El niño hallado muerto en Valencia fue asesinado, al parecer por su padre
El presunto asesino del niño Angel Salazar Fernández, de doce años que fue hallado muerto hace una semana en un campo de Picaña (Valencia), puede ser su padre, Francisco Fernández Torres, según ha declarado la madre del pequeño. El cuerpo fue encontrado en lamentable estado, con hematomas, indicios de intento de violación y heridas de arma blanca. El presunto asesino permanece detenido en las dependencias de la Guardia Civil y será puesto a disposición judicial en escasas horas pues para concluir la investigación sólo queda confirmar los análisis de laboratorio de unas pruebas de gotas de sangre en prendas de vestir.Fuentes de la brigada de información de la comandancia de la Guardia Civil manifestaron que las declaraciones de la madre no hacen más que confirmar las sospechas que les habían llevado a la detención de Emilio Cuevas Expósito, de 49 años, oriundo de Córdoba y afincado en Chirivella (Valencia), con quien vivía el niño desde que sus padres dejaron de habitar juntos.
La madre del pequeño Angel dejó de cohabitar con Emilio Cuevas por malos tratos. El niño no lleva los apellidos de su padre real porque la madre no se ha separado legalmente de su esposo. Según la madre, el carácter inestable y violento del presunto autor de asesinato y su afición al alcohol hicieron de la vida cotidiana del pequeño una tortura permanente. La última vez que vio a Angel, antes de reconocer su cadáver en el Instituto Anatómico Forense, fue hace tres meses.
El pequeño Angel nació en febrero de 1970, en la cárcel de mujeres de Yeserías (Madrid), ya que su madre había sido detenida por abandono del hogar a raíz de una denuncia formulada por su esposo, Antonio Salazar. Una vez fuera de la cárcel, la madre inició la convivencia bajo el mismo techo con el presunto asesino, hasta que decidió trasladarse a una localidad próxima, Alacuas, donde actualmente reside, para evitar la tensa convivencia con su compañero.
Se da la circunstancia de que, a iniciarse la investigación por la Guardia Civil y la Brigada de Investigación Criminal, cuatro personas se presentaron voluntariamente autodeclarándose autores del crimen. Los interrogatorios hicieron desechar estas opciones, a comprobar que se trataba de perturbados mentales que habían buscado la ocasión de ser protagonistas de una noticia.
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