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Las memorias póstumas de Georges Pompidou, piedra de escándalo en Francia

La clase política y los franceses van a leer con avidez e interés las memorias del que fue presidente de la República, fallecido en 1974, Georges Pompidou. Su mujer, Claude, y su hijo, Alain, prepararon el libro que aparece ahora con el título Para restablecer la verdad, redactado en gran parte por el sucesor del general Charles de Gaulle.

La revolución de mayo de 1968 y el escandaloso "asunto Markovic", en el que se quiso mezclar al presidente y a su esposa, son los dos capítulos más atractivos y reveladores de este retazo de la historia de la V República Francesa.Pompidou era primer ministro del general De Gaulle cuando estallaron los disturbios estudiantiles que, en mayo de 1968, resquebrajaron durante algunas semanas las instituciones de la V República. Pompidou confiesa que él no había previsto nada de lo que ocurrió y que De Gaulle no llegó a comprender aquel movimiento.

En contra de lo que se suponía, revela que el general, cuando desapareció de París, sin informar a nadie, lo hizo para no volver por largo tiempo: "Yo soy viejo, usted es joven y, tambiénes el futuro. Adiós, un abrazo", le dijo De Gaulle a Pompidou.

Asegura Pompidou que fue en la localidad alemana de Baden-Baden donde el general Massu, jefe de las fuerzas francesas, le convenció de que debía volver a Francia. Después, el propio De Gaulle le certificó a Pompidou: "por primera vez en mi vida he desfallecido. No me siento orgulloso de mí".

El capítulo que levantará más ampollas en este país es el referente al agunto Markovic. Después de las barricadas de mayo, Pompidou fue reemplazado como primer ministro por Maurice Couve de Mourville. Y por aquel entonces comenzó la etapa más negra de su vida: "raramente estuve tan cerca de la desesperación", escribe Pompidou.

Esto fue como consecuencia de un suceso, provocado por el asesinato del guardaespaldas del actor Alain Delon, el yugoslavo Stephan Markovic.

Durante meses, Pompidou y su esposa sufrieron los rumores más alucinantes en torno a una dolce vita en la que figuraban todo tipo de depravaciones imaginables.

Este "tropezón" fue apróvechado por sus adversarios gaullistas para intentar hundirle.

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