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Reunión estatal de estudiantes contra la política presupuestaria

La Delegación de Alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid ha convocado para los días 20 y 21 del próximo mes de febrero una reunión en Madrid de la Coordinadora Estatal de Estudiantes Universitarios, circunstancia que no se produce desde el curso 1979-1980, durante el cual los estudiantes se movilizaron en abierta oposición al proyecto de ley de autonomía universitaria. Con la próxima reunión, los estudiantes desean «situar los problemas presupuestarios en el primer plano del debate sobre la universidad».

Los objetivos de esta convocatoria fueron explicados el pasado jueves en una conferencia de Prensa por varios portavoces de la citada delegación, compuesta en la actualidad por los representantes estudiantiles ante la junta de gobierno de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). En su opinión, el permanente y desgastado debate sobre el marco jurídico de la universidad no puede seguir ocultando por más tiempo el constante deterioro de la institución universitaria como consecuencia de su penuria económica.«Nuestra principal preocupación en este momento es el ahogo presupuestario que está viviendo la universidad», afirma la delegación estudiantil madrileña en su convocatoria al resto de las universidades. «El hecho de que los Presupuestos Generales del Estado hayan aumentado por debajo del incremento del coste de la vida es, quizá, más que los titubeos del Gobierno en aprobar un proyecto de ley del que los estudiantes hemos dado suficientes pruebas de rechazo, el principal síntoma de hacia dónde va la universidad. Podemos dar fe, desde el puesto que ocupamos en la Universidad Autónoma de Madrid, de que se está realizando una verdadera gestión de la miseria, ni siquiera de la escasez, de la miseria a nivel de dotaciones, de mantenimiento de instalaciones, de bibliotecas, de actividades culturales. Y sabemos que el nuestro no es un caso aislado. La universidad española no puede seguir así, sin dinero para funcionar».

El informe sobre la situación económica de las universidades, elaborado en octubre pasado por iniciativa de la Conferencia de Rectores, parece haber sido el principal catalizador de la sensibilidad estudiantil, puesta de manifiesto en esta convocatoria de la coordinadora estatal. En los datos de este informe se basa la ponencia que la delegación de estudiantes de la UAM va a presentar en la reunión de los próximos días 20 y 21 de febrero. Reunión que, según los portavoces estudiantiles, «sólo tendrá lugar en el caso de que haya un número suficiente de adhesiones por parte de los diferentes centros universitarios del Estado».

Disminución de las dotaciones

Los estudiantes de la UAM no quieren que se manipulen cifras ni que se magnifique ningún tipo de dato, y por este motivo están estudiando «la fórmula para exigir a los estudiantes que asistan a la reunión una acreditación suficiente de la representatividad que pretendan ostentar». Matizan, por otra parte, que la reunión de febrero no va a revestirse grandilocuente mente de «reunión de las universidades del Estado», sino exclusivamente «de los centros universitarios (facultades, colegios o escuelas) que envíen a sus representantes».En relación, una vez más, al problema económico de las universidades, los portavoces estudiantiles dijeron en su conferencia de Prensa que la Administración suele manejar equívocamente las cifras que hace públicas. En este sentido, llamaron la atención sobre la disminución de las dotaciones específicas para la docencia, que no puede ser relativizada en función de las cifras que se refieren a inversiones inmobiliarias.

Difícilmente puede objetarse la argumentación de los estudiantes de la Autónoma madrileña si se observan los datos del cuadro adjunto, facilitado a EL PAIS por el equipo decanal de la facultad de Ciencias de esta misma universidad cuando los estudiantes de la división de Biológicas se manifestaron en la vía pública al comienzo de este curso para protestar por la penuria de instalaciones. El decano, José Ignacio Fernández Alonso, resumía entonces la situación económica de la universidad diciendo que «los estudiantes reciben menos y peores servicios cuanto más pagan».

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