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Eleccciones generales en Guatemala

Indiferencia y miedo, sentimiento generalizado ante los comicios que se celebran hoy

"Si no fuese a haber fraude, quizá nos arriesgáramos a votar, pero salir a la calle el domingo para participar en algo que ya está decidido no merece la pena". El comentario, formulado por dos jóvenes de la alta burguesía de la capital guatemalteca, refleja el sentimiento generalizado de que las elecciones de hoy en Guatemala, como las de 1974 y 1978, no van a ser todo lo transparentes que el Gobierno ha prometido. Hay indiferencia y hay miedo.

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Justificado o no, de este escepticismo sobre. la limpieza de los comicios participa todo el mundo. "Todo está arreglado de antemano", es la frase con que un funcionario estatal, una periodista de moda, o el sobrino de un prominente ministro responden cuando se les pide su opinión sobre las elecciones. Las previsiones más optimistas cifran en alrededor de 700.000 las personas que hoy acudirán a votar, de un censo total de 2.350.000 mayores de dieciocho años.A la indiferencia popular hay que sumar el miedo a posibles acontecimientos durante el día de hoy y jornadas sucesivas. Las amas de casa de Ciudad de Guatemala están acaparando alimentos ostensiblemente.

En tiendas y supermercados, la demanda de productos básicos se ha multiplicado. El fenómeno se da por igual en el centro y en los suburbios, en los barrios residenciales o en los obreros. Se temen acciones guerrilleras.

"Que se atrevan", responde lacónicamente el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Benedicto Lucas García, hermano del presidente y hombre fuerte de las FFAA, cuando se le sugiere que partidos como el ultraderechista Movimiento de Liberación Nacional (MLN) están dispuestos a sacar a sus hombres a la calle para presionar los resultados de las elecciones. El Ejército parece estar en condiciones de controlar la capital o las ciudades departamentales más importantes, pero las zonas rurales, la gran mayoría de este país controamericano, son otra cosa. En el campo se espera una abstención masiva de la población indígena.

Los guatemaltecos se encontraron ayer con un llamamiento al boicoteo de las elecciones, formulado desde las páginas de sus propios periódicos, la radio y la televisión. La proclama es la condición puesta, y aceptada por el Gobierno del general Romeo Lucas García, paira la liberación del director de Prensa Libre, el periodista Alvaro Contreras, que fue secuestrado el viernes en su domicilio de la capital por guerrilleros del Partido Guatemalteco del Trabajo, comunista.

En un documento de diez folios mecanografiados a un espacio, los guerrilleros denunciaron la "farsa electoral", piden la abstención popular y llaman a la lucha armada contra el régimen.

En las horas previas a la apertura de las urnas, de seis de la mañana a seis de la tarde en todo el país, los pronósticos sobre el ganador varían según el lugar o la persona de donde parten.

Si se pegan los oídos a la Embajada norteamericana en Ciudad de Guatemala, puede escucharse que la lucha está entre el general Aníbal Guevara y el abogado opositor Alejandro Maldonado, con más posibilidades para Guevara, candidato oficialista. En ese mismo lugar se afirma que "si las elecciones fueran dentro de quince días, el vencedor sería Marlo Sandoval", el dirigente fascista del MLN, cuya fuerza parece crecer por horas.

Pero aunque la opinión mayoritaria es que el general Aníbal Guevara se alzará con la presidencia, casi nadie cree que vaya a conseguir la cantidad de votos necesarios, la mitad más uno, que permitirían su proclamación automática como jefe del Estado hasta 1986.

Complicado mecanismo electoral

El complicado mecanismo electoral guatemalteco prevé que es el Congreso, en una elección de segundo grado, el encargado de adjudicar la victoria a uno de los dos candidatos más votados, en caso de que ninguno haya obtenido la mayoría absoluta. La decisión del Congreso es soberana, y no tiende, necesariamente, al número de votos de cada aspirante, sino que podría darse el caso de que, a través de maniobras de los partidos, el poder legislativo decidiese otorgar la presidencia al segundo colocado. La designación presidencial corresponde además a los diputados salientes -en su mayoría oficialistas-, y no a los que resulten elegidos hoy.Dada la gran tasa de analfabetismo, la elección de presidente y vicepresidente se hace mediante una papeleta única, en la que figuran, de izquierda a derecha, los emblemas de cada uno de los partidos y los nombres de sus candidatos. Los electores deberán marcar con una cruz el signo de su preferencia. Cerradas y selladas las urnas, el Ejército asume la tarea de su transporte hasta la capital, donde se centraliza todo el recuento. "En ese trayecto, en el que se utilizarán helicópteros, camiones y automóviles, todo es posible", comenta un veterano diplomático en Ciudad de Guatemala.

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