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EL ministro del Interior presidió el funeral por el guardia civil asesinado en Ondárroa

Presidido por el ministro del Interior, Juan José Rosón, se celebró ayer en el jardín del Gobierno Civil de Vizcaya el funeral en memoria de Antonio Pablo Fernández Rico, guardia civil asesinado la víspera en Ondárroa.

A la ceremonia fúnebre asistieron también, -además de los familiares de la víctima -entre los que se encontraba su viuda, embarazada de su tercer hijo- el director general de la Guardia Civil y el general jefe de la quinta zona del cuerpo, el delegado del Gobierno en el País Vasco, el consejero vasco de Interior y diversas autoridades provinciales y locales, así como representaciones de los partidos PNV, PSOE, UCD y AP.La ceremonia, dentro del clima de dolor propio del momento, transcurrió sin incidentes. Los propios mandos de la Guardia Civil y compañeros de la víctima acallaron algunos gritos aislados contra el PNV, mezclados con imprecaciones contra ETA, surgidos de un grupo de personas que aguardaba en la calle.

En su homilía, el capellán de este cuerpo se refirió a la "crisis moral que expresa este nuevo crimen". Refiriéndose al papel de la Guardia Civil en la sociedad española dijo que sus componentes "jamás podrán ser temidos más que por los terroristas, delincuentes y malhechores". Con respecto al terrorismo pidió inspiración a los gobernantes para que "den con el medicamento oportuno", y añadió que "en ocasiones los medicamentos no son suficientes y hace falta la operación quirúrgica".

Por otra parte, de los nuevos detalles sobre el atentado de Ondárroa conocidos ayer se deduce que el agresor efectuó tres disparos. Un proyectil penetró por la espalda y salió por el pecho. Otro entró por debajo de la axila derecha y salió por el costado izquierdo y el tercero le alcanzó en un dedo de la mano derecha. El guardia civil, Antonio Pablo Fernández Rico, que no, llevaba puesto el chaleco antibalas, estaba acompañado por otro miembro del cuerpo, que no pudo repeler la agresión para evitar alcanzar a las personas que circulaban por el lugar.

El fallecido, cuyo cadáver recibió sepultura ayer en la localidad natal de su viuda, Villar del Rey (Badajoz), deja dos hijos de tres y un año de edad, respectivamente. El cuerpo del guardia asesinado llegó a Badajoz- por. vía aérea, a mediodía de ayer, y fue trasladado por carretera a Villar, en cuya iglesia fue oficiado un nuevo funeral. A esta ceremonia asistieron las primeras autoridades civiles y militares de la provincia.

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