_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La unificación del Estado nacional rumano

Formado a lo largo de un proceso histórico complejo de convivencia de los dacios y los rumanos, de combinación de la civilización autóctona dacia con la civilización romana, de la lengua dacia con la lengua latina, el pueblo rumano, uno de los más antiguos pueblos del sureste de Europa, tal como lo demuestra la historia, ha ido acumulando a lo largo de los siglos una rica experiencia de vida nacional unitaria y de lucha por mantener su ser, asegurando el progreso social ascendente sobre el territorio de Rumanía, aportando su contribución a la civilización humana en el sureste europeo.

Aunque dividido por fronteras artificiales, debido a las vicisitudes generadas por la política de dominación de las grandes potencias vecinas de la época, los imperios de Habsburgo, otomano y zarista, los ideales de unidad e independencia constituyeron una constante en los rumanos.En las condiciones del desarrollo del capitalismo, de la nación y conciencia nacional, en la conciencia de los rumanos se ha ido cimentando la idea de la necesidad de la formación de un Estado rumano, unitario e independiente.

La manifestación plenaria de la nación rumana, la reivindicación de la Unión, constituyeron una preocupación mayor de los revolucionarios de 1848 de todas las tres provincias rumanas: Valaquia, Moldavia y Transilvania. La idea de la unidad nacional se convirtió en la piedra angular y "la cumbre de todas las reformas", tal como apreciaba, en 1848, el gran estadista Mihail Kogalniceanu.

En las circunstancias internacionales existentes en los años 1848-1849, tomando en cuenta sobre todo la presencia de los imperios absolutistas vecinos, los rumanos no pudieron desarrollar, en la medida que ellos deseaban, el programa nacional y tampoco realizarlo, pero éste quedó en su conciencia como un ideal por cumplir.

Entendiendo la importancia primordial de la unidad estatal, el gran revolucionario e historiador rumano Nicolae Balcescu pidió, en los años subsiguientes a la derrota de la revolución, que la consigna de la misma -justicia y hermandad- fuera completada con la palabra unidad. Era precisamente el período en que la Unión de los Principados se impuso como el primero y el más importante punto del programa de liberación. El movimiento en favor de la Unión se convirtió, año tras año, en una fuerza sociopolítica cada vez más animada por los líderes patriotas. También en estos años, en el período de la guerra de Crimea, el problema de la reorganización de los Principados, e implícitamente el problema de la Unión, se impuso a la atención general de las cancillerías y de las diplomacias del mundo.

Evidentemente, el imperio otomano y el de Habsburgo, al sentirse amenazados, fueron los primeros que se pronunciaron en contra de la Unión de los Principados, viendo en ello una primera etapa en el proceso de culminación de la unidad de los rumanos y un preludio de la conquista de la independencia.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Al mismo tiempo, las autoridades del imperio habsbúrgico intensificaron sus represalias en contra de los rumanos de Transilvania, antiguo territorio rumano ocupado por los habsburgueses en aquel período para hacer frenar su voluntad y organización con vistas a unir los tres Principados hermanos, impidiendo en aquella fecha la unión de Transilvania con los dos principados rumanos: Valaquia y Moldavia.

Objeto del debate diplomático, los principados rumanos se cortaban por sí solos el camino hacia el cumplimiento de sus anhelos. Tanto el Tratado de París de 1856, como también el convenio de agosto de 1858, no pudieron dar una solución al problema de la Unión; ellas han facilitado, no obstante, su solución por los rumanos.

Entre tanto, el pueblo rumano, a través de sus acciones en favor de la Unión, demostró al mundo entero su decisión inquebrantable, pese a todas las dificultades, de realizar la Unión de los Principados. Los trabajos de las asambleas ad-hoc del otoño de 1857 y, sobre todo, su voto a favor de la Unión y de la constitución en formas modernas del Estado nacional representarán una demostración de patriotismo y madurez políticos.

El convenio de agosto de 1858 al dar satisfacción formal a los rumanos mediante la denominación de Principados Unidos que se les dio a Moldavia y Valaquia, ha con seguido mantener una separación político-administrativa en directa contradicción con el título común que se les había otorgado.

Dos príncipes, dos asambleas legislativas, dos Gobiernos y dos capitales, dos ejércitos y dos Administraciones seguían estando al frente de los dos Estados. La realización de la Unión se había visto aplazada.

Pero la réplica de los rumanos no ha tardado y la solución que ellos encontraron fue realista y valiente. Las asambleas colectivas de Ias y Bucarest eligieron, el 5 y el 24 de enero, respectivamente, al mismo príncipe en la persona del coronel Alexandro Ion Cuza, líder del movimiento unionista y anteriormente líder de la revolución de 1848. De esta manera la Unión estaba realizada.

Dos años más tarde los Principados Rumanos Unidos obtuvieron el consentimiento de las potencias garantes para unir sus estructuras políticas. Se ha formado in Estado unitario con un solo gobierno, una sola asamblea electiva y Administración que pusieron las bases de un amplio programa de reformas sociales y la modernización del Estado rumano.

Al inscribirse como un momento dé referencia en la historia de Rumanía el acto histórico de la Unión de los Principados Rumanos del 24 de enero de 1859, se convirtió en una fiesta memorable le la nación rumana.

La Unión de los Principados ha constituido una etapa preliminar, pero decisiva, en la vía de unas importantes transformaciones sociales y nacionales, animando al pueblo rumano en su lucha por conquistar la independencia estatal en 877, y llevó más tarde a la realización del Estado nacional unitario rumano, por la unión de Transilvania con Rumania el 1 de diciembre de 1918.

En la perspectiva de 123 años desde este acontecimiento histórico, el camino recorrido por Rumanía pone de manifiesto los esfuerzos y los éxitos de una nación, la cual, al respetar a todos los pueblos, exige ella misma legítimamente sea respetada, la Unión de los Principados se pone de relieve como uno de los momentos decisivos del proceso del devenir de la Rumanía moderna y contemporáea, como el acto de nacimiento el Estado nacional rumano, ello constituyendo también hoy día, tal como lo consideraron en aquel entonces los contemporáneos, "el día e oro del siglo", el punto de partía para el cumplimiento de los; destinos legítimos de la nación rumana.

es segundo secretario de Embajada de la República Socialista de Rumanía en España.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_