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La económica británica crecerá un 1% el próximo año

Andrés Ortega

El canciller del Exchequer británico, sir Geoffrey Howe, al presentar ayer su "minipresupuesto", que incluye algunas medidas duras para el contribuyente, reconoció que el gasto público aumentará en unos 5.000 millones de libras (925.000 millones de pesetas) para el año fiscal 1982-1983. La razón es, por una parte, la recesión, y, por otra, la inflación.El canciller dijo que la producción aumentará en el Reino Unido en un 1% el próximo año, hablando de "una recuperación gradual" de la economía británica, lo cual provocó grandes risas sarcásticas entre las filas laboristas. Por otra parte, hace un año Howe indicó que por estas fechas la inflación estaría por debajo del 10%. Ayer esta meta fue de nuevo oficialmente retrasada hasta finales de 1982.

El aumento del gasto público esta fundamentalmente destinado a las industrias nacionalizadas (120.000 millones de pesetas), a la defensa, cuyos gastos aumentarán en 89.000 millones de pesetas; a los nuevos programas de formación profesional para los jóvenes en paro (150.000 millones de pesetas), y al Gobierno local (250.000 millones de pesetas).

Aumento de las cuotas a la Seguridad Social

Este aumento del gasto público ha sido pues una victoria para los conservadores moderados, que lo venían pidiendo desde tiempo atrás. La otra cara de la moneda es que, con el Gobierno empeñado en su política monetarista, con un deseo concreto de no aumentar el déficit presupuestario, el dinero para este aumento del gasto público deberá provenir de algún lugar.Para comenzar, y estas medidas sólo serán efectivas a partir de abril de 1982, se reducirá el coste administrativo del Gobierno central, limitando, como ya se había anunciado hace algunas seemanas, el aumento salarial de los funcionarios a un 4% anual, con una inflación de un 11,7% en la actualidad. El Gobierno se propone también reducir la plantilla de funcionarios para llegar en 1984 a la meta que se había fijado en mayo de 1979: la eliminación de 102.000 puestos de trabajo en la Administración.

El canciller ha decidido aumentar la contribución directa a la Seguridad Social de los trabajadores -y no de las empresas- en un 1%, lo cual supone que los empleados se llevarán entre 900 y 1.800 pesetas menos al mes a sus casas. El precio de las medicaciones de la Seguridad Social aumentará en un 30%.

Aunque se revisarán las pensiones de viudas y jubilados para que se ajusten al índice de la inflación, éste no será el caso para los casi tres millones de personas que cobran el seguro de desempleo. De hecho, su nivel de vida bajará. Por otra parte, las becas de los estudiantes tampoco aumentarán con la inflación, sino tan sólo en un 4%, como en el sector público.

Para Peter Shore, portavoz laborista para Asuntos Económicos, estas medidas son "un daño innecesarío" para los británicos, demostrando los "dos años y medio de fracaso sin parangón en la gestión de la. economía británica" desde que los conservadores llegaran al poder en mayo de 1979.

El "minipresupuesto" prueba que la primera ministra británica, Margaret Thatcher no tiene la intención, por el momento, de revisar su política económica. En estas condiciones, los observadores continúan siendo particularmente pesimistas en cuanto a la posibilidad de que ésta alcance su doble objetivo: vencer la inflación reduciendo la masa monetaria.

Sindicatos y trabajadores parecen estarse preparando, en efecto, para hacer frente a las medidas de austeridad de la primera ministra, quien ya ha anunciado que los aumentos salariales deberán estar por debajo de la inflación.

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