Cesc Gelabert 'lo baila todo' en el ciclo de danza de Barcelona
Entusiasmó Cesc Gelabert, levantó al público que asiste al ciclo de danza contemporánea Danza 82, que se viene celebrando en el teatro Regina. Ese público entusiasmado acabó bailando al compás de una larguísima ovación coreada de "bravo, bravo", que le hizo saludar hasta siete veces.Gelabert lo baila todo. Más aún, lo hace baile. En un escenario casi vacío, todo se convierte en elemento de la danza: las luces, las sombras, los gestos más simples, los ojos e incluso el silencio. El espectáculo que presentó, cuarto del ciclo, estaba dividido en dos partes. La primera, compuesta de tres números titulados Hombre subiendo a un edificio, Joyería y Knossos, ya produjo los primeros "bravos", tanto por la actuación magistral de Gelabert como por la de su acompañante Lydia Azzopardi.
Hombre subiendo a un edificio es un número impecable, con música de Steve Reich y no pocos silencios. Gelabert viste para este número traje de calle gris, camisa blanca y corbata. Ni un solo gesto es fortuito, ni una sola sombra casual, ni un solo movimiento sobra. Joyería la interpreta Lydia Azzopardi, coreógrafa en la pieza anterior, mientras que aquí es Gelabert el coreógrafo. La música de Eno-Hasel se acopla al cuerpo de la bailarina, como éste se acopla al espacio que ocupa. La expresividad de esta mujer es asombrosa y digna pareja de la de Gelabert. El tercer movimiento de la primera parte, Knossos, es un dúo entre Azzopardi y Gelabert. Este baila casi desnudo, mostrando cómo cada músculo se integra en la danza.
Plata y oro
La segunda parte del espectáculo, titulada Plata y oro, corre a cargo exclusivamente de Gelabert. Son 45 minutos en los que él, solo, sin más ayuda que una silla, una mesita para el tocadiscos y el vestuario bien diseñado por Ramón Ramis, llena todo el escenario. La música elegida pertenece a varios autores: Bryan Ferry, David Bowie y Joe Jackson. Gelabert cambia los discos sin romper el ritmo del espectáculo, arrancando con frecuencia exclamaciones admirativas de los espectadores, pasando de un trepidante Joe the yon (Joe el león), al melancólico y marino sentido de la duda.Pero Gelabert n o se conforma con eso. Tanto el silencio o los ones que produce su propio cuerpo, sus pies al arrastrarse por el escenario, sus manos al chocar como fortuitamente, su respiración, sus gritos. Su cuerpo se cimbrea, se dobla y amenaza con romperse, mientras sus ojos llenan de mirada el aparente vacío de la escena.
La sala estaba llena y a la salida los comentarios eran casi unánimes: se había asistido al mejor espectáculo del ciclo.
Danza en Granollers
Por otra parte la compañía de danza contemporánea de Avelina Argüelles clausuró el noveno ciclo de teatro de Granollers con un singular recital de danza-drama representado en el Círculo Cultural de la Caixa de esta localidad. El ciclo había comenzado el pasado día 1 de mayo con otro espectáculo coreográfico, El comte Arnau, representado por el Esbart de Cornellá.El mayor éxito lo han obtenido Comics del Pais Valenciá que presentaron un espectáculo inspirado en textos del Misterio buffo, de Darío Fo, y Merce Bruquetas, que estrenó La dolca de les tapies, de Carles Valls.
Babelia
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