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Solidaridad, un sindicato obligado a asumir la responsabilidad política

A los pocos días de la constitución de Solidaridad, en septiembre de 1980, se presentó el primer y gran litigio del sindicato con el poder: reconocer o no el papel dirigente del partido comunista (POUP) en el Estado polaco.El debate se explicaría con el correr de los meses, cuando los sindicalistas de Lech Walesa anunciaron que al "socialismo real" (de tipo soviético) oponían la "nueva revolución polaca", que, según uno de los cerebros de la organización, Andrzej Celinski "no es otra cosa que el socialismo en libertad con pluralidad política".

La posibilidad de que un cierto tipo de pluralismo se instalase en Polonia la avanzaban incluso personas comprometidas con el régimen, como el periodista y diputado Karol Malcuzynski, que comentó en junio pasado en Madrid que el espectro parlamentario "debería ampliarse con personas de distintas tendencias".

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El carácter político de Solidaridad no es algo que se haya propiciado en los últimos meses como consecuencia de la degradación de la situación política y económica en el país. Y mucho menos algo espontáneo, como la propia declaración de las huelgas del Báltico.

El mismo día de la firma de los acuerdos de Gdansk, una fuente solvente de Varsovia dijo que el estallido estaba previsto para diciembre de 1980, décimo aniversario de los desórdenes del Báltico. La información no fue desmentida en círculos obreros.

Por otra parte, Solidaridad no es el primer sindicato independiente en la Polonia comunista. En 1978, en el Báltico y Silesia, dos puntos obreros de importancia capital, se formó el sindicato libre WZZ, el germen de la organización de Walesa.

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Desde el mismo momento en que se aprobó la constitución de sindicatos libres y el derecho a la huelga, en el seno de Solidaridad aparecieron diversas tendencias sobre el uso político de la huelga como arma frente a un poder que no gozaba de popularidad y que desde entonces se encontraba con una oposición organizada. De ahí había un solo paso para tratar de que en esa oposición naciera una alternativa política de poder.

Diversas tendencias

Según pasaron los meses, la primitiva planificación de lucha política tomó una especialización entre las diversas secciones del sindicato. Así, mientras los obreros formaban la vanguardia en el mantenimiento de las libertades conseguidas y avanzó el proyecto de autogestión, los campesinos de Solidaridad Rural (NSZZRII) establecían sus propias reivindicaciones para la reprivatización de la economía, tanto la agraria como la industrial -a través de Solidaridad Artesanal-. Los estudiantes del NZS, por su parte, se encargaron de la permanente reivindicación de la libertad política, haciendo de los dirigentes encarcelados de la Conferedación de Polonia Independiente (KPN) una bandera.En medio de todas estas ramas sindicales, dos tendencias políticas fundamentales se debatían en Solidaridad, que comenzaron a generar pequeñas estructuras de lo que llegarían a ser partidos políticos, todos ellos bajo las ideologías directrices del socialismo democrático y una democracia cristiana cargada de nacionalismo.

Sociólogos como Jerzy Milewski pusieron a punto un partido socialista autogestionario (Partido Obrero Polaco), denunciado la semana pasada por la Prensa, que debía celebrar su congreso fundacional dentro de algunas semanas. Otra corriente que conectaba con los socialismos europeos estaba encabezada por los líderes del autodisuelto KOR, Jacek Kuron y Adam Michnik, apoyados por los "radicales" Andrzej Gwiazda y Jan Ruiewski, mientras que el ex catedrático de español de Varsovia Antoni Macierewicz era partidario de una formación de socialismo nacionalista.

Por su parte, Walesa agrupaba a las tendencias democristianas con gran ascendencia nacionalista y que conflaban en la Iglesia como fuerza política determinante. Se habló de un partido denominado La Joven Polonia, que agruparía a estos hombres.

Aparte queda la KPN, hacia la que, antes el KOR y posteriormente Solidaridad, guardaban ciertas distancias por su "política compulsiva". Michnik comentó en 1979 que su dirigente, Lech Moczulski, "era un exaltado peligroso, dispuesto a expulsar por la fuerza a los soviéticos". Sin embargo, la KPN consiguió un papel fundamental en el congreso de Solidaridad en Gdansk, y ha sido quizá determinante en el giro radical del sindicato.

Hoy, con la esperanza frustrada momentáneamente, hay que recordar el Programa 44, redactado en noviembre de 1976 por obreros e intelectuales, que pedía división de poderes y la autogestión completa. Hubieron de pasar cuatro años para que lo que entonces pareció un sueño de disidentes estuviera a punto de transformar la realidad de Polonia.

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