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La lectura del apuntamiento y una parte significativa del sumario ocuparon la primera sesión del consejo de guerra

El presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, teniente general Luis Alvarez Rodríguez, ordenó a las 10.07 de ayer el comienzo, en audiencia pública, de la vista del juicio contra los 32 militares y un civil procesados por el intento de golpe de Estado del 23 de febrero. A continuación pidió al jefe de relatoría del Ejército de Tierra, teniente coronel Jesús Valenciano Almoyna, que actúa como secretario del Consejo, que procediera a la lectura del apuntamiento, breve resumen de las actuaciones realizadas en el transcurso de la instrucción del sumario. Los abogados defensores podían haber planteado al tribunal cuestiones previas e, incluso, solicitar el aplazamiento de la vista, tras la apertura de la misma y el inicio de la lectura del apuntamiento, pero no lo hicieron.

El teniente coronel Jesús Valenciano Almoyna inició la lectura del apuntamiento, que comienza con la citación de todos los procesados, con nombre y apellidos, datos particulares, graduación y motivos por los que han sido encausados. Narró a continuación el relator la forma en que se iniciaron los hechos y las acciones relativas a la preparación del asalto al Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981, la forma en que éste se produjo. Se dio cuenta a la sala del delito de rebelión militar de que están acusados los procesados y las actuaciones de cada uno en el curso de los acontecimientos.El relato de los hechos, que incluye el apuntamiento, alude al primer encuentro y posteriores reuniones habidas entre los tenientes coroneles Tejero Molina y Mas Oliver, al estudio de la operación de toma por las armas del congreso, por encargo del teniente general Milans del Bosch, la compra de autobuses en los que fueron transportados los guardias civiles hasta el Palacio de las Cortes y al almuerzo que el 10 de enero de 1981 celebraron en Valencia, Milans del Bosch, el coronel Ibáñez Inglés y el teniente coronel Más Oliver. Se recoge también en el apuntamiento la referencia a la reunión que el 18 de enero de 1981 se celebró en el domicilio madrileño del teniente coronel Mas Oliver y en la que se acordó tomar por las armas el Congreso de los Diputados, como detonante previo para la constitución de un gobierno presidido por el general Armada. A la reunión asistieron también el paisano Garcia Carrés y el general Torres Rojas, que comunicó que se habla reunido con el jefe del Estado Mayor de la División Acorazada Brunete.

En la reunión, según consta en el apuntamiento, se consideró oportuno realizar la toma por las armas del Congreso con motivo de la moción de censura que se presumía presentaría algún partido político contra el Gobierno que presidía, entonces, Adolfo Suárez. El coronel Ibáñez Inglés, según el relato, se desplazó a Lérida para informar al general Armada del contenido de la misma reunión.

La dimisión de Suárez hizo cambiar los planes

La dimisión de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, el 29 de enero, provocó un cambio de planes. Se decidió entonces, según recoge el apuntamiento, que la ocupación armada del Congreso se realizaría con motivo del voto de investidura del nuevo presidente de Gobierno. El relato se refiere luego a la reunión que se celebro el día 21 de febrero en un piso situado en el número cinco de la calle Pintor Juan Gris, de Madrid, a la que asistieron el general Armada, el teniente coronel Tejero y el comandante Cortina y en la que se ultimaron los detalles del asalto armado al Congreso, que debía hacerse a los gritos de "Viva el Rey" y "Viva España"

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El apuntamiento, que dada su extensión fue leído por varios relatores, describe además el asalto y ocupación del Congreso de los Diputados por fuerzas de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Tejero en la tarde del 23 de febrero, la publicación del manifiesto del teniente general Milans del Bosch, la toma de Radio Nacional, Televisión Española y La Voz de Madrid por fuerzas de la División Acorazada. El apuntamiento reseña, asimismo, el desenlace de la operación: llamada del Rey a Milans del Bosch para que retire las tropas de la calle en la tercera región -orden que este cumplió - y la rendición de Tejero, que abandonó el Palacio de las Cortes a mediodía del 24 de febrero.

Concluyó el apuntamiento con la exposición de las conclusiones del fiscal, con las primeras peticiones de penas, y las tesis de los defensores, que piden la libre absolución de los procesados. A continuación el relator inició la lectura de las acusaciones del mi

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nisterio fiscal, sin mencionar pormenores de los hechos, con la petición de penas para cada uno de los procesados, que fueron nombrados por orden de graduación, nombres y apellidos y filiación. El primer trámite de la causa oral concluyó hacia las 11.30 horas.El tribunal preguntó después al ministerio fiscal qué folios del sumario deseaba fueran leídos por el relator. El Fiscal manifestó que solicitaba se leyeran únicamente los folios que incluyen las declaraciones de los procesados y los testigos, que consideraba indispensables para que no se perdiera el hilo de los hechos. Se inició entonces la lectura de la declaración del teniente general Milans del Boch, a partir del momento del asalto al Congreso, que se recoge en el primer rollo del sumario.

Milans anuncia su bando

De acuerdo con esta declaración, hacia las 19 horas del 23 de febrero, Milans del Bosch llamó telefónicamente al teniente general jefe del Estado Mayor del Ejército para comunicarle que había ordenado el acuartelamiento de las tropas y preparaba un bando porque creía obligado garantizar el orden, la seguridad y la normalidad de la vida ciudadana de su región militar. Tras telefonear al gobernador civil de Valencia, al general jefe de zona de la Guardia Civil, al jefe de la Policía Nacional y al almirante de Cartagena, el teniente general Milans ordenó la lectura por radio del bando y la aproximación de las tropas a Valencia, aprovechando unos ejercicios tácticos que se realizaban en aquellos momentos en la zona. Había ya puesto en marcha Milans del Bosch la operación Turia, que garantizaba la seguridad de jefes, oficiales y suboficiales de la región militar.

Armada y la voluntad del Rey

De acuerdo con la declaración sumarial de Milans, cuando ya las tropas habían ocupado el centro de Valencia, mantuvo varias conversaciones telefónicas con Armada y Tejero, en las que el primero le relató el plan previsto para presentarse en el hemiciclo y proponer una solución militar para España. Milans dio su conformidad y se comprometió a llamar a varios capitanes generales para conocer su opinión. Según ha declarado el procesado únicamente el capitán general de Canarias puso reparos. Tras recibir varias llamadas del Rey, Milans del Bosch declaró que había ordenado la retirada de las tropas de las calles de Valencia, hecho que ocurrió a las tres de la madrugada del 24 de febrero, y la retirada del bando una hora y media después. Tras la rendición de Tejero, sobre las 12 horas del mismo día, Milans clel Bosch viajó a Madrid para presentarse al teniente general Gabeiras, que lo arrestó. El arresto se convirtió luego en detención.

La lectura de la declaración sumarial de Milaris del Bosch concluyó pasadas las 12 horas. El tribunal levantó la sesión por espacio dequince minutos y la reanudó ordenando al relator que diera lectura a las declaraciones segunda y tercera del teniente general Milans del Bosch, en las que amplía y ratifica sus primeras declaraciones. En estas declaraciones Milans afirma que tuvo conocimiento de la entrevista entre Tejero, Mas Oliver y García Carrés y, al mismo tiempo, que el general Armada le había contado sus conversaciones con el Rey en Viella (Lérida), en las que el Monarca, según Milans, le había dicho a Armada que era partidario de la formación de un nuevo gobierno, integrado por civiles, porque estaba harto de Suárez. Declara también Milans que Armada le contó que la Reina quería un gobierno integrado por militares y que el Rey le comentó que era necesario reconducir la situación política en España.

Se recoge también en la declaración sumarial de Milans del Boch su negativa a contestar una pregunta sobre los participantes de la reunión celebrada el 18 de enero de 1981 en el domicilio madrileño del teniente coronel Mas Oliver. A este respecto, Milans afirmó en su declaración que él no miente nunca y no quería implicar a nadie en este hecho. Declaró el procesado que Armada le había dicho al coronel Ibáñez Inglés que el Rey le había contado que Calvo Sotelo iba a ser presidente del Gobierno en el que Alberto Oliart sería ministro de Defensa y que la Junta de Jefes de Estado Mayor iba a ser sustituida por hombres afectos al Rey. Esa circunstancia, según Armada, le colocaría como segundo jefe del Estado Mayor del Ejército. Ello facilitaría las operaciones pertinentes para solucionar la situación política.

Con anterioridad al asalto del Congreso, Milans, según consta en su declaración, dijo a Armada que había que parar a Tejero y aquel le contestó que no podía pararlo, por lo que había que mantener el plan de asalto al Congreso previsto. Declaró Milans, según consta en el sumario, que el comandante Cortina era el intermediario entre el general Armada y el teniente coronel Tejero. Aseguró desconocer cómo iba a actuar el general Juste, al mando de la División Acorazada aunque suponía que, al igual que los demás jefes militares, vería cómo se desarrollaban los acontecimientos sin entorpecer la eventual acción militar. Manifestó también Milans en su declaración desconocer la existencia de una maleta con documentos que el capitán Gil Sánchez Valiente había enviado a Londres.

A petición del fiscal, el relator

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procedió a la lectura de las declaraciones hechas en la instrucción del sumarlo por el general Armada. Este afirma que el día 23 de febrero le llamó el teniente general Gabeiras para despachar con él. A las 18.20 horas, cuando se encontraba en su despacho, entró un ayudante y le comunicó que se habían disparado tiros en el Congreso de los Diputados. Gabeiras, según el relato del general Armada, habló en su presencia con el general Alfaro y con el palacio de la Zarzuela. A las 19.00 horas se recibió en el despacho del teniente general Gabeiras una llamada desde la Zarzuela. Le preguntan si está presente el general Armada y este, según sus declaraciones, se puso al teléfono y le preguntaron si se había movido del Cuartel General del Ejército. Armada respondió negativamente. Se le preguntó también si había. autorizado a dar su nombre para algo y también respondió negativamente. Le ordenaron que permaneciera junto al teniente general Gabeiras.

En la Acorazada invocaban su nombre

El general Armada declaró durante la tramitación del sumario, que el teniente general Gabeiras le había ordenado que pusiera en marcha la alerta 2 de la operación Diana y que a las 19.30 le había llamado el general Juste, de la División Acorazada, para comunicarle que sus subordinados invocaban su nombre. Armada, siempre según sus declaraciones, lo desautoriza y le pide que lo transmita a sus subordinados. Un cuarto de hora después recibiría la llamada del general Aramburu, director general de la Guardia Civil, quien le pidió que se trasladara al Congreso puesto que a él no le hacían caso. Afirma Armada en su declaración que pidió permiso a Gabeiras, quien le ordenó que esperase. Mientras el teniente general se dirigía a la JUJEM él, según su testimonio, permaneció en su despacho acompañado por varios generales.

Asegura Armada en su declaración sumarial que hacia las 23.00 horas Gabeiras regresó a su despacho y le pidió que le acompañara al Congreso. Aquel, vista la situación creada, planteó la posibilidad de ir al palacio de las Cortes "para hacer alguna proposición a Tejero, arriesgada pero siempre constitucional". Declara luego que hacia las 23.15 le dijeron que hablara con el palacio de la Zarzuela, orden que cumplió en presencia de Gabeiras y de algunos generales. Armada declara que le dijeron que hiciera una propuesta a título personal y que tratara de resolver la situación de los rehenes para lo que podía ofrecer un avión a Tejero y a sus oficiales.

Tras dirigirse al hotel Palace y hablar con el gobernador civil de Madrid, el general Aramburu y el general Saénz de Santamaría, Armada, de acuerdo con su testimonio, entró a las 23.50 en el Congreso de los Diputados y propuso a Tejero una solución constitucional y la posibilidad, de que tanto él como sus oficiales marcharan al extranjero. Recuerda luego el procesado que hablaron telefónicamente con el teniente general Milans, que trató de convencer a Tejero.

En sus declaraciones sumariales el general Armada indica que Tejero rechazó el avión y que pese a fracasar en su propósito de convencerle tenía ya entonces la certeza de que no habría víctimas en el palacio de las Cortes. Se dirigió luego al hotel Palace donde, afirmó, trató con los generales Aramburu y Saénz de Santamaría una posible entrada en el Congreso que quedó descartada por el grave riesgo que comportaba.

Con permiso del teniente general Gabeiras, el general Armada, según consta en su testimonio fue a hablar con Laina, acompañado por el gobernador civil de Madrid, Mariano Nicolás. A partir de la 1.45 horas de la madrugada del día 24 de febrero mantuvo una conversación con el director de la Seguridad del Estado, en presencia de Sánchez Harguindey. Cuenta Armada que recomendó a Laina que no metiera los geo en el Congreso y le dijo que no admitía lecciones de nadie de monarquismo y cariño al Rey. También le contó al director de la Seguridad del Estado sus conversaciones con Tejero antes de volver al Cuartel General para presentarse a Gabeiras y permanecer en el mismo.

En la declaración leída ayer en el transcurso de la vista el general Armada indica que a las ocho de la mañana del día 24 marchó a su domicilio para asearse y regresó al Cuartel General media hora después. Afirma que a las 10 le avisaron para que se dirigiera al Congreso ya que Tejero y Pardo Zancada querían hablar con él. Con el permiso de Gabeiras, el general Armada, siempre según su testimonio, habló con Tejero sobre las condiciones para su rendición. Conocidas estas, declara que telefoneó a Gabeiras quien le ordenó hablara directamente con el presidente de la JUJEM, teniente general Alfaro, para que este le autorizara a aceptar las condiciones de rendición. Armada afirma en su declaración, que diez minutos después recibía el visto bueno por lo que, aceptadas las condiciones se inició la evacuación del palacio del Congreso.

Una propuesta arriesgada, pero constitucional

En los folios de la declaración del general Armada se incluye una pregunta del juez instructor que se interesa en conocer el significado exacto de la "propuesta arriesgada, pero siempre constitucional" a la que aquel se había referido. El procesado contestó que se proponía hablar con los diputados para que estos ofreciesen alguna fórmula para que Tejero se marchara y los dejara en libertad. Al presentar la fórmula para solucionar el asalto, testimonió Armada que no propuso un gobierno con él como presidente, sino que debían ser los diputados quienes habían de decidir la mejor fórmula.

Manifiesta Armada en su declaración sumarial que con su actuación no creía que contravenía órdenes dadas ya que la propuesta para solucionar el problema la había hecho a título personal. "Creía necesario resolver la situación de emergencia porque en aquella situación la Constitución estaba vulnerada y había que restablecer la normalidad". Indica también el general procesado que eran los partidos los que iban a proponer la solución al problema y no él. Asimismo, afirma su convicción de que los partidos políticos debían de continuar y las Cortes no se disolverían, que las autonomías se orientarían de forma más racional y se daría mayor importancia y severidad al tema del terrorismo. "Pero serían las Cortes las que dijeran la última palabra".

Tras negar en su declaración que, como le atribuye Milans, él hubiera dicho que no se podía parar a Tejero, Armada manifiesta que en el almuerzo que celebró en Lérida con el diputado socialista Enrique Múgica, el dirigente del PSC, Joan Raventós y el alcalde de Lérida, Ciurana, en ningún momento se habló de una solución de recambio del Gobierno, y sí, en general, de la situación política de España.

En la tercera declaración efectuada por Armada el 8 de mayo de 1981 éste insiste nuevamente en negar que en la comida de Lérida se formularan propuestas de índole política y recuerda que en otras ocasiones había almorzado con Leopoldo Calvo Sotelo, Rodolfo Martín Villa, Tarradellas, Jordi Pujol, y los capitanes generales de distintas regiones militares sin que, en ningún caso, se hubieran planteado propuestas políticas ni soluciones de recambio de gobierno.

El elefante provoca risa

El general Armada asegura en su declaración sumarial que le produjo risa oír la frase "el elefante ha venido". Esta era, al parecer, la consigna para que algunos diputados mostraran su apoyo a un gobierno presidido por el general.

A una pregunta del juez instructor sobre una reunión privada con el teniente general Milans del Bosch, el general Armada declaró que había ido a Valencia en aquella ocasión para solucionar un problema relacionado con un piso propiedad de su esposa. Indicó en este sentido que, al igual que hacía cada vez que viajaba a Valencia, visitó a Milans y almorzó con él, pero precisó que en aquel encuentro hablaron de la situación general y no formularon propuestas de tipo político.

En la declaración leída ayer en la vista, el general Armada manifiesta que el 16 de febrero de 1981 cenó en Madrid con el teniente general Pascual Galmes, el capitán general de Cataluña, y con el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Gabeiras, y el marqués de Mondejar. Indica también que en la cena, a la que asistieron las respectivas esposas, se abordaron cuestiones relativas al desfile del Día de las Fuerzas Armadas, que iba a celebrarse en Barcelona sin que tampoco se realizara en esta ocasión ninguna propuesta política.

En respuesta a una pregunta del juez instructor, el general Armada negó que el día 22 de febrero hablara con Milans del Bosch y Tejero y manifestó su impresión de que la idea de la solución de un gobierno presidido por él fue sugerida desde Valencia para evitar la desunión del Ejército.

En su declaración sumarial, el general Armada negó toda participación en el golpe de Estado, aseguró que no asistió a ninguna reunión clandestina preparatoria de la intentona golpista y que nunca hizo a nadie propuestas para la realización de un golpe militar "porque pensaba que en aquellos momentos las soluciones políticas eran perfectamente viables en España". Afirmó, asimismo, que nunca pidió audiencia para entrevistarse con el Rey en el palacio de la Zarzuela el día 23 de febrero, como se indica en declaraciones de otros procesados.

El relator pasó luego a dar lectura al careo realizado en fase de plenario entre el teniente general Milans del Bosch y el general Armada. En el transcurso del mismo, a la pregunta de si conocía previamente al 23 de febrero el plan para la ocupación del palacio del Congreso, Milans declaró que había mantenido dos conversaciones sobre el tema con el general Armada el día 21 de febrero. Este último negó tajantemente este extremo. En tanto que el general Armada negó haber mantenido conversación alguna con Milans en las fechas anteriores al 23 de febrero, este último manifestó que había hablado con aquel en cuatro ocasiones.

Milans: "Tienes flaca memoria"

Dentro del mismo careo el general Armada insistió en que no había asistido a la reunión de la calle Pintor Juan Gris. Por su parte Milans afirmó que, a través del comandante Cortina, había tenido conocimiento de que Armada estaba en dicha reunión. Acusó Milans a Armada de tener "flaca memoria" cuando este último negó que ambos hubieran mantenido dos conversaciones el día 10 de enero. En este sentido Milans dijo que si lo que trataba Armada era de encubrir a los Reyes, que lo confesara ya. Armada contestó que él no trataba de encubrir ni al Rey ni a nadie.

En relación con la reunión elel 21 de febrero y con la entrevista con el comandante Cortina, el general Armada negó en el careo que se hubiera celebrado la reunión con el teniente coronel Tejero y el comandante Cortina en el hotel Cuzco, de Madrid.

Contradicciones

Milans del Bosch, preguntado sobre la formación de un gobierno presidido por un militar, afirmó en el careo que, tras la proposición del general Armada, llamó a los capitanes generales, que se mostraron de acuerdo con la solución. Por contra Armada indicó que había sido precisamente Milans quien le llamó para proponerle la denominada "fórmula Armada", que era una solución para mantener la unidad del Ejército. Frente al testimonio de Milans, que aseguraba que Armada le dijo que había que parar a Tejero, el general procesado insistió en que él hubiera dicho que podía parar al teniente coronel de la Guardia Civil.

En el texto del careo leído en la sesión de ayer el juez instructor apuntaba que no había notado mayor firmeza en el teniente general Milans del Bosch, "que aparece evidente ante el otro careado". Milans declaró también ante el juez instructor que él no recibía órdenes de ningún militar (te inferior o igual graduación y que si aceptó las sugerencias hechas por el general Armada "fue porque pensaba que le transmitía órdenes de una autoridad superior".

A las 14.10 horas el presidente del tribunal levantó la sesion.

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Tras la pausa del almuerzo se reanudó la sesión por la tarde, que se prolongó algo menos de dos horas. Estuvo dedicada a la lectura de los folios del sumario en que se contienen los careos del general Armada con otros procesados, así como declaraciones de tres importantes protagonistas en la desactivación del golpe de Estado, los generales Gabeiras y Fernández Campo, y el director de la seguridad del Estado, Francisco Laína. Tanto este último como el general Gujeiras, en aquellas fechas jefe del Estado Mayor del Ejército, relatan minuciosamente sus gestiones y destacan su permanente actitud de contacto con el palacio de La Zarzuela. Por su parte, el general Fernández del Campo, secretario general de la Casa del Rey, da cuenta de las órdenes que desde La Zarzuela se dieron para hacer prevalecer el orden constitucional.A las 16.04 comenzó la sesión, con la lectura del careo entre el general Armada y el coronel Diego Ibáñez. Según el mismo, efectuado en el curso de las diligencias sumariales, el general Armada niega haber llamado al teniente general Miláns del Bosch durante el 22 de febrero de 1981 -víspera del intento de golpe de Estado-, mientras el coronel Ibáñez sostiene que dicha llamada se produjo. Ambos militares están de acuerdo en que se entrevistaron en Lérida en enero, pero no en el contenido de sus conversaciones, respecto a las cuales el coronel Ibáñez asegura que Armada le dijo que no se llevaría a cabo acción alguna si no estaba de acuerdo el Rey.

La mencionada llamada de Armada a Milans el 22 de febrero salió a relucir en la lectura del careo siguiente, entre Armada y el comandante Pardo Zancada. Este último afirma haber escuchado una conversación telefónica, desde el despacho del teniente general Milans en Valencia, en la que este último se dirigía a su interlocutor llamándole "Alfonso". Una vez terminada la conversación, Milans dijo a Pardo que el Rey y el general Armada respaldaban la acción prevista y que la Reina la veía con simpatía. El general Armada, por su parte, niega por completo que se hubiera producido esa conversación. Según una anotación del general instructor del sumario, el comandante Pardo Zancada se había manifestado en el careo con mayor firmeza que el general Armada.

Seguidamente se dio lectura al careo entre el tantas veces citado general Armada y el teniente coronel Mas; los principales puntos de discrepancia entre ambos se refieren a la famosa llamada de Armada a Milans el 22 de febrero, que Armada niega y Mas afirma, así como a la participación del primero en la reunión de la casa situada en la calle Pintor Juan Gris, igualmente negada por Armada y afirmada por Mas. El general instructor de la causa anotó, en este caso, que ambos se expresaban con igual firmeza.

Careo Armada-Tejero

Siempre a petición del fiscal togado, general Claver, el relator continuó dando lectura a folios del sumario. En los que corresponden al careo entre el teniente coronel Tejero y el general Armada, el primero atribuye a Milans la afirmación de que, según informaciones recibidas de Armada, el Rey y la Reina estaban detrás de toda la operación que iba a llevarse a cabo. Afirma Tejero que dejó entrar a Armada en el Congreso al darle este último la consigna convenida, Duque de Ahumada, y añade que Armada le comunicó que iba a ser presidente del Gobierno, y que llamara al Rey si quería verificarlo. Armada niega que invocara el nombra del Rey, niega asimismo que la contraseña Duque de Ahumada se la hubiera dado Milans, y sostiene la tesis de que entró en el Congreso con el simple propósito de solucionar el asalto con una fórmula constitucional.

Tejero es otro de los procesados que afirma la presencia de Armada en la reunión del piso de Pintor Juan Gris -en la que el citado general habría comunicado la hora del asalto y su presencia en La Zarzuela cuando se llevara a cabo-, adjuntando detalles como el "elegante traje gris" que Armada llevaba, según Tejero, en esa reunión. Tejero asegura que Armada le ofreció dinero una vez llegado al Congreso. Este último extremo fue negado expresamente por Armada en al careo.

El fiscal togado solicitó después que se diera lectura a dos párrafos de la declaración sumarial remitida por el capitán general de la IV Región, teniente general Pascual Galmes, en la que éste da cuenta de haber recibido una llamada de Milans del Bosch, a las tres de la madrugada "o más tarde" preguntándole si él estaba de acuerdo con la "solución Armada" -entendida como nombrar a este último presi dente del Gobierno- y asegurándole que el Rey ordenaba esa solución. Tras expresar a Milans su escepticismo respecto a dicha supuesta orden real, Pascual Galmes da cuenta de su llamada posterior a Armada, en la que éste le dijo que la única salida posible era nombrarle a él presidente del Gobierno.

Las gestiones desde el Palacio de la Zarzuela

Terminada la lectura de los folios antes mencionados, a petición del fiscal se leyeron íntegramente las declaraciones certificadas remitidas por el general Fernández Campo, secretario general de la Casa del Rey; Francisco Laína, director de la Seguridad del Estado; y el teniente general Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ejército. Los tres exponen, desde sus respectivos puntos de vista, las actuaciones llevadas a cabo para desactivar el intento de golpe de Estado.

El general Fernández Campo confirma que el Rey habló a las siete de la tarde del día 23 con el general Armada, después de haberlo hecho con el general Gabeiras -jefe del Estado Mayor del Ejército- cuando ambos militares se encontraban en el despacho de este último. Ese fue el momento en que Armada se ofreció para trasladarse al palacio de La Zarzuela y explicar al Rey lo que estaba ocurriendo, propuesta que don Juan Carlos no aceptó, ordenando al general Armada que permaneciera en su puesto, "ya que al comunicarle yo a Su Majestad", dice Fernández Campo, "la conversación con el general Juste, no parecía aconsejable la presencia del general Armada junto al Rey."

Órdenes del Rey: Armada no puede invocar su nombre

Menciona después el secretario general de la Casa Real otras muchas conversaciones telefónicas, entre ellas aquella en que Armada se ofrece a trasladarse al Congreso para establecer conversaciones que condujeran a la liberación del Gobierno y de los diputados, ofreciéndose, si era necesario, para ocupar la presidencia del Gobierno, a fin de terminar la tensión y evitar un final sangriento. Fernández Campo precisa cuál fue su respuesta a dicho planteamiento, transmitiendo la orden del Rey, que estaba presente: cualquier acción que Armada intentase tenía que ser con carácter personal, bajo su propia conciencia, y sin invocar el nombre del Rey.

A las diez y media de la noche, Fernández Campo habla con Milans, por orden del Rey, y el capitán general de Valencia continúa insistiendo en la solución Armada. A la 1.12 de la madrugada se emite el mensaje del Rey por RTVE; ocho minutos después, Su Majestad transmite a Milans que cualquier golpe de Estado es contra el Rey, afirma su rotunda decisión de mantener el orden constitucional y le ordena que retire sus unidades de Valencia y diga a Tejero que deponga inmediatamente su actitud. La declaración del secretario general de la Casa Real finaliza con algunas consideraciones sobre Armada, de quien dice que tiene entendido que cumplió el encargo, dado por él, de que las gestiones que iba a intentar en el Congreso las haría a título personal.

Gabeiras desmiente a Armada

En la declaración sumarial del general Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ejército en la época en que se produjeron los hechos, se relatan minuciosamente sus actuaciones durante aquel período. Menciona las 19,45 horas del día 23 como el momento en que ordena a Milans que retire sus tropas de las calles, y le anuncia que va a tomar medidas para destituirle. Después pide al Rey que ratifique estas órdenes a Milans, y Su Majestad habla con Milans por teléfono y Gabeiras escucha lo que le dice.

Gabeiras destaca su mentís a Armada, en presencia de generales y jefes reunidos en su antedespacho, sobre la gravedad de la situación y las noticias dadas por Armada sobre el apoyo ofrecido a Milans por varias Regiones militares. Gabeiras asevera que él mantiene contacto con todas, y que la única postura rebelde es la de Milans; dice que autorizó a Armada para que acudiera al Congreso, para ofrecer facilidades a Tejero para una solución sin derramamiento de sangre; y precisa las diferentes posiciones de Tejero y de Pardo Zancada durante la madrugada, según Milans, quien califica de "más inteligente" a Pardo por estar conforme con la solución Armada, mientras Tejero no aceptaba nada.

La declaración de Gabeiras termina con una escueta exposición de las órdenes para proceder al arresto de algunos de sus principales subordinados, presuntamente implicados en los hechos: a las 14,30 horas del día 24 ordena a Milans que se presente en su Cuartel General, y allí le comunica a las 20 horas de ese mismo día que está arrestado por haber desobedecido sus órdenes; a las 15 horas del día 25 comunica lo propio al general Armada -a la sazón, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército-; y el día 26 ordena a los generales Torres Rojas y León Pizarro que se trasladen a Madrid para cumplir su arresto.

Laína precisa su actuación

Finalmente, el relator dio lectura a la declaración de Francisco Laína, director de la Seguridad del Estado y presidente en funciones del gobierno de subsecretarios constituido por iniciativa del subsecretario de Interior, Luis Sánchez Harguindey, con la conformidad del Rey y con conocimiento de la Junta de Jefes de Estado Mayor. El Monarca le dio personalmente instrucciones para resolver la situación de forma que fuera respetada la Constitución.

La declaración sumarial de Laína confirma datos ya conocidos respecto a su intervención en los hechos. Mantuvo una conversación telefónica con Milans, en que le pidió que reconsidere su actitud de mantener tropas en las calles, y añadió que debía conminar a Tejero para que depusiera su actitud. Habló después Laína con el Rey y con Fernández Campo, quienes le dijeron que Armada estaba desautorizado por don Juan Carlos.

Al salir del Congreso, Armada dijo a Laína que el Rey se había equivocado, que no debía haberse dirigido por televisión al país y que la solución era proponer a los diputados "una junta militar", presidida por él (Armada), volviendo al sistema democrático al cabo de un tiempo. Siempre según la declaración sumarial, Laína contestó a este planteamiento de Armada diciéndole que era anticonstitucional, y que además el Congreso estaba coaccionado por la fuerza de las metralletas. Asimismo pidió a Armada que, como militar, acatase las órdenes del Rey, y como ciudadano respetara la Constitución. El texto de Laína finaliza con una mención a la operación de salida de los diputados del Congreso.

A las 17.58, el presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar dio por terminada la sesión, que se reanudará a las diez de esta mañana.

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