Prisión incondicional para el sacerdote que atentó contra el Papa
Juan Fernández Krohn, el sacerdote integrista español que el miércoles intentó agredir al Papa en Fátima con una bayoneta de la primera guerra mundial comprada en un anticuario de París, fue acusado ayer formalmente de intento de homicidio por un juez de instrucción de Lisboa, que decretó su prisión incondicional.Fernández Krohn, que abandonó hace dos años la hermandad sacerdotal San Pío X, del arzobispo Lefebvre, para ingresar en la secta ultraconservadora Sede Vacantis, que no reconoce la autoridad de ningún Papa posterior a Pío XII, admitió ante el juez que había estado preparando el atentado desde hace seis meses. En caso de ser declarado culpable, puede ser condenado a una pena que oscile -entre los quince y veinte años de prisión, según informa Nicole Guardiola desde Lisboa. Acompañado de su abogado y de un funcionario del consulado español, que le sirvió de intérprete, el sacerdote integrista dijo que llegó a tocar una pierna del Papa y que fueron los policías de escolta del Pontífice los que consiguieron impedir el atentado. La policía, en una nota hecha pública ayer, precisó que Fernández Krohn intentó en repetidas ocasiones aproximarse al Pontífice, sin que los miembros del servicio de seguridad se lo permitieran, y acabó por sacar la bayoneta de la cartera de mano donde la ocultaba, momento en que fue reducido. El sacerdote español, nacido en Madrid hace 32. años, había llegado a Fátima el mismo miércoles.
Pasa a la página 5
"Pronto daré un gran golpe", advirtió el frustrado agresor del Papa
Viene de la primera página"Pronto daré un gran golpe". Con estas palabras misteriosas se despedía, hace quince días, Fernández Krohn de unos amigos, tras pasar la velada en su casa, informaba ayer el diario parisino Quotidien de Paris, que en un largo artículo recordaba el incidente que el pasado mes de enero enfrentó al sacerdote español con el nuevo arzobispo de París, monseñor Lustiger. En aquella ocasión, Fernández Króhn interrumpió una ceremonia religiosa por Polonia, que se celebraba en la basílica de Montmartre, y apoderándose del micrófono llamó al nuevo arzobispo "impostor" y "falso converso", que quería entregar la Iglesia Católica "al espíritu eterno de la sinagoga".
El anticomunismo militante parece ser otro de los rasgos más carcaterísticos de Fernández Krohn, que le llevó a sospechar, tras asistir a un congreso regional del sindicato polaco Solidaridad en Gdansk, que éste estaba dirigido por trotskistas, que con la bendición de la jerarquía católica polaca iba a conducir al socialismo al católico pueblo polaco.
Gerard Leclerc, autor del artículo del Quotidien de Paris, afirma que Fernández Krohn conoció, en el congreso de Gdarisk, al dirigente sindicalista polaco Lech Walesa.
Tocado con un sombrero negro de fieltro de ala ancha, su sotana y su cartera de mano, su silueta no pasaba inadvertida ni en Rouen, una ciudad a 100 kilómetros de París donde celebraba misa todos los domingos en un garaje transformado en capilla, ni en Mantes-la-Jolie, el barrio parisino donde residía.
El incidente, que ha provocado consternación entre la jerarquía y los católicos portugueses, que temen que el intento de agresión eclipse la visita papal, ha provocado todo tipo de rumores, alimentados por informaciones como la que publicó ayer el diario de Oporto Jornal de Noticias. Este diario publicaba unas declaraciones del juez Diogo Fernandes, director de la policía judicial de Oporto, que afirmaba que las autoridades habían sido advertidas, hace varias semanas, de la celebración en Vigo de reuniones de elementos de la extrema derecha española y portuguesa con movimientos integristas franceses, en las que se habría planificado un atentado contra el Papa con motivo de su viaje.
Por otra parte, el incidente ha contribuido para reforzar en el clero la imagen de Papa mártir. El obispo de Evora le recibió ayer en Vila Viçosa llamándole "mártir, profeta y maestro".
Sin embargo, el Pontífice, a pesar de los esfuerzos de su séquito, está demostrando el más solemne desprecio por las medidas de seguridad. En varias ocasiones cruzó la línea de guardaespaldas para mezclarse con el público.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.