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Nostalgia electoralista contra dinero

El problema que ha tenido siempre el Barcelona ha sido su complejo, Real Madrid. Al preocuparse mucho por su rival y bastante menos por sus mejoras personales, le han pesado aún más, como auténticas losas, sus seis Copas de Europa, su organización, su prestigio... De ahí a las envidias, a los enfrentamientos y a las polémicas sólo ha habido leves pasos en cada ocasión. En los últimos tiempos, sin embargo, han soplado ya demasiado vientos nuevos y contrarios.Esta temporada, como el propio vicepresidente azulgrana, Nicolás Casaus, reconocía en Leipzig, cuando el equipo azulgrana aún arrasaba a nivel nacional y europeo, pese a la baja de Schuster, el Barcelona había cambiado. Tras sacudirse el complejo, con un trabajo serio, apoyado en el acierto de contratar a Udo Lattek, al fin estaba en camino de lograr los ansiados títulos acorde con los habituales y enormes dispendios efectuados en fichajes. Luego, el miedo de Casaus, la única cabeza directiva fría y responsable, que aún no se creía el éxito después de tantos desengaños, se confirmó. La responsabilidad tuvo la culpa esta vez.El título de la Recopa acaba de salvar otra temporada más, que parecía desdichada, pero que ya no lo había sido tanto, porque el gran consuelo culé volvió a ser madridista, sus horas bajas. El club blanco, en excesiva transición y sin salir del trance peligroso de perder su hegemonía real y moral, terminó por detrás en la Liga. El último triunfo en el Bernabéu sobre el Barga fue una revancha del tipo conformista, tantas veces utilizada por su rival para justificar la pérdida de un título tras otro. La Copa posterior incluso supo a poco para lo que siempre se espera de él.

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Di Stéfano viene al Real Madrid sin condiciones

El Real Madrid ya no es el mismo de antes y eso lo dicen hasta losjugadores, sus principales protagonistas. Por eso, porque su primacía se ha resquebrajado y el fantasma electoral necesita votos y apoyos, Luis de Carlos, adelantándose de forma un tanto ventajista -la del podera Ramón Mendoza y al doctor Diéguez, no podía jugar mejor baza que la de la nostalgia con el nombre indicutiblemente más legendario. La del dinero, con los mejores extranjeros y nacionales -teóricamente, como siempresólo puede jugarla ya su millonario rival.

Di Stéfano, de todas formas, que deseaba el cargo más que nadie desde hace mucho tiempo el no poder disponer de los internacionales del River e incluso la economía no sirven como coartadas-, no representa sólo la nostalgia. Ha acreditado sobradamente con títulos su calidad como entrenador. Parece haber controlado su carácter ftierte y dificil, aunque deberá demostrarlo con jugadores como Juanito a sus órdenes, por ejemplo. En cualquier caso, quien tuvo todo debe retener lo suficiente para transmitirlo en su casa.

Resulta curioso lo mutable de esta vida cuando las necesidades mandan y apremian. Alfredo fue de los prófugos en la época más gloriosa, cuando al que se iba de mala manera de la casa blanca se le cerraban las puertas.

Quiso seguir jugando en contra de la opinión del club, que le ofrecía cualquier otro puesto, y se fue a su ocaso españolista.

Ahora vuelve a los orígenes del conflicto como la gran esperanza. Está claro que Santiago Bernabéu ya no levantará la cabeza.

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