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Tribuna:Oriente Próximo, una paz frágil /1
Tribuna
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Israel puede derrotar a los países árabes en cinco días

Israel, cuyo predominio militar aumenta en la misma proporción en que disminuye su seguridad, está dispuesto a asestar un duro golpe contra los países árabes en cuanto se produzca la menor señal de amenaza. La preocupación que inspiran a la Administración norteamericana las acciones militares israelíes de carácter preventivo impulsé al primer ministro Menájem Beguin a escribir al presidente Ronald Reagan, asegurándole que no atacaría a las fuerzas sirias y palestinas en Líbano, a no ser que mediara una clara provocación. Los países árabes, cuando no incrementan su armamento en previsión de una guerra con Israel, se dedican a prepararse para posibles confrontaciones entre ellos. Sus armas, que se les suministran cada día con menos limitaciones, proceden todas de fábricas de la Unión. Soviética, Estados Unidos y Europa. Los gastos militares en los países de Oriente Próximo son, en conjunto, cinco veces superiores a los de los países europeos, calculados en relación con la renta per cápita. El número conjunto de tanques para Israel, Egipto, Siria, Irak, Arabia Saudí, Libila y Jordania ha llegado a ser de 17.000, cuando era de 12.000 en 1977, y de 8.000 en 1973. El total de aviones de combate es de 3.000, mientras que en 1977 era de 2.200, y en 1973 de 2.000. Las unidades de lanzamiento de misiles tierra-tierra suman alrededor de 220, cuando en 1977 eran 65, y en 1973 no pasaban de treinta.

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La evolución progresiva en la calidad del armamento sigue adelante. Israel, Egipto y Arabia Saudí reciben-los últimos modelos de aviones de combate norteamericanos. La Unión. Soviética suministra sus mejores armas (tanques T72 y aviones Mig-25) a Siria y Libia, con preferencia, incluso, a sus aliados de Europa oriental.

En opinión de la inmensa mayoría de los entrevistados, Israel mantendrá una clara superioridad militar a lo largo de la década de los ochenta, a pesar del intenso flujo de armas hacia los países árabes.

Esta superioridad aumentará en el curso de los próximos tres a cinco años, ya que Israel estará en condiciones de absorber un volumen mucho mayor de armamento que los países árabes. Hacia el final de la década, el equilibrio y el grado de peligrosidad de la situación dependerán de si Egipto se mantiene en paz con Israel o si se convierte de nuevo en uno de sus enemigos.

Entre tanto, para reducir la capacidad árabe de atacar a Israel con misiles y aviones de largo alcance, los israelíes han desarrollado una doctrina militar basada en tomar la iniciativa de ataque en las zonas situadas en el interior de los países árabes.

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El costo del esfuerzo bélico para Israel se ha hecho tan alto que los jefes militares israelíes han desarrollado lo que denominan doctrina de las luces rojas, que consiste en adelantarse en la utilización de la fuerza en cuanto aparecen determinadas señales de peligro.

Esta doctrina constituyó uno de los puntos fundamentales de un discurso preparado por el ministro de Defensa, Ariel Sharon, para un congreso celebrado en la Universidad de Tel Aviv y que no llegó a pronunciar porque tuvo que asistir a una reunión del Parlamento en la que se votó la anexión de los altos del Golán.

En él discurso presentaba el concepto de la válvula de seguridad, lo que Sharon llamó "nuestra determinación y nuestra capacidad para impedir la ruptura del equilibrio militar territorial en los países vecinos". En el mismo discurso se subrayaba la necesidad de emprender las acciones necesarias antes de que se materializaran las amenazas de ataque.

Sharon, al subrayar los objetivos de dicha política, mantiene que Israel impediría la violación de las medidas de seguridad establecidas en acuerdos políticos, como el del Sinaí con Egipto, y el del Golán con Siria. El ministro israelí de Defensa señala que su país trataría de impedir cualquier violación del statu quo en el sur de Líbano, donde sirios, palestinos y libaneses continúan combatiendo.

Estrategia nuclear

Sharon afirma igualmente que Israel impediría cualquier modificación de la situación geográfico militar de la zona afectada que pudiera plantear graves amenazas, tales como la entrada masiva de fuerzas iraquíes en Jordania o en el sur de Siria o de fuerzas sirias en Jordania. "Para terminar", opina Sharon, "Israel está decidido a impedir que los países enfrentados a él o expuestos a ello tengan acceso a las armas nucleares".

En otras palabras, llegado el caso, Israel repetiría su ataque a la planta nuclear iraquí construida en las proximidades de Bagdad o a cualquier otra instalación de similares características situada en un país árabe. En el discurso se hacía referencia a Pakistán como una de "las preocupaciones estratégicas de Israel", de lo que se deduce que la política expuesta afectaría también a dicho país.

Los puntos tratados por Sharon se reprodujeron fielmente en conversaciones mantenidas con personajes de los círculos gubernamentales de Israel y con los jefes militares, israelíes. Los comentarios hacían referencia constantemente a la posibilidad de un enfrentamiento bélico, a pesar de la reconocida superioridad israelí y de su doctrina de disuasión militar. En relación con dicha posibilidad, la zona más conflictiva, según la mayoría de las opiniones consultadas, es Siria.

Un personaje clave del Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó: "No existe posibilidad algunas de que otros países árabes reconozcan el tratado de paz egipcio-israelí. Siria, que quiere socavar la posición dominante de Egipto, podría hacer algún intento deliberado en el terreno militar, con el fin de presionar a dicho país para que vuelva al redil. Es una posibilidad con la que hay que contar".

Si escuchamos a los diplomáticos y militares occidentales y egipcios, el riesgo parece apuntar, precisamente, en sentido contrario. Todos ellos expresaron su temor de que Israel esté buscando una oportunidad de atacar a Siria y destruir parte del creciente poderío militar de este país. Diversos miembros del Gobierno israelí parecían convencidos de que Israel estaba esperando un pretexto para atacar. Según ellos, las repetidas incursiones aéreas israelíes sobre la zona de la base de Tobruk constituían una provocación deliberada.

La amenaza soviéticaLos entrevistados estaban de acuerdo en que estas pesadillas árabes e israelíes están dificultando la materialización del objetivo de la Administración Reagan de conseguir un acuerdo estratégico en esta zona conflictiva contra la Unión Soviética. El único defensor de esta idea. es Israel. El ministro de Defensa de Egipto, teniente general Abdel Halim Abu Chazala, dijo en una entrevista que todo se reducía a dos concepciones estratégicas distintas: para Estados Unidos, el problema es la Unión Soviética, y para Egipto es Oriente Próximo y Africa. Según él, las diferencias existentes no son fáciles de soslayar.

Algunos miembros del Gobierno saudí fueron aún más allá en sus afirmaciones. El ministro de Asuntos Exteriores de este país, príncipe Saud, dijo en una entrevista: "Nos preocupan las iniciativas soviéticas en el golfo Pérsico. Pensamos que estas iniciativas crean una amenaza, aunque no esté dirigida específicamente contra Arabia Saudí". Otro miembro del Gobierno de este mismo país afirmó: "No queremos una confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética dentro del territorio de Arabia Saudí. No queremos convertimos en una nueva Alemania".

Los jefes militares americanos no parecían considerar con optimismo la posibilidad de que estas actitudes puedan superarse hasta el punto de convertir a ningún país de la zona, con la posible excepción de Omán, en lugar seguro para el almacenamiento de material militar americano o para la construcción de instalaciones que pudieran utilizarse como posible base para las fuerzas estadounidenses.

Algunos de los cargos americanos y árabes entrevistados fueron francos en sus opiniones de que los Gobiernos de la zona simplemente estaban utilizando la posibilidad de una amenaza soviética directa como medio para obtener más armas y ayuda militar de Washington.

Pero, para la inmensa mayoría de los entrevistados, los factores que determinan el equilibrio militar de la zona tienen poco que ver con el enfrentamiento ruso-americano.

Uno de estos factores es la introducción de armas de avanzada tecnología en la zona conflictiva Por su efectividad y su capacidad de destrucción, las consecuencias que acarrearía la utilización de estas armas serían tan considerables que es de la mayor importancia disponer de las mismas en cantidades considerables.

Un segundo factor lo constituye la diversificación de los proveedores, que permite una mayor independencia política.

El tercer factor es la formación de mayores arsenales, lo que implicaría una disminución de la de pendencia de proveedores externos en las fases iniciales de un enfrentamiento.Negras perspectivas

Dado el nivel y refinamiento de la tecnología militar y la continua presión por parte de todos los países para obtener más y mejores armas, será cada día más difícil mantener la inestable paz reinante, y ninguno de los entrevistados llega a entrever el final de la carrera bélica.

Según el ministro egipcio de Defensa, son precisas más armas para mantener contentos a sus soldados, conservar la estabilidad interna y defenderse de las agresiones de Libia. En opinión de los jefes del Ejército saudí, la lista de razones por las que es necesario obtener más armas es larga: para defenderse contra Irán y posiblemente contra Irak, para ayudar a sirios y palestinos contra Israel y para evitar que éstos se inmiscuyan en los asuntos internos de Arabia Saudí. Según personas allegadas a Beguin, la obtención de más y mejores armas es el único camino para sobrevivir a un enfrentamiento que Israel considera inevitable.

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