Constituyente quiere poner término a la guerra civil D'Aubuisson se entrevista en Panamá con los dirigentes de la guerrilla salvadoreña

El presidente de la Asamblea Constituyente salvadoreña, Roberto D'Aubuisson, viajó en secreto a Panamá la pasada semana con el fin de entrevistarse con dirigentes guerrilleros de su país de cara a una eventual negociación que ponga término a la guerra civil. Este anuncio fue hecho por la emisora rebelde Radio Venceremos, que no detalló los resultados de esta gestión, realizada al parecer sin previo conocimiento de su partido.

Resulta cuando menos sorprendente que sea un líder de extrema derecha el encargado de tantear las posibilidades de una negociación directa con la guerrilla. Radio Venceremos explicó que esta iniciativa obedece a presiones norteamericanas, después de que una comisión legislativa de este país decidiera suspender temporalmente una ayuda de cien millones de dólares tras el frenazo de la Asamblea Constituyente al programa de reforma agraria.Casi simultáneamente con este viaje secreto de D'Aubuisson a Panamá, su partido, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), presentaba ante la Cámara un proyecto de amnistía que, sin negociaciones previas con la guerrilla, lleva camino de cosechar el mismo fracaso que otras iniciativas similares adoptadas en su día por el Gobierno de José Napoleón Duarte.

La emisora guerrillera no hizo ninguna valoración acerca de la gestión del líder ultraderechista, pero en principio puede decirse que no se trata de un golpe publicitario a los que es tan adicto el líder del partido de extrema derecha, ya que en otro caso no se hubiera mantenido en secreto.

El anuncio de este viaje secreto de D'Aubuisson ha coincidido con el estallido de diez bombas contra otros tantos autobuses en San Salvador, la ocupación por parte de la guerrilla de la localidad de Perquin (segunda en importancia del departamento de Morazán) y el final de la mayor operación de limpieza llevada a cabo por el Ejército en Chalatenango desde el inicio de la guerra civil.

Más de 4.000 hombres, incluídas las fuerzas especiales entrenadas por los asesores norteamericanos, han rastreado uno de los reductos más fuertes de la guerrilla. Según el comandante de la brigada de intervención inmediata (Atlacatl), teniente coronel Domingo Monterrosa, el Ejército dio muerte a 135 guerrilleros, entre los que reconoció que había una mínima proporción de mujeres y niños. Restó importancia a este hecho porque dijo que se trata de colaboradores que emplea la guerrilla como mensajeros.

El teniente coronel Monterrosa admitió que las Fuerzas Armadas hondureñas colaboraron en la operación, cerrando la frontera a los insurgentes que trataban de huir. Pese al triunfalismo de su declaración, reconoció que en la zona rastreada había unos ochocientos hombres armados, de los que capturaron a cinco y dieron muerte a 135, por sólo dos bajas del Ejército.

Radio Venceremos dio una versión radicalmente distinta. La operación habría sido, desde su punto de vista, un completo fracaso militar, ya que el Ejército se limitó a exterminar y masacrar a seiscientos pobladores civiles, sin causar bajas sensibles a las fuerzas combatientes.