Técnicos para el Ejército
En estos momentos en que el desempleo nos azota, el Ministerio de Defensa no aprovecha la formación técnica, muy valiosa y de gran utilidad en los modernos sistemas de armas, que reciben nuestros alumnos en las escuelas de formación profesional, procediendo, en dirección contraria, a la autorreclutación de aspirantes partiendo de la educación general básica, cuando el país está dispuesto a poner en sus manos a miles de jóvenes que, mediante abreviados cursillos de reconversión, se convertirían en auténticos especialistas que cubrirían suficientemente las necesidades operativas de los ejércitos en materia de especialistas.Piénsese, por ejemplo, en la Armada española, donde para alcanzar los humildes galones de sargento especialista se requiere, entre cursos y prácticas, un promedio de ocho a diez. años.
Recientemente, en el programa de Televisión La clave (18-12-1981) el periodista Miguel Angel Aguilar expuso el sentir de los jefes de Marina cuando, después de preparar a un especialista en sonar, abandonaba la Armada y se marchaba a la vida civil, donde se le ofrecían mejores perspectivas profesionales y más altas retribuciones.
En efecto, si lo que de verdad se pretende es contar con cuadros de mandos y especialistas altamente cualificados, el país los tiene. Los ejércitos sólo necesitan entrenarlos en el empleo del material militar que utilizan sus unidades y dotaciones. Volviendo al ejemplo anterior, indubitadamente, la formación de un sonarista es dilatada y enormemente costosa para la Armada y para la nación, y ello porque para alcanzar esta preparación, según el vigente Plan de Estudios de la Marina de Guerra, únicamente se accede a él reclutando al aspirante en posesión del certificado de estudios primarios, y en las últimas promociones, del título de graduado escolar, pero no sería tan costosa si la Marina hubiese seleccionado a un titulado de FP de primer o segundo grado de las especialidades de electricidad o electrónica.
Desde aquí hago una llamada a los miembros de la Comisión de Defensa del Congreso para que asuman las líneas maestras de este planteamiento, porque pienso, y dicho sea con el más absoluto respeto y el enorme cariño que siento hacia la institución militar, España no se puede permitir el lujo de formar técnicos para el paro y duplicar la formación de'otros con enormes sacrificios.
Por otra parte, el sistema que acabo de exponer es muy similar al seguido por los modernos ejércitos europeos y mediante él se lograría, qué duda cabe, un mejor aprovechamiento y administración de los caudales públicos, unas Fuerzas Armadas con savia joven, operatívas, racionales y eficientes al menor coste posible y, por último, una mayor integración en la sociedad civil a la que sirven y cuya defensa se les encomienda./ Profesor de Formación Profesional.
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