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Una fuerte nevada cayó ayer sobre Madrid capital y la mayor parte de la zona centro

Una fuerte nevada cayó ayer sobre Madrid y sobre otros puntos de la zona centro. El fenómeno meteorológico comenzó a las seis de la mañana en la capital, cesó unas horas después y volvió a reanudarse intermitentemente a partir del mediodía. A pesar de su intensidad aparen te, no se hizo necesario el despliegue de la operación municipal antinevadas, ni el tráfico de la capital sufrió alteraciones superiores a las de cualquier día de lluvia. Los meteorólogos prevén tiempo nuboso, con chubascos para las próximas horas, pero no esperaban que la nevada se reanudase, al menos en proporciones importantes.

Los expertos de la sala de análisis del Instituto Nacional de Meteorología atribuían la nevada "a una borrasca centrada en Lisboa a primeras horas de la mañana". Esta borrasca ocasionó fuertes lluvias y nevadas, principalmente en la mitad sur de la península, y lluvias débiles en otros puntos. La temperatura atmosférica se mantenía "entre los límites de la lluvia y la nieve", razón por la cual, el agua, el aguanieve y la nieve propiamente dicha, se sucedían durante la mañana en la zona centro.En Madrid, la nieve comenzó a caer a las seis de la madrugada. Inicialmente no se esperaba que cuajase, pero a media mañana los automóviles estacionados en toda la zona sur de la ciudad aparecían totalmente cubiertos. Casi todos los parques estaban, asimismo, cubiertos por una capa de un espesor máximo de diez centímetros. A las nueve de la mañana se hicieron públicos los primeros índices: hasta entonces habían sido recogidos 2,2 litros de agua, en forma de nieve, por metro cuadrado.

Ante la sospecha de que pudieran presentarse los graves problemas de tráfico de otras ocasiones, el Ayuntamiento se dispuso a desplegar su operación antinevadas. Una dotación de 4.500 hombres, 49 camiones y 25 máquinas permaneció en estado de alerta: si la situación empeoraba, el equipo tendría que atacar los depósitos de nieve, arrojando sobre ellos una parte de las 3.900 toneladas de sal depositadas en ocho cantones, que los técnicos municipales han almacenado para hacer frente a las grandes nevadas.

A las once de la mañana, las precipitaciones se hicieron más intensas, y al mediodía los equipos estuvieron a punto de ponerse en marcha. Sin embargo, la situación mejoró rápidamente por sí sola. El despliegue de hombres y maquinaría fue aplazado por el momento, si bien un retén de hombres permaneció de guardia en los ocho cantones. A las dos de la tarde, una cornisa se desplomó en el paseo de la Castellana, esquina a la calle de Félix Boix. Un automóvil Seat-127, matrícula M-8.577-AV, quedó totalmente destrozado por los cascotes. Poco después acudía al lugar del siniestro una unidad móvil del parque de bomberos: los hombres del grupo hubieron de limitarse a hacer una inspección de la zona afectada; al parecer no había peligro de que los desprendimientos se repitieran en el edificio. Los conatos de inundación en otros sectores de la ciudad tampoco llegaron a agravarse demasiado.

En Madrid, la circulación rodada sufrió algunas alteraciones; sin embargo, los atascos nunca llegaron a ser graves. Según los técnicos municipales, no se habían superado los desajustes propios de cualquier día de lluvia. El servicio de telerruta anunciaba la necesidad de utilizar cadenas en el alto de los Leones de Castilla, en la carretera nacional VI, y en el puerto de Navacerrada, en la nacional 601, Madrid-Segovia. A primera hora de la tarde, los meteorólogos tranquilizaban definitivamente a los madrileños: para las próximas horas se espera tiempo nuboso, con algunas precipitaciones de agua. La primera nevada del año había caído sin novedad.

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