El Bach formafista y tradicional del Coro Motete de Munich

Después de la apoteosis mozartiana protagonizada por la Academia de St. Martin in the Fields se ha producido la bachiana gracias a la visita (dentro del Festival Ibermúsica 82) del Muenchner Motettenchor y la Residenzorchester para interpretar la Misa en si menor, el gran monumento, junto con La Pasión según san Mateos, de la obra oratorial de Juan Sebastián.Dirigió el maestro Hans Rudolf Zoebeley (Mannheim, 1931), director en Munich de la iglesia de San Mateo y del Coro Motete, que vive estas páginas religiosas con la naturalidad de quien las frecuenta a diario. La formación coral (unas sesenta voces) está preparada con gran perfección y disciplina: la afinación, a lo largo de una obra de larga duración y fundamentada en los coros como es la Misa en si menor, se mantuvo con firmeza, y la flexibilidad para seguir las índicaciones y el criterio del maestro fueron evidentes. Sin poseer una gran calidad de voces, el trabajo de impostación coral hace del grupo muniqués un instrumento expresivo, seguro y brillante.

Los músicos de la Residenzorchester (nombre que toma el Bach Collegiurn Musicum cuando actúa en unión del Motettenchor) lucieron, tanto en conjunto como individualmente, una alta categoría. Cuatro solistas muy lejos del estrellato, pero bien conocedores de la música que hacen, contribuyeron a la excelente línea general. Destacó entre ellos la contralto Alison Browner, de muy bello timbre. Friedegard Herwig, soprano; Georges Backes, tenor, y Renato Girolami, bajo, completaron el cuarteto.

Como siempre, frente a Bach se plantea el problema de los conceptos interpretativos. Los de Zoebeley me parecieron ligados a las tradiciones germanas más formalistas, en las que lo arquitectónico parece dominar sobre los demás valores, aun cuando la Misa, de tan acusada carga lírica, obligara en algunos momentos a un expresivismo trabajado principalmente desde lo dinámico. En cualquier caso, la versión fue clara, como sencilla es la intención de Bach en su misma estructura interna, "en la que la caracterización intensiva de los momentos religiosos capitales está vinculada a la suprema elaboración de la polifonía, gracias a la cual queda elevada la expresión a una regularidad amplia y objetiva" (Wilhelm Dilthey).

El público aclamó a los músicos y cantores de Munich, pero sobre todo -no cabe engañarse- se entusiasmó con la música de Bach.