El Nuevo Mecanismo Económico búlgaro pretende incentivar a los trabajadores y potenciar a los sindicatos
Con la introducción del Nuevo Mecanismo Económico (NME), los trabajadores búlgaros tienen en teoría una oportunidad de aumentar su poder adquisitivo, ya que una parte del sueldo pasa a depender directamente de la productividad individual dentro de la empresa y de la traducción de esa productividad en beneficios concretos. También las prestaciones sociales, como residencias de verano por ejemplo, dependen ahora de la rentabilidad en el trabajo, según se anunció en abril en el último congreso de los sindicatos búlgaros, sobre el que gravitaba de forma velada el desarrollo polaco.
El congreso tenía por objeto revalorizar el papel de los sindicatos, adaptarlos a las condiciones del NME e inducirles a agotar sus posibilidades de acción dentro de un esquema -que no se pone en cuestión, sino que se defiende como el único modelo correcto- donde el partido comunista desempeña el papel dirigente de la sociedad y la economía.Con el estímulo de la participación personal en los beneficios y la vinculación directa del obrero al resultado de su trabajo, el nuevo mecanismo económico de Bulgaria quiere aumentar la responsabilidad e interés por el trabajo entre la población.
El Nuevo Mecanismo Economico (NME), cuyas consecuencias no pueden preverse todavía, contempla la descentralización de decisiones empresariales, la mayor autonomía de las empresas individuales y la progresiva desaparición del Estado como mediador entre ellas.
Reparto de beneficios
Tras cumplir los planes obligatorios y suministrar al Estado -al precio oficial- las cotas estipuladas por ellos, las empresas pueden ahora organizarse como mejor les plazca, buscar clientes para sus productos tanto en el interior del país como en el extranjero y tratar de obtener las condiciones más favorables. Si tienen éxito, los beneficios se reparten entre aquellos que los han hecho posibles.
La naturaleza del plan quinquenal obligatorio cambia también con el NME. Antes, el plan especificaba con gran detalle los contingentes que debían producirse y llegaba incluso a programar "el número de rábanos o los kilos de perejil", comenta un periodista búlgaro especializado en economía.
Ahora, el plan central se limita a dar directrices generales mínimas. En el campo agrícola, por ejemplo, fija la producción de cereales o forraje -de los que Bulgaria se autoabastece-, pero no de hortalizas u otros productos, cuyo suministro se trata de asegurar con la fórmula de contratos vinculantes entre empresas productoras y co mercializ adoras. Aunque ambas empresas son estatales, el Estado no interviene aquí como tal en la transacción. Los cereales, sin embargo, son controlados directamente por un monopolio de Estado, ya que esta producción se considera de carácter básico.
En las relaciones laborales, el NME no altera el esquema de democracia socialista basado en el centralismo democrático, pero da una mayor participación a los trabajadores en las decisiones empresariales mediante el aumento de su porcentaje en el consejo económico de la empresa.
Si una empresa no cumple los planes o es víctima de una mala gestión, sus directivos pueden ser sancionados proporcionalmente a su grado de responsabilidad. Los obreros, sin embargo, no tienen la posibilidad de elegir o destituir a los directores incompetentes, ya que éstos son designados ministerialmente en la industria, la construcción y el transporte, sectores en los que sólo el jefe de la brigada, unidad productiva mínima, es elegido directamente por los trabajadores.
En caso de conflicto entre director y consejo económico, el tema pasa a una instancia superior. Los sindicatos pueden, a su vez, pedir el cese de un director incompetente, pero el problema aquí es que los directores son también miembros de los sindicatos, exclama el periodista búlgaro.
El NME estimula la competitividad entre distintas empresas, pero, a diferencia de las medidas entradas en vigor en Hungría a principios de este año, no fomenta la iniciativa privada como complemento y competencia del sector estatal.
Agricultura privada
La iniciativa privada existe en Bulgaria en la agricultura -donde se permite la propiedad y explotación personal de una superficie de terreno limitada-, en la hostelería, la gastronomía y la artesanía. Aunque se puede administrar privadamente un restaurante con ayuda de familiares o socios, la contratación de personal y la explotación del trabajo ajeno están prohibidas.
Dentro de los países del Comecon, Bulgaria goza de una economía sólida y de una estructura agrícola-industrial equilibrada, donde uno de los problemas es la falta de mano de obra.
Con un comercio muy reducido con Occidente (estable en torno al 16% en la última década), Bulgaria ha conseguido reducir su deuda exterior en divisas a 2.200 millones de dólares Y concluyó 1981 con una balanza de pagos favorable.
Bulgaria, que exporta productos agrícolas y alimentos, recibe de la URSS materias primas y petróleo y ha desarrollado activamente en sus últimos tiempos su comercio con países de la OPEP y del Tercer Mundo (9% en 1980).
Sobre este telón de fondo, los expertos económicos occidentales, atentosa la evolución en el Este europeo, creen que la economía búlgara se puede desarrollar favorablemente en el próximo futuro si la URSS mantiene sus suministros de materias primas y energía.
De momento, Bulgaria es el único país europeo del Pacto de Varsovia donde el visitante extranjero con conocimientos de ruso puede emplear ese idioma sin ningún temor a que a la dependienta o alcamarero les ponga de repente cara de mal humor.
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