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Aumentan las anulaciones de matrimonio católicos en Estados Unidos

La anulación de matrimonios católicos se ha multiplicado espectacularmente en Estados Unidos, según declaran fuentes católicas americanas. En el año 1980 se han pronunciado 34.484 sentencias canónicas de anulación, lo que representa una cifra 77 veces superior a la de 1968.La liberalidad norteamericana en la concesión de anulaciones canónicas ha sido objeto de frecuentes críticas en medios vaticanos, en el V Sínodo sobre la Familia, celebrado en Roma en octubre de 1980, el cardenal Felici, presidente del Tribunal Supremo de la lolesia, atacó «a un país muy grande» donde, según un obispo de origen cubano de Nueva York, «se concedía la anulación del matrimonío con mucha rapidez y sin cobrar demasiado dinero. Por eso vienen muchos españoles». Hay que tener en cuenta que tres cuartas partes de las anulaciones canónicas de todo el mundo se producen en Estados Unidos.

«Ya no es necesario contratar un especialista de derecho canónico en Roma», declaraba Lasalle Caron en Washington, un padre de familia cuyo matrimonio ha sido anulado a los trece años de la boda. Antes había que probar, para obtener la anulación, que uno de los cónyuges era homosexual, bígamo o que estaba loco. Ahora es suficiente, en Estados Unidos, demostrar que le faltaba madurez en el momento de contraer matrimonio o que padecía un desequilibrio emocional o psicológico.

Según el portavoz de la Confederencia Nacional de Obispos, Russel Shaw, la Iglesia norteamericana quiere, de esta manera, «responder a la imposibilidad de la gente a resolver sus problemas matrimoniales». La Sociedad de Derecho Canónico de América está alarmada por el crecimiento de los divorcios en Estados Unidos: según las estadísticas, la mitad de los matrimonios celebrados acabarán en divorcio.

El hecho de la anulación no quiere decir, según la susodicha sociedad, que los hijos de una unión anulada sean ilegítimos. «Eso es un asunto del Gobierno y no de la Iglesia, declararon.

Para acceder a la anulación canónica en Estados Unidos, los demandantes tienen que estar ya divorciados legalmente y presentar un expediente sobre «la historia de su matrimonio», que será juzgado por un juez eclesiástico.

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