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Una juez de París dice tener suficientes testimonios para procesar al ginecólogo acusado de violación

"En este momento tengo testimonios suficientes para procesar al doctor Stanley Bond", dijo ayer a EL PAIS la juez de instrucción de París Nida Bertolini, que el pasado 5 de febrero inició los trámites contra este ginecólogo inglés, afincado en la capital francesa, que utiliza también el nombre de About y está acusado por varias mujeres de haberlas violado cuando acudieron a su clínica para someterse a un aborto. La historia de las inculpaciones contra Stan ley Bond y el testimonio de una joven española, que afirma haber sido violada por él, fueron publicadas el pasado domingo en este periódico. El ginecólogo está bajo control judicial.

El médico procesado, de setenta años de edad, tiene prohibido ejercer la medicina en su país por el Royal College of Surgeons de Inglaterra, que le retiró el permiso en 1976. Afincado en Francia desde hace cuatro años, presenta su clínica como Comisión Internacional de las Relaciones Humanas y Planning Internacional de la Familia, ambos "una idea, más que una realidad concreta", según confesó a EL PAIS en su clínica parisína de la calle de Pierre Leroux, número 12, el pasado 26 de febrero. Entonces Bond negó que hubiera tenido problemas con la policía -cuando ya había declarado ante ella-, y a la pregunta de qué haría si le denunciaran por violación, contestó: "Yo lo negaría todo en cualquier caso".Al doctor Bond no le ha sido todavía prohibido continuar ejerciendo su profesión en Francia por la juez de Instrucción Bertolini, aunque desde hace varios días no se dan citas en su consulta. En el domicilio del ginecólo inglés, una joven con acento extranjero negó a este periódico la posibilidad de hablar con él y se limitó a decir que las denuncias de las mujeres españolas por violación del doctor Bond eran una falsedad. "El no quiere hablar con usted. Hable con su abogada". Asimismo, la persona que respondió el teléfono en la clínica de Stanley Bond no quiso comentar los términos de la acusación de la juez de instrucción de París: "Violaciones a personas particularmente vulnerables" y "atentado contra el pudor". "No es verdad lo que han dicho las mujeres españolas", se limitó a manifestar.

Extranjeras y menores

El pasado 11 de febrero, en el programa Las gentes de aquí, en la cadena francesa de televisión Antena 2, una joven, que no apareció directamente en la pantalla, acusó a Bond de haberla violado cuando fue a interrumpir voluntariamente su embarazo. En el momento de los hechos, la joven era menor de edad, circunstancia esta que, junto con la nacionalidad extranjera, parece coincidir en todas las presuntas víctimas del ginecólogo.Parece que esta misma joven fue la que remitió una carta anónima al Palacio de Justicia de París en la que denunciaba "los fantasmas sexuales de un viejo doctor" en una hoja caligrafiada. La policía, según publicó ayer el diario Le Monde, logró dar con la autora de la misiva.El Movimiento Francés de Planificación Familiar, que estudia la posibilidad de constituirse en parte civil de la acusación, tenía ya denuncias de mujeres que acusaban a Stanley Bond.

En realidad, Bond estaba puesto en tela de juicio por varios motivos, todos ellos perseguibles según la ley francesa. El primero, realizar los abortos en su casa-clínica del distrito séptimo de París, cuando es obligatorio hacerlos en clínicas; en segundo lugar, operar a extranjeras que no llevaban en Francia el tiempo legal de residencia, esto es, tres meses. Cuando fue visitado por EL PAIS, Stanley Bond dijo: "A veces me dicen que llevan más tiempo aquí, no sé, generalmente los médicos y los centros de planificación aceptan extranjeras, aunque no cumplan el plazo de residencia". También ha realizado abortos fuera del plazo legal, según dijeron las mujeres del Movimiento Francés de Planificación Familiar.

El aspecto más difícil de las acusaciones contra el doctor Bond era, precisamente, el de las violaciones y "manipulaciones o caricias un poco particulares", dadas las dificultades de que las mujeres que le denunciaban llegaran a formalizar sus declaraciones en el plano judicial. El hecho de que, por ejemplo, en España el aborto sea ilegal daba a este ginecólogo septuagenario una impunidad amplia, porque, en principio, una mujer que le acusara con nombres y apellidos y que afirmara haber abortado podía ir a la cárcel.

Ahora, la juez Nida Bertolini ha dicho que bastaría con una carta firmada por alguna de estas mujeres, testimonio que pasaría a formar parte del secreto del sumario, para que pudieran añadirse cargos y pruebas en contra de Bond. "El secreto sería absoluto. Una carta firmada y una fotocopia del carné de identidad podrían ser consideradas como denuncia en toda regla. El nombre de la firmante no saldría a la luz", aseguró.

En el despacho de la abogada del doctor Bond, maitre Boccacio, colgaron el teléfono a este periódico nada más oír la pregunta de si el ginecólogo era cliente suyo. "Estoy ligada por el secreto profesional y no puedo decírselo", dijo Boccacio antes de interrumpir la comunicación.

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