Los secuestradores de un dirigente de EE le interrogaron sobre los contactos con Rosón

Las conversaciones que últimamente ha tenido el secretario de Euskadiko Ezkerra, Mario Onaindía, con el ministro del Interior, Juan José Rosón, fueron -al parecer- uno de los principales motivos del secuestro que subió el secretario provincial de Vizcaya del mencionado partido, Salvador González Batiz, hace varias semanas.

El mencionado dirigente fue retenido durante seis horas por diez individuos que, tras someterle a un intenso interrogatorio, le dejaron en libertad. Fuentes próximas a la dirección de Euskadiko Ezkerra especulaban con la autoría de los secuestradores, sin descartar que estos pertenecieran a algún .servicio de inteligencia", interesado en conocer el alcance de los contactos de Rosón con el partido abertzale.

El extraño secuestro, al que no se había dado publicidad por propia decisión de la ejecutiva del mencionado partido, se produjo hace varias semanas, a las tres de la madrugada. Cuando Salvador González se dirigía a la localidad vizcaína de Ortueña, fue interceptado por tres automóviles que le habían seguido durante un buen rato y que le rodearon impidiéndole la realización de cualquier maniobra.

Alrededor de diez individuos, que no se identificaron en ningún momento, descendieron de los coches armados con pistolas y metralletas, conminando a Salvador González a que ocupara uno de sus automóviles. Después de conducirle a un lugar apartado de las minas de Gallarta, fue sometido a un intenso interrogatorio.

De todas las preguntas que los secuestradores formularon al dirigente de Euskadiko Ezkerra, las más destacadas e insistentes fueron, al parecer, las relaciones y conversaciones que el mencionado partido ha mantenido últimamente con el ministro del Interior, a fin de negociar un posible retorno de exiliados, y ciertas medidas de gracia para antiguos militantes de ETA Político-militar, que han abandonado definitivamente las armas.

Después de seis horas de interrogatorio, Salvador González fue puesto en libertad. Al cabo de dos días, otro miembro de la ejecutiva de Vizcaya del mismo partido supo que un grupo de individuos no identificados habían acudido a su domicilio con la intención de retenerle.