "Se trata de un encargo bien planteado, que merecía respuesta. Nosotros hemos rechazado otros encargos, incluso recientemente uno del Estado francés por no estar bien formulados".

"Teníamos en en este caso", indica el arquitecto, "un terreno lineal, que pasa por el centro de la ciudad, en el que había que respetar los pretiles, los puentes, todo, y hacer un jardín, un parque, de acuerdo con la petición popular reiterada durante los últimos años. Se trataba de un proyecto nada convencional, era una idea de gran modernidad: cómo respetar la historia y al mismo tiempo cambiar el uso".

Diagnóstico de la ciudad

Otro elemento original para Bofill es la posibilidad de utilizar el río para razonar sobre la ciudad. "El urbanismo de acuerdo con los problemas de la ley del suelo, es una especie de marco jurídico estrecho del que es muy difícil salirse. Te obliga a no pensar en la ciudad, sino más bien en la conflictividad, en la jurisprudencia. En cambio, a través de este encargo hemos podido pensar un poco sobre lo que es Valencia y dar así un diagnóstico de la ciudad, con una perspectiva al mismo tiempo distanciada, puesto que no somos valencianos, y de globalidad".La exposición incluye también las primeras alternativas de proyecto realizadas por el equipo de Bofill, una ampliación a escala 1:200 de la parte central del plan y los proyectos iniciales, dentro del plan Sur, que preveían incluso que discurriesen carreteras por el antiguo cauce del Turia.

Estas ideas de aprovechamiento del cauce, propias de los años sesenta, estaban vinculadas para Bofill a una concepción de crecimiento radiocéntrico de la ciudad por sucesivos cinturones de ronda Según el arquitecto, el aprovechamiento del cauce como parque rompe este modelo "para hacer una ciudad con estructura propia diferenciada, una ciudad que tenga que ver con su propia historia con su entorno, con el mar. París y Madrid son cuidades radiocéntricas, pero en Valencia tenemos el mar y la huerta que son dos he chos muy importantes para determinar su forma de crecimiento".

"Para que una ciudad sea interesante, tiene que ser bonita", dice Bofill. Y el hecho de que sea bonita no supone solo perfección, sino también personalidad. Por eso nosotros desde un principio intentamos trabajar de acuerdo con las características y elementos propios de Valencia".

"Hemos intentado hacer un jardín que sea mediterráneo, evitando los modelos de jardín nórdico, inglés o árabe, y centrándonos más en el tipo de jardín propio de Italia, España, sur de Francia y Grecia. Y por otra parte, un jardín clásico, entendiendo esto como una especie de conducta moral; algo que esté más allá de la moda y de un excesivo subjetivismo, que supere el tiempo".

Bofill insiste, además, en el carácter abierto del proyecto: "No hay que tomarnos al pie de la letra Se trata de una estructura abierta de un sistema de participación no solo en los usos sino en el diseño".

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