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CASTILLA-LEON

Sacerdotes leoneses denunciados por robar muebles de un hotel abandonado para entregarlos a familias necesitadas

Dos sacerdotes del ayuntamiento leonés de Encinedo, José Luis Pinillos Martín y Manuel Garrido Silván, y una ATS de la misma zona, Margarita Pellitero, han sido acusados, junto con un guardabosques, de sustraer diversos enseres -camas y mantas, fundamentalmente- de una estación de esquí abandonada para repartirlos entre familias de la comarca de La Cabrera, una de las áreas más aisladas y deprimidas de todo el país.

Las noticias de agencia valoraban en un millón de pesetas lo sustraído, pero la Guardia Civil da la cifra de 150.000 pesetas y afirma haber recuperado todos los objetos. En los pueblos de la zona la cantidad que se baraja es, incluso, más modesta: dos camas con sus mantas, una mesa y media docena de sillas. Las camas estaban destinadas a dos ancianas que sobreviven de otras tantas pensiones de la beneficiencia pública -unas cinco mil pesetas mensuales- y el resto a un centro cultural creado hace dos décadas por la Administración en un edificio prefabricado, abandonado poco después y recuperado en mayo de 1980 por un grupo de sacerdotes, en su mayoría jesuitas.Los sacerdotes se vieron sorprendidos por la Guardia Civil, tras la denuncia de un vecino, cuando todavía no habían distribuido por enseres, por lo que éstos quedaron depositados en el domicilio de uno de ellos en espera de que se resuelvan los trámites judiciales.

Hoteles en quiebra

La mayoría de los habitantes de la zona desconocía el suceso varios días después de haber ocurrido -el pasado día 2- debido, entre otras cosas, a que la Prensa llega sólo de manera excepcional a los pueblos. La reacción de estos últimos parece imprevisible.El llamado "Centro Invernal Fonte da Cova", a unos 190 kilómetros de León, fue creado a mediados de la década de los setenta en las proximidades de Peña Trevinca, entre León y Orense con vistas a explotar una estación de esquí que sólo llegó a funcionar un año. El hotel y los remontes quedaron abandonados poco después de su construcción y sólo son utilizados desde entonces por excursionistas ocasionales que, por el sistema de la "patada en la puerta", pernoctan en el lugar. El hotel se encuentra completamente abandonado, sin ningún tipo de vigilancia y en su interior pueden verse desde defecaciones humanas hasta botellas y vasos abandonados por los intrusos, pasando por todo tipo de basuras. Al parecer, han desaparecido algunos objetos de valor -equipos de música en la discoteca y de esquí en los almacenes- lo que explicaría el interés de la empresa en aclarar los sucesos de los últimos días.

Zona aislada

Del aislamiento de la población da idea el hecho de que el ayuntamiento de Encinedo, con nueve pueblos, cuenta con sólo 1.872 habitantes, según el último censo oficial. La Baña, el pueblo más próximo al hotel, no pasa de setecientos, después de décadas de migración. La bolsa de pobreza que constituye toda la zona ha comenzado a desdibujarse sólo muy recientemente con el auge de las canteras de pizarra, a cuya propiedad estuvo vinculado en un tiempo el hotel. Como anécdota cabe señalar que el alumbrado público de Encinedo tuvo que ser financiado con lotería que vendían los emigrantes del lugar, que regresaban al pueblo en época de vacaciones para asistir a las fiestas.

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