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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Nuestras Malvinas

El vicio recurso de la derecha inoperante o inelegante (ilegal) es el recurso al patriotismo e incluso el imperialismo, ya se sabe: Mussolini envía sus centuriones contra el Negus ("el emperador de las cabras", le llamaba Alvaro Delgado, que le hizo un prodigioso retrato), para ocultar que esos centuriones llevaban botas con suela de cartón (como ha contado luego algún socialrealista italiano). Aquí, nada más terminar la guerra, como la Victoria no tenía contenido ni programa, el Estado hizo sus pintadas en las traseras y las conciencias: "Gibraltar español". Ah, cuando el Estado sale de madrugada a hacer pintadas. Gibraltar español. Una causa muy justa. O sea, nuestras Malvinas. Pero, sobre todo, una causa oportuna, en los 40/40, para llenarnos de contenido patriótico y darle argumento épico a la Victoria. Estábamos vendidos éticamente a Hitler y estéticamente a los fascistas italianos, estábamos colonizados, pero la patria a reivindicar era Gibraltar. Todavía, en los primeros sesenta (que ya contaré en mis memorias literarias Los tranvías), un épico del Régimen, que aquello sí que era un Régimen, nos acollonaba a Jesús Torbado y a mí, ¿te acuerdas, Jesús?:-Si fueseis verdaderos españoles y tuvierais huevos, estariais escribiendo sobre Gibraltar.

Para entonces, Alfonso Sastre, que tenía, se conoce, más testicu¡ario, escribía sobre Torrejón, Rota, las bases americanas, unas Malvinas aceptadas e interiores que no parecían inquietar a nadie. En lo más escarpado de los cuarenta, nuestras Malvinas estaban en Rusia, y don Ramón Serrano Súñer salió a decirlo en romano a su balcón de Serrano Súñer, ante el pueblo de Madrid:

-Delenda est Rusia.

Estilísticamente, no era más que un plagio de Ortega. Militarmente era una locura. Carlos María Ydígoras, el último escritor de acción que tiene España, se fue a la División Azul, o sea, a Rusia, que era el Gibraltar y las Malvinas, la causa patriótica que teníamos entonces por dirimir los españoles, cuando ya habíamos dirimido un millón de muertos. Ydígoras, que a lo mejor no sabía mucho latín, quería saber qué era esa cosa delenda que había en Rusia, y desde que volvió no ha dejado de escribir libros contra los Estados Unidos, el último, América contra América, bien reciente (Argos/Vergara). Las centrales nucleares, las bases yanquis, los cementerios atómicos son las Malvinas calladas e interiores de nuestra izquierda/oposición, pero aquí la izquierda no reivindica nada, porque a la izquierda en seguida se le da una torta. Lo único la campaña de Carrillo contra Robles Piquer, muy bien llevada, porque Prado del Rey son las Malvinas que están aquí mismo, las Malvinas que el pueblo español puede reivindicar/reconquistar en taxi, acaudillado por Senillosa. Julio Valdeón escribe una Aproximación histórica a Castilla y León en la colección Ambito. Castilla, mi Castilla, y el Dios castellano-leonés de rrá madre son las Malvinas mesetarias que hay que reivindicar desde la izquierda. La derecha sigue reivindicando Gibraltar, con toda la razón, pero si Franco no les comió el coco a los ingleses, siendo Franco, menos se lo van a comer estos retrofranquistas de corsetería. Cuando el golpismo quiere sustituir una ética por una épica, aquí, como en Argentina, siempre le salen unas Malvinas.

Tejero decidió un día 23 que las Malvinas a reivindicar (un islote con leones) eran las Cortes, invadidas por el parlamentarismo, que siempre es un poco anglosajón. Hoy, las Malvinas galácticas, a nivel Reagan, están en el Atlántico norte, y de ahí la OTAN. Cuando partan las Cruzadas nucleares, tejerismo incluido, hacia esas Malvinas hiperbóreas, a lo mejor nos dejan tranquilos aquí en Madrid.

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