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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Sobre lo de 'los poscristianos'

El debate sobre Los poscristianos que planteó EL PAIS el domingo pasado, sugiere estas apostillas de José María Llanos. Para el autor, la referencia a las coordenadas históricas en el análisis de lo cristiano soslayan él problema fundamental de la relación Dios y yo, cuyo misterio es lo esencial en la vivencia del hombre que cree en Cristo.

El domingo día 24 leímos en el diario unos buenos trabajos sobre el tema. Este no podía tener más actualidad; tanta, que pasa del nivel de revistas a este diario. Fue buen tratado sin duda, y no es un viejo, a más no teólogo profesional, quien debiera apostillar tales escritos; pero... me siento tentado, aunque demandando la venia y re conociendo la distancia.Y en la cabeza, la coincidencia y beneplácito: ciertamente hay crisis en lo del cristianismo, crisis nueva en cuanto las críticas cada siglo van más finas en un caso continuo. Caffarena, Fierro y Marzal apuntan y analizan con cierta certeza, pero...

Aquí, el cristiano de a pie que supone llevar la voz de no pocos: Caffarena, amigo, no entiendo lo que entiendes con ese neutro tan ambiguo, lo cristiano, cuya «conservación, negación y superación» afirmas; mi, fe se centra en Cristo, dejándose de adjetivos. Fierro habla de «la muerte de la religión de Jesús», religión que en verdad no reconozco porque el Nazareno vivió la de su pueblo, añadiendo su mensaje desconcertante. Y Marzal divaga con el «Dios inútil en una sociedad posindustrial», siendo así, como lo, veo, que El, no ellos los dioses, siempre fúe inútil en lo anteindustriál y en lo posindustrial, y cuando fue utilizado por los hombres, ya estamos en lo de las religiones tan provechosas y útiles. Por aquí mi perplejidad, y más.

Pero me voy a lo que margino con más ganas: menos Marzal, ninguno se refiere en sus análisis a la fe como centro de todo el caso y misterio, la fe conjunción de gracia -es decir, oscuridad luminosa- y opción humana. Lo cristiano, la religión de Jesús, tratado todo ello sin apelar a la fe, pues no me va en verdad, y sigo a Marzal en lo que lo capital del caso es intimista, Dios y yo, gracia y'libertad tejiendo un caso que después retorcemos y en suciamos todo lo posible. Por ello, tratar desde coordenadas históri cas este caso me parece equivoca dillo. Lo de la fe es personal y no cuadra bien con lo de la situación y la época; sie - inpre hubo hombres. de fe, no demasiados sin duda, y ante tal hecho lo-crisWano y

Hubo después lo cristiano por supuesto, hubo antes y después lo religioso, creación de h`ombres de casi todo tiempo en busca de respuestas a esto de la vida. Pero ni lo cristiano, repito, merece especial preocupación, ni lo religioso deja de tener un origen natural que corre por los cauces de la historia. Bien, entonces que los peritos estudien lo cristiano y lo religioso y sus crisis, pero siempre que nos. concedan el derechode decir que nuestra fe va por encima'd,e tanta problemática,y en-tiempo de los poscrisitianos todavía hay y habrá hombres de fe; que no nos metan a todos en el mismo'sacó.

Fe -dirán-, pero desde ella estilo y forma de vida, moral. Bueno, Jesús habló de seguimiento en vez de moral y el seguimiento suyo es más bien de perdedor, de fracaso, corno nos recordaba Sádaba el otro día en Laclave. Y reconozcamos: toda religión, como toda invención humana, apunta al éxito no al dicho fracaso que delconcierta al hombre de fe (y que no nos salgan con que la moral de Jesús es de fracaso y resurrección, porque ésta es objeto de fe y no norma de conducta, y la esperanza no comprende sino aceptación del mensaje, tampoco moralidad al canto). Por algo la fe desnuda no es útil, no ayuda a resolver esto de la tierra, no entra en crisis (por supuesto, no soy enterado, pero don Martín era fo...).

Hasta aquí, a pesar de la torpeza, pueden no pocos cristianos estar conformes; los cristianos para quienes la fe no es una mera virtud teologal, sino todo su gran trance, un pacto a muerte con el Jesús histórico que trabaja en nosotros ante todo por el Espíritu -del que nuestros dichos teólogos han dicho poco en sus artículos- Por algo ser de fe es algo más que ser religioso y cristiano, precisamente por esta presencia misteriosa del Espíritu que,siembra y pide fe.

Hasta aquí, pues, lo más clásico y ortodoxo, a lo que también me veo tentado de añadir algo muy diferente. Por ser el nivel de fe algo tan su¡ géneris y distinto, por ello es compatible con tantos otros niveles. de opciones terrenas que buscan resolver esto de aquí lo más justamente posible con nuestras exclusivas frentes y manos. Por algo no sólo no hay oposición entre lá entrega a la fe y tanto otro compromiso humano, el cual puede ser incluso antirreligioso porque se sacude algo tan en su línea como es la religión corriente. Por algo, pues, se puede compatibilizar la militancia en la fe con otras militancias intelectuales de mera y justa cavilación. Y, sobre todo...

Cuando ambas opciones, la de-la fe y la de la tierra, a distancia galáxica ellas, cuando sin embargo apuntan a eso tan duro de entender como es lajusticia -el Diosjustíficador, el programa de una sociedad non-natta que antepone a todo, incluso a la libertad, la justicia humana-, entonces ya la compatibilidad.va adquiriendo cierto sen'tido al que podemos añadir lo de la carne y humanidad de Jesús, que no fue un hombre evadido de todo compromiso humano -por algo le colgaron, no por predicar su mensaje- El fue hombre, y los que somos sus hermanos nos podemos creer capaces de comprometernos sin renunciar, sino anteponiendo la fe a todo, a todo lo que sea humano por peligroso y ambiguo que sea, como lajusticia ensofiada. (Entonces ciertos poscristianos han acertado.)

Me parece que me voy pasando en esta anotación, pero creo interpretar lo vivido por bastantes hombres a quienes sin irse ni de la Iglesia sembrada por Jesús y ensuciada por los hombres, y tampoco de toda otra opción terrenal por revuelta que se nos presente ni apunta. la justicia, interpretando a estos pocos o muchos que si andan en crisis, y posiblemente porque los que saben tanto lo enreda mucho, cierro mi disquisición de vejestorio con aquello mismísimo del Maestro: «Quipolest capere capiat».

Hay poscristianismo, como siempre, pero todavía quedan hombres del «Hijo del hombre» muy humanos.

José María de Llanos es sacerdote j esuita.

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