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GENTE

Francisco Domínguez,

sevillano, de 19 años, encontró una forma especial de satisfacer su frustrada vocación de sacerdote: celebraba ceremonias religiosas en su propio domicilio utilizando los objetos y libros sagrados adecuados a cada una de ellas. Lo malo del caso es que conseguía los ornamentos sustrayéndolos de conventos, iglesias y capillas, donde se presentaba haciéndose pasar por diácono y alegando que iba a oficiar misa en un lugar próximo y que había olvidado los suyos. La policía, que acaba de detenerle, encontró en su casa cálices, patenas y casullas, informa José Aguilar.

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