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El ANE, un acuerdo forzado que no se repetirá

A un año de la firma del Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE), nadie apuesta por su continuidad. A pesar de que todas las partes firmantes, con excepción de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), cubren de elogios al ANE, es seguro que en 1983 no va a repetirse un pacto de estas características. La próxima negociación colectiva se planteará en términos muy distintos a los que marcaron la correspondiente al año actual.

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Las tensiones que rodearon la firma del Acuerdo Nacional sobre Empleo han tenido efectos retardados. Cuando aún quedan siete meses para que el ANE cumpla su vigencia, se, perfila, de forma cada vez más clara, la imposibilidad práctica de alcanzar nuevos acuerdos que enmarquen las relaciones laborales en 1983. Hace un año que el presidente del Gobierno, en el acto de la firma del acuerdo (5 de junio de 1981), citaba a los firmantes para "la próxima primavera".En la euforia de la firma y deslumbrado por los flashes de las cámaras de los fotógrafos, Calvo So telo invitaba a patronal y sindicatos a sentarse nuevamente en la mesa de negociaciones y perfilar nuevos acuerdos en la línea que se iniciaba aquella misma tarde. La primavera no logró avivar la sangre del ANE, que agonizaba víctima de las contradicciones que lo habían hecho posible. Ninguno de los firmantes ha querido recoger la invitación de Calvo Sotelo.

Ahora, a siete meses de su extinción, es demasiado tarde para intentarlo. No habrá ANE en 1983 y posiblemente no haya tampoco otra especie de Acuerdo Marco Interconfederal (AMI), porque como reconoce el padre de la criatura, la propia UGT, "el AMI fue un antecedente y sirvió en su momento, pero ahora hay que buscar fórmulas nuevas". Para un nuevo ANE en 1983 tendrían que haber comenzado ya las negociaciones.

Una invitación que nadie recogió

El ANE basa gran parte de su eficacia -todo lo relativo a de !empleo y Seguridad Social- en la respuesta económica que se diera a determinadas cuestiones en los Presupuestos Generales del Estado. Las previsiones apuntan -dada la posibilidad de elecciones generales anticipadas- hacia una prorrogación de los presupuestos.

Pero nadie pensó -o nadie quiso pensar entonces- que para que fuera posible un nuevo ANE las partes tendrían que comprometerse a analizar sus resultados sin esperar a su vigencia. El texto firmado en una calurosa tarde de junio no recoge ninguna cláusula que obligue a los firmantes a iniciar negociaciones con tiempo suficiente. Sólo Calvo Sotelo lanzó una invitación que nadie recogió.

En estas circunstancias sólo sería posible un nuevo AMI. Un pacto que contemplara exclusivamente temas salariales y de jornada, que perfilara el terreno de juego de la negociación colectiva entre patronal y sindicatos. Pero esta alternativa parece muy dificil dada la negativa de los sindicatos a mantener una moderación salarial sin contrapartidas. La pérdida constante en los últimos años del poder adquisitivo ha llegado, a juicio de CC OO y UGT, a su máxima tensión. No es posible seguir pidiendo a los trabajadores sacrificios salariales, mientras el nivel de vida sigue disparándose.

Para CC OO, sólo puede contemplarse una salida negociada a la crisis en la línea iniciada con el ANE. La política de concertación que para CC OO ha supuesto el ANE debe continuar en los próximos años. Por eso este sindicato defiende el pacto a largo plazo tres o cuatro años, frente a otras postáras que rechazan esta posibilidad. "Sólo hay dos alternativas" explica Agustín Moreno, de CC OO, "o política de concerta ción o política autoritaria".

UGT, la otra central que firmó el ANE, no lo ve tan claro. UGT apuesta por la concertacíón, pero no está por pactos a largo plazo. "Ya hablaremos en 1983, cuando haya finalizado el ANE y veamos su exacto cumplimiento. Pero ahora no podemos hipotecar toda la política sindical con un acuerdo de las características del planteado por CC OO". La previsible antelación de las elecciones generales, la victoria del PSOE en Andalucía, y las incógnitas que se abren para el próximo año, están pesando como una losa sobre el Acuerdo Nacional sobre Empleo.T

Tampoco la CEOE se muestra partidaria de un nuevo ANE. Prácticamente desde el momento de su firma la patronal ha venido insistiendo en el fracaso del acuerdo. Y el propio Gobierno, que en un principio defendió a capa y espada las virtudes de un pacto "único en Europa" ha perdido fuelle en los últimos meses.

Circunstancia excepcional, situación excepcional

Agobiado por sus propios compromisos, maniatado a veces en sus decisiones por la presencia que él mismo había concedido a las fuerzas sociales, el Gobierno, que insiste en las virtudes teóricas de la política de concertación, comienza a plantearse que, tal vez, en 1983 no sea conveniente un nuevo ANE que, al fin y al cabo, responde a un determinado momento y a unas determinadas circunstancias. "EL ANE", dice el vicepresidente económico, Juan Antonio García Díez, "fue un acuerdo negociado en circunstancias excepcionales y que respondía a una situación excepcional".

La nueva estrategia de la próxima negociación colectiva comienza a ser en esta amalgama de compromisos, dudas y espectativas un secreto a voces. Todo hace pensar que CC OO va a quedar defendiendo en solitario un nuevo acuerdo a largo plazo.

Estrangulada la posibilidad de repetir el ANE, sólo queda la salida del acuerdo a dos bandas que fije globalmente las reglas de juego de la negociación colectiva. Sería así un nuevo AMI, aunque UGT se empeñe en rechazar este nombre. Sin embargo, hay algo en lo que todos los firmantes están de acuerdo. No se puede llegar a 1983 con una negociación libre. Hay que fijar las mínimas reglas dentro de las cuales puedan moverse patronal y sindicatos.

Cada vez con mayor fuerza, comienza a circular la hipótesis de establecer pactos sectoriales entre patronal y sindicatos -Nicolás Redondo no ha descartado esta posibilidad- que irían acompañados de acuerdos en materia de empleo y Seguridad Social a negociar con el Gobierno. El pacto para 1983, esa especie de ANE que no sería tal, quedaría así desgajado en dos grandes partes. Por un lado, patronal y sindicatos establecerían el tablero para la negociación colectiva en el que situarían únicamente materias puramente salariales, y, por otro lado, se establecerían con el Gobierno las bases para una política social, cobertura de desempleo, Seguridad Social, inversiones, etcétera.

Estas tesis contarían, según afirmaba a EL PAIS el secretario general de la CEOE, José María Cuevas, con el apoyo de la patronal. Amplios sectores empresariales se muestran más partidarios de acuerdos sectoriales que de acuerdos globales. Siempre y cuando estos acuerdos se limiten a la esfera estrictamente laboral.

Y a UGT, al menos a determi.nados medios, tampoco le parece mal la idea. UGT no quiere ANE, a pesar de sus bondades, a pesar de que como reconoce José María Zufiaur, haya contribuido de forma importante a la consolidación de los sindicatos.

El Gobierno que, de acuerdo con las palabras de García Diez, valora positivamente el ANE como política de estabilización, no apuesta por su continuidad, pero no niega la necesidad de continuar en la política de concertación iniciada y en el papel que tendría que jugar el Gobierno aun en el caso de que su presencia no fuera requerida a la hora de abordar un nuevo pacto.

Todos de acuerdo. Menos CC OO que no ve otra salida que el repetir el ANE, corregido y ampliado. "CC OO", dice Agustín Moreno, "no está contra los acuerdos sectoriales, pero no como sustitutivos de una política de solidaridad y de salida negociada de la crisis. Y es que no hay otra salida. El Gobierno tiene que estar presente porque tiene que asumir una serie de aspectos que la iniciativa privada no ha querido o no ha sabido asumir".

El problema es que el ANE'83 se tenía que haber comenzado ya a negociar. Y, salvo CC OO, ninguna de las otras partes lo ha planteado. UGT ha insistido que hay que esperar a finales de año para ver cuáles han sido los resultados reales del ANE. Aspecto en el que no coincide CC OO, que asegura que ya hay datos suficientes como para saber cuáles son las perspectivas del próximo año.

Elemento perturbador

Las valoraciones del ANE, generalmente coincidentes, apuntan a un cumplimiento global del mismo. La postura más divergente en este sentido es la de la CEOE. Para José María Cuevas el ANE como instrumento de política económica no ha dado los resultados esperados. El ANE no ha conseguido frenar el déficit y la "presencia del Gobierno ha sido perturbadora". Y afirma José María Cuevas que fórmulas como la del ANE son muy singulares y es muy dificil encontrar ejemplos parecidos en Europa. De cara, además, a las relaciones entre patronal y sindicatos, el ANE, afirma Cuevas, ha sido un paso atrás. "Se ha dado una mayor conflíctividad, y ahí están los datos para dernostrarlo".

Ambas centrales coinciden en la valoración positiva del ANE, reconocen la consolidación sindical que les ha otorgado y, sobre todo, el salto cualitativo que, de cara a la negociación colectiva, se ha dado con su firma. La negociación colectiva ha estado impregnada este año por el tema del empleo, en contra de negociaciones anteriores en los que los aspectos salariales eran los que más influían en su desarrollo.

Esto, para Agustín Moreno, es importante, porque el trabajador en activo ha sido capaz de asumir solidariamente el problema de los parados y ha renunciado a mantener el poder adquisitivo para conseguir un mayor aumento de la cobertura de desempleo. Tema en el que, tanto José María Zufiaur como Agustín Moreno, se muestran de acuerdo cuando afirman que gracias al ANE se ha logrado que la caída en la cobertura al desempleo tuviera menos incidencia de la prevista.

Para los sindicatos, el sacrificio salarial pedido a los trabajadores no se ha visto correspondido por la patronal ni por el Gobierno. La una porque ha mantenido "una actitud de boicoteo constante y de desprestigio del ANE' y el otro porque ha demostrado una "incapacidad notoria para llevar adelante una política económica que frenara el crecimiento de la inflación".

Frenar el desempleo no es una quimera

"El ANE ha sido el primer paso para romper políticas anteriores que han provocado una caída constante en el empleo", dice Agustín Moreno. "El ANE ha conseguido desacelerar el proceso de desempleo y si la tendencia sigue siendo la que se ha venido registrando hasta ahora, es muy posible que se consiga cumplir el compromiso del Gobierno".

Y José María Zufiaur asegura, por su parte, que "ahora parece demostrarse que no era una quimera pretender como objetivo frenar el desempleo. A pesar de la negligencia del Gobierno, y a pesar de los intentos de la CEOE, el objetivo final se va a cumplir". Para José María Cuevas esto no está tan claro y depende de la forma en que cada uno interprete el punto 1.1 del ANE, el que comprometía al Gobierno a mantener las tasas de población asalariada.

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