La visita del Papa a Portugal ha confirmado la orientación conservadora del episcopado luso
El Papa y eI clero portugués tienen excelentes razones para estar satisfechos de las condiciones en que se desarrolló el viaje de Juan Pablo II a Portugal, concluido ayer. Durante cuatro días, toda la vida del país estuvo paralizada y dominada por las ceremonias religiosas que acompañaron la presencia del Pontífice. La televisión no se quedó atrás con respecto a la emisora del episcopado luso, transmitiendo sin interrupción y en directo reportajes pormenorizados de la visita del Papa. La Prensa ha reproducido hasta la saciedad los discursos y las declaraciones de Juan Pablo II.Unos discursos que, si bien no representaban nada nuevo con relación a la línea de pensamiento ya definida por el actual jefe de la Iglesia católica, han sido interpretados como una confirmación de las orientaciones de un Episcopado luso tradicionalmente conservador.
Capacidad de movilización
La consagración oficial, ahora reforzada, de las "revelaciones del mensaje de Fátima" y del combate contra el materialismo y el ateísmo; la reivindicación del derecho de la Iglesia a intervenir en todos los aspectos de la vida de la sociedad humana, tanto político como social y cultural; la condena del principio de la. separación de las actividades civiles de la religión, no podían dejar de llenar de satisfacción a los medios más tradicionalistas.Si la asistencia a los distintos actos religiosos se ha quedado bastante por debajo de las expectativas, ha sido, sin embargo, plenamente confirmado el argumento, muchas veces esgrimido por la jerarquía católica desde 1974: ninguna otra fuerza política es capaz de movilizar, en Portugal, semejantes muchedumbres, sin otro motivo que el de homenajear al jefe de la Iglesia. De ahí la irritación provocada por el incidente del intento de agresión al Papa. Fue evidente, desde el primer momento, la voluntad de restarle importancia, sobre todo cuando quedó perfectamente establecido que se trataba de un sacerdote ligado a los medios tradicionalistas.
Pero el éxito puede, por sus excesos, producir efectos más negativos que positivos. Algunos medios católicos portugueses no esconden su preocupación por las consecuencias, a medio plazo, de una intervención más espectacular que profunda, poniendo en duda el tan celebrado poder de comunicación de Juan Pablo II, y su comprensión de los problemas de un país de las características de Portugal.
Investigación en Polonia
El Ministerio polaco del Interior ha iniciado una investigación sobre las actividades desarrolladas el año pasado en Polonia por el agresor frustrado del Papa Juan Pablo II en Fátima, Juan.Fernández Krohn. Las autoridades polacas reconocieron no tener constancia de que el sacerdote español hubiese mantenido contactos con miembros del sindicato independiente Solidaridad o con su presidente, Lech Walesa en Gdansk.
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