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Desconcierto en Italia tras los recientes asesinatos de Nápoles

Juan Arias

La ejecución, al modo mafioso, del célebre nazi, catedrático de Psiquiatría, Aldo Semerari, y el ulterior suicidio de su asistente en la Universidad, María Florella Carrara, implicados en el caso Cirillo- Unitá- servicios secretos-Camorra, ha puesto en vilo no sólo al mundo político, sino a toda la opinión pública. Nápoles está asustada y se siente como impotente ante este baile de muertos y de intrigas político-mafiosas. En lo que va de año, en la capital del sur italiano se han registrado ya 84 muertos, víctimas de la mala vida organizada.Toda la Prensa, sin distinción, dedicó ayer la primera página y los editoriales a este nuevo escándalo y a esta novela negra que se abre, precisamente, en el momento en que la lucha contra la gran llaga del terrorismo parecía medio curada.

La pregunta que se hacen todos los observadores es la misma: ¿Quién está ahora detrás de este nuevo misterio? ¿Es una lucha intestina entre grupos rivales de los servicios secretos? ¿Siguen actuando en la sombra aquellos dirigentes del contraespionaje nacional que fueron destituidos por haber estado implicados en el escándalo de la logia P- 2? ¿Se trata sólo de una rivalidad entre la gran familia de la Camorra, organización mafiosa napolitana, dirigida por Raffaele Cutolo, y sus adversarios, o hay algo más detrás?

Hay más preguntas aún. ¿Quién deseó implicar a los comunistas en el asunto Cirillo en el momento en que el PCI había obtenido mayor credibilidad en el país con su ruptura con Moscú? ¿.Qué secretos tenía en sus manos el psiquiatra Semerari y su asistente, para hallar unas muertes tan brutales?

Y por si faltaba poco, en la noche del jueves, mientras estaba en la calle toda la polvareda de la muerte de Aldo Semerari, se escaparon del manicomio judicial de Nápoles nueve importantes detenidos, entre ellos el brazo derecho de Cutolo, Giusseppe Serra, que en la cárcel se: había convertido en brigadista rojo. Algunos de estos delincuentes comunes habían sido transferidos al manicomio judicial gracias a las pericias psiquiátricas del catedrático Semerari, que trabajaba de acuerdo con Cutolo.

Los nueve detenidos saltaron un muro de treinta metros con un complicado sistema de cuerdas y, evidentemente, con la colaboración externa de la Camorra. Se piensa que ha sido la primera respuesta de Raffaelle Cutolo a la ejecución de su amigo y colaborador Aldo Semerari. Hoy, el presidente del Gobierno responderá de nuevo al Parlamento sobre las implicaciones de los servicios secretos en este sucio asunto.

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