Tres años de unas nuevas ordenanzas militares
Se cumplen hoy tres años de la promulgación de las nuevas ordenanzas militares. Si bien parte de ellas quedan pendientes del completo desarrollo normativo, es posible, en opinión del autor, hacer un balance de sus aportaciones en algunos aspectos concretos y, en general, sobre lo que han supuesto en las ideas y en la ilusión militar.
Los aniversarios y las conmemoraciones parecen fechas propicias para hacer balance, y más cuando, como en el caso de las Reales Ordenanzas, coinciden prácticamente con momentos tan significativos como el principio de un nuevo año y la promulgación de la nueva Constitución española.Parece, por tanto, lógico hacerse las preguntas de ¿qué eficacia y qué fruto han tenido las Reales Ordenanzas desde su aprobación? ¿Han influido de modo positivo o negativo en, las Fuerzas Armadas? ¿Se puede hacer una evaluación global de su incorporación a la ideología y a la moral militar?
Sin duda, es posible hacer un estudio sociológico en el que de alguna forma se reflejaran estas cuestiones, pero hay en la misma base del interrogante un error que invalidaría las respuestas, porque ni la eficacia de las Reales Ordenanzas se puede evaluar por el análisis de las cosas concretas ni tampoco pueden considerarse como un documento tan innovador "en el ámbito del pensamiento militar que haya producido un impacto revolucionario".
Las reformas de la vida cotidiana de las FA, que son uno de los elementos más concretos sobre los que hacer un posible balance, han de venir como consecuencia del nuevo Código de Justicia Militar, las Reales Ordenanzas de cada, Ejército y el desarrollo, en forma de estatuto profesional o de normas independientes, del Tratado III. ¿Cómo se encuentran estostrabajos?
El 6 de noviembre de 1980 se, promulgó la ley orgánica sobre el nuevo Código de Justicia Militar en la que, en sus disposiciones finales, se creaba una, comisión encargada de la articulación del nuevo código y se ordenaba que otra comisión redactase un proyecto de ley para el régimen de disciplina, sobre la base de unas directrices que señalaba la misma ley orgánica.
Esta última comisión está desde esa fecha trabajando y se encuentra terminado el primer proyecto sobre el régimen de disciplina, que, tras las consultas a los organismos correspondientes, parece que puede ser aprobado en breve plazo.
También las ordenanzas de cada Ejército están prácticamente terminadas y en condiciones de realizar la última revisión; como consecuencia de los informes de los mandos militares, próximamente se podrán elevar al Gobierno para su aprobación.
Ambos documentos -Régimen de Disciplina y Ordenanzas del Ejército, de la Armada y del Ejército del Aire- sí van a significar una reforma en cosas concretas y visibles, ya que, aunque muchos de sus artículos están recogidos de lo que están ya practicando muchas unidades, lo que para unos no será novedad, sí puede serlo para otros y, en definitiva, supondrá un impulso general de revisión y de uníficación
Impulsar la acción del mando
Uno y otro tienen el claro objetivo de impulsar la acción del mando, potenciando su iniciativa, y su responsabilidad y marcándole unas pautas generales que más que limitaciones son, o han de ser, guías o motores del ejercicio de su actividad.
Tema diferente es el desarrollo del Tratado III. Aunque sé han dictado ya- algunas, normas complementarias, conviene recordar que para su total puesta en mares necesario que se apruebe el estatuto de las libertades públicas para todo ciudadano, ya. que como es lógico, no es posible aprobar para las Fuerzas Armadas algo que no esté amparado por una norma de rango superior, como es una ley orgánica.
A pesar de todo lo dicho, sí puede hacerse un comentario sobre hasta qué punto en estos tres años han ido calando las Reales Ordenanzas.
No hay más que leer los discursos y declaraciones de altos mandos militares y del ministro de Defensa para comprobar que es raro aquél en que no se cite algún artículo. Aún más: en algunas ocasiones se han esgrimido con claro espíritu polémico, como si un tratado de moral pudiera convertirse en un arma arrojadiza. También se puede señalar que en las academias militares y en bastantes de los cursos de mandos se ha incluido su estudio, y con la reciente publicación de la Metodología para la enseñanza de las Reales Ordenanzas, en 1982 recibirá un notable impulso su difusión a nivel de tropa.
Tampoco han faltado algunos artículos en' las revistas militares y se ha publicado un importante estudio sobre Los valores morales de las FA en las Reales Ordenanzas, del teniente coronel Hilario Martín Jiménez ,que es de esperar suscite otros trabajos sobre la filosofía que éstas, tienen.
Integración, con el resto de la nación
Todo esto, sin ser un balance en sentido estricto, sí puede tener algo de aproximación pero sería un error considerlo como lo más importante.Mas influencia, aunque puede ser menos llamativa, la están teniendo algunas de las ideas que, sin ser revolucionarias, sí fueron nuevas en su formulación y, sobre todo, que recibieron en el texto el refrendo del mando militar y de toda la nación. No es momento para analizar todas, pero sí para destacar dos: el sentido social de integración con el resto de la nación y el sentido de las relaciones humanas.
Respecto a lo primero, no sólo la patria surge una y otra vez, sino que a través de recordar la obligatoriedad de la Constitución, del respeto a las poblaciones, etcétera, del citar expresamente que las Fuerzas Armadas forman parte del pueblo español, del que perciben su estímulo y apoyo, y sobre todo de recordar la alta misión que tienen de proporcionar seguridad a la nación, se insiste sobre la misma idea desde diferentes enfoques.
Respecto a lo segundo, hay que rechazar la idea de que antes de estas ordenanzas no estaba en la normativa militar la idea del respeto al hombre; pero hay que destacar que en este nuevo texto se ha desarrollado con coherencia y profundidad, y que tanto al hablar del compañerismo como en las relaciones entre subordinados y mandos, o con el mismo enemigo, el concepto de que toda relación entre personas debe estar impregnada del respeto, trato humano y debida consideración, suponen una auténtica superación de las filosofías masificadoras que actualmente están vigentes en la moderna sociedad industrial.
Bien está, por tanto, hacer balance; pero hoy, a tres años de la promulización de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas de Su Majestad Juan Carlos I, es quizá mas oportuno fijarse en hasta qué punto están suponiendo un avance en las ideas y una renovación en la ilusión. Y esto no., es cuantificable.
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