Influyentes ex funcionarios norteamericanos piden un cambio en la estrategia nuclear de la OTAN
Treinta años de estrategia militar norteamericana en Europa, basada en la réplica nuclear frente a un ataque de fuerzas convencionales soviéticas, son objeto de serias críticas por parte de cuatro importantes ex responsables de la Administración norteamericana.
En un artículo publicado en la revista Foreign Affairs, y presentado en conferencia de Prensa, Robert Mac Namara, ex secretario de Defensa bajo las Administraciones Kennedy y Johnson, afirma que Estados Unidos debe renunciar a "usar primero" las armas nucleares en el escenario de Europa occidental, en caso de ataque soviético con armas convencionales, "porque la continuidad de tal política incrementa el riesgo de una guerra nuclear".Junto con Mac Namara, que fue también presidente del Banco Mundial, suscriben el artículo Gerard Smith, jefe de las negociaciones para el control de armas estratégicas (SALT) durante la Administración del presidente Nixon; McGeorge Bundy, responsable del Consejo Nacional de Seguridad durante la presidencia Kennedy y ex presidente de la Fundación Ford, y George Kennan, ex embajador de Estados Unidos en la Unión Soviética.
Dada la personalidad de los autores, todos ellos expertos en relaciones internacionales y bregados en temas de defensa, su opinión supone una ruda crítica para la Administración del presidente Ronald Reagan, lanzada a la expansión del potencial nuclear norteamericano. En la Casa Blanca se considera que éste es potencialmente inferior al soviético.
Tanto Mac Namara como Bundy, en particular, figuran entre los pioneros de la tesis de una respuesta graduada nuclear contra las fuerzas convencionales soviéticas que eventualmente invadieran los países de Europa occidental. "Es demasiado arriesgado sostener la teoría de que una respuesta graduada no conduciría a una escalada de la guerra atómica", dicen los autores del polémico artículo.
"Hay que estructurar una nueva doctrina de defensa de la OTAN, en la que las armas nucleares no sean usadas si el agresor no las utiliza primero", escriben los autores en Foreign Affairs. "No creemos", añaden, "que sea imposible de contener un ataque convencional soviético con el mismo tipo de fuerzas".
La postura de los ex altos funcionarios norteamericanos aporta nuevos argumentos a los partidarios de una congelación inmediata de armas nucleares entre Estados Unidos y Europa, patrocinada por veinte senadores y unos 150 miembros de la Cámara de Representantes. Ronald Reagan ha dado varias respuestas indirectas en los últimos días, al mostrar su acuerdo de principio para negociar con los soviéticos una reducción y control de armas nucleares, pero una vez llevado a término el actual programa de modernización de la fuerza atómica estadounidense.
Reagan invitó también a Breznev a que hable ante la ONU en junio próximo sobre el problema de armarnento, y confirmó la posibilidad de una cumbre norteamericano- soviética.
Pero las ideas expuestas por Mac Namara, Bundy, Smith y Kennan fueron rechazadas de plano por el secretario de Estado, Alexander Haig. Veinticuatro horas antes de la conferencia de Prensa de los partidarios de cambiar ni más ni menos que la doctrina defensiva de la OTAN, Haig pronunció un discurso en el Centro para Estudios Estratégicos de la Universidad de Georgetown, en que afirmó que "rechazar la idea de usar primero la fuerza nuclear" sería el equivalente a "invitar a los soviéticos para que invadieran Europa".
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