El episcopado de Polonia adopta una postura ambigua frente a la crisis que atraviesa su país

La delegación de] episcopado polaco regresó ayer a Varsovia después de haber permanecido una semana en Roma y haber mantenido conversaciones con Juan Pablo II. Pero ni el primado ni los obispos que le acompañaron indicaron en sus breves declaraciones qué postura va a tomar la Iglesia en la crisis que vive Polonia. El cardenal primado, Jozef Glemp, dijo en el aeropuerto de Varsovia que no podía hablar de resultados de sus conversaciones en el Vaticano, "porque no esperaba ninguno". "Todo lo que tengo que decir", añadió, "lo dije ya en mi sermón de Roma".

Glemp se refería a un sermón pronunciado el pasado domingo en la iglesia polaca de Roma, en el que, entre otras cosas, pidió un lugar para el sindicato libre Solidaridad, y dijo que los polacos estaban siendo empujados al enfrentamiento. El sermón fue sólo parcialmente difundido en la Prensa polaca, que resaltó únicamente los llamamientos al diálogo hechos por el primado. "Como de costumbre", dijo Jozef Glemp en el aeropuerto de Varsovia, "traigo la bendición del Papa, que siempre reza por Polonia. El Santo Padre no nos envía ningún mensaje, porque se da cuenta de que tenemos que salir adelante nosotros mismos".Preguntado sobre si la Conferencia Episcopal Polaca, que debe reunirse dentro de dos semanas, tratará el problema de la necesidad de un consenso nacional que sirva para sacar al país de la crisis, el primado respondió que "la Conferencia Episcopal no es una institución política; nosotros discutimos asuntos de la Iglesia exclusivamente".

Margen de confianza

Las escuetas palabras del primado polaco no contribuyeron a aclarar cuál será la postura de la Iglesia en las próximas y decisivas semanas. Algunos observadores piensan que la Iglesia ha agotado el margen de confianza que podía haber dado inicialmente al régimen militar impuesto en Polonia hace dos meses. La homilía de mañana domingo, que posiblemente pronunciará el cardenal primado en Varsovia, quizá pueda añadir más luz a una posición todavía demasiado ambigua.