Silencio oficial sobre la posición del Consejo de Rectores ante el futuro de la LAU

El Consejo de Rectores celebró ayer sesión extraordinaria, convocado por el ministro de Educación y Ciencia, sin que, al término de la reunión, trascendiera la posición institucional del máximo órgano de representación de las universidades sobre el proyecto de ley.Tanto el ministro y sus colaboradores como los propios rectores remitieron a los periodistas a un lacónico comunicado de Prensa, en el que se dice que la reunión tenía por objeto que los rectores manifestaran su opinión al ministro sobre el texto del dictamen de la comisión. "No se hace pública referencia alguna de los distintos aspectos considerados", añade el comunicado, "debido a que, hallándose muy avanzada la tramitación del texto legal examinado, no es procedente ejercer presión extraparlamentaria alguna sobre las Cortes Generales, a cuya soberanía ha reiterado el Consejo de Rectores su máximo respeto".

Algunos rectores interrumpieron su hermetismo únicamente para comentar con cierto tono de sorpresa la última parte del comunicado. "Eso se lo han sacado de la manga". "No se ha dicho nada de eso". "A ver qué uso hace el ministro de estas líneas". Estos rectores se referían a! párrafo final del comunicado, que dice textualmente: "El presidente del Consejo de Rectores, profesor Colomer, ha manifestado públicamente, en nombre de sus compañeros, el agradecimiento al ministro por su consulta y, después de valorar el texto de la comisión, ha reconocido los esfuerzos producidos en el seno de la misma para mejorarlo, otorgando su confianza al ministro para las gestiones futuras".

La reunión del Consejo de Rectores no parece haber disipado ninguna de las dudas sobre el futuro de la ley de Autonomía Universitaria, y en este sentido se interpreta el silencio de todos sus miembros. En medios universitarios ajenos al Consejo se pensaba ayer que el ministro no había conseguido ninguno de los dos objetivos alternativos que se había propuesto con esta convocatoria. Tales objetivos serían: lograr el apoyo institucional de la universidad a la ley, con lo que el ministro podría convencer al Gobierno de la conveniencia de seguir adelante con su tramitación, o un abierto rechazo de la misma, que contribuiría a afianzar la posición de la mayor parte del Gabinete, que pide abiertamente su retirada.