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Filósofos y científicos discrepan sobre la verdad en la ciencia

Los pensadores Mario Bunge y Gustavo Bueno polemizan en Oviedo

El papel de la verdad en la ciencia, sobre el que han discrepado filósofos y científicos, y la polémica entre Mario Bunge, profesor de Filosofía de la Universidad McGill, de Montreal (Canadá), y Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía de la Universidad de Oviedo, han sido las notas más destacadas de los últimos días en el Primer Congreso de Teoría y Metodología de las Ciencias, que se celebra en Oviedo organizado por la Sociedad Asturiana de Filosofía, en colaboración con la Fundación del Principado de Asturias, la Universidad de Oviedo y la Caja Rural.

Manuel García Velarde, catedrático de Mecánica Estadística de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, llegó a decir que la verdad no tiene más sentido en la ciencia que la que le dan los científicos. En consecuencia, la verdad es en su opinión lo que los científicos consideran como tal. Los filósofos Mario Bunge y Gustavo Bueno coincidieron en rebatir el criterio de utilidad de la verdad defendido por el científico García Velarde, afirmando que lo útil será útil científicamente si se relaciona con la verdad.La tesis de García Velarde fue calificada de popperiana por Bueno, que argumentó que la verdad científica se mantiene siempre, de algún modo, ccimo verdad. En este sentido, si la íerdad de Borh ha sido desbordada, no comprende por qué se mantiene. Por otro lado, el debate entre Mario Bunge, uno de los máximos representantes del enfoque semántico, y Gustavo Bueno, teórico del cierre categorial -dos de las teorías de las ciencias actualmente en boga-, se saldó sin acuerdo entre ambos.

Realista crítico

Bueno encuadró a Bunge entre los adecuacionistas (doctrina tradicional que define la verdad como adecuación del intelecto a la cosa: cree que hay isomorfismo entre teoría y realidad). Bunge, que desconocía los estudios de Bueno, renunció a realizar una crítica global de la teoría de éste, puesto que, dijo, sus ideas implican todo un sistema filosófico.El filósofo argentino se mostró en desacuerdo con la ubicación dada por Gustavo Bueno a su teoría (semántica) y afirmó que él no es un realista ingenuo, sino crítico, en todo caso. En su réplica, Bueno se refirió a las cuatro teorías de las ciencias: la descripcionista (la ciencia consiste en retratar la realidad), la formalista (las teorías se desarrollan autónomamente sin contacto con la experiencia), la adecuacionista (existe un isomorfismo entre teoría y realidad) y el cierre categorial (establece una relación diametral) entre hechos y teoría, de tal modo que la teoría resulta internamente por segregación de los propios hechos científicos cuando se enfrentan entre sí).

A su juicio, la tendencia epistemológica del profesor Bunge es adecuacionista porque en ella hay referencias que corresponden a cosas materiales y hay un conjunto de predicados que se describen de modo empírico. "A mi juicio", agregó, "este esquema de análisis adolece de cierto escolasticismo". La teoría del cierre categorial ha sido desarrollada por Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía de la Universidad de Oviedo, en cuatro voluminosos tomos inéditos que se encuentran en la Fundación March.

Esta teoría, concebida inicialmente como una alternativa al concepto bachelardiano de corte epistemológico, ha crecido hasta convertirse en una alternativa global a todas las escuelas metacientíficas, en particular a las pospopperianas (Kuhn, Feyerabend, Lakatos ... ). Al enfrentarse con el problema de la conexión entre el plano de los hechos (la presencia positiva del material de las ciencias) y el de las teorías (la realidad de su construcción), resuelve dialécticamente que esta conexión no es algo previo o posterior a las ciencias, sino de un resultado general obtenido a través del análisis de varias ciencias particulares dadas fácticamente (gnoseología especial).

El cierre categorial enfatiza el aspecto operatorio de las ciencias porque la unidad de la ciencia es la unidad que va estableciéndose en el mismo proceso operatorio, porque los múltiples objetos materiales del campo que cada ciencia acota no están dados de antemano, sino que están producidos por la actividad humana. Al definir la ciencia como una institución social, el materialismo constructivista de Bueno rompe con la autolimitación característica de las concepciones idealistas y formalistas centradas en los contextos de justificación, pero al reforzar su coherencia lógica, el cierre categorial muestra una potencia metodológica capaz de conjugar los aspectos históricos de las ciencias con los lógicos.

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