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La rehabilitación en un programa de asistencia geriátrica

Está fuera de toda duda que la rehabilitación es uno de los pilares en que debe apoyarse cualquier programa de asistencia geriátrica integral, entendiéndose esta rehabilitación en su más amplio contexto, no sólo como terapia encaminada a combatir los síndromes invalidantes que puedan presentarse en el anciano, sino como la aplicación de un programa preventivo, de revitalización, que evite o retrase la aparición de invalideces como consecuencia de los procesos de involución senil.Bajo el prisma de médico rehabilitador, nos preocupa la atención integral al anciano y tratamos de dar unas pinceladas de cómo, a nuestro juicio, se debe llevar a cabo un programa de rehabilitación geriátrica, en el habitat del anciano, basado en la experiencia desarrollada en las ciudades sociales de ancianos de la Diputación Provincial de Madrid.

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Lo ideal es mantener al anciano en su domicilio y en su medio, donde ha vivido toda la vida, facilitándoles una serie de ayudas de tipo médico y social que le permitan mantener su independencia y ocupar su tiempo libre, coordinándose las actividades desde centros abiertos, hospitales o centros de día, donde el anciano, según su situación, pueda acudir a pasar la jornada.

Aunque consideramos que en el momento actual la residencia no es el sistema idóneo de alojamiento del anciano, la realidad está ahí y la vida en las mismas debe tener un sentido. El concepto de estas instituciones debe cambiar, y potenciarse la llamada residencia asistida o, en su caso, residencia mixta, con la creación de módulos asistidos en las actuaciones residencias de válidos.

En la mayoría de estos centros no se admiten ancianos con un síndrome invalidante establecido, pero los nuevos baremos de ingreso para los dependientes de instituciones públicas hacen que sean los de mayor edad y necesidades psicofísicas y sociales los que ingresen, y, por otra parte, los que ingresaron con anterioridad tanto por el proceso fisiológico de involución senil como por haber presentado algún proceso agudo determinante de una incapacidad, nos lleva a que entre los residentes abundan los enfermos crónicos e inválidos. Nuestra experiencia nos hace asegurar que un tercio de todos los ancianos acogidos en residencias en nuestro país actualmente padece de una enfermedad crónica o de una circunstancia invalidante y, en muchos casos, se encuentran permanentemente en cama, por lo que la aplicación de técnicas de rehabilitación es indispensable.

El tratamiento rehabilitador estará encaminado, por una parte, al tratamiento específico de los síndromes invalidantes que le requieran, y, por otra, a la realización de un programa de revitalización geriátrica, basado en la realización de ejercicio y actividades, dirigidos por personal cualificado, con objeto de retrasar la aparición de la sintomatología invalidante en ciertos procesos crónicos y mantener al anciano en las mejores condiciones físicas para conseguir su mayor independencia y adaptación a la vida colectiva en la residencia.

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Pero además, la vida normal en una residencia transcurre sin un verdadero sentido de colectividad, limitándose los residentes a dejar. pasar las horas y los días sin actividades personales y colectivas que puedan llenarle su ocio y dar contenido a los últimos años de su vida, teniendo a lo sumo alguna actividad (teatro, cine, tertulias literarias, etcétera), en la que la participación personal es mínima.

La terapia ocupacional, pilar fundamental en el desarrollo de la rehabilitación geriátrica, coordinada y dirigida por personal cualificado, con su abanico de múltiples actividades, será la base para la ocupación del ocio y, por tanto, dar contenido a la vida.

Las residencias de la Diputación Provincial de Madrid, que atienden a más de 3.000 ancianos, son las primeras residencias de ancianos válidos de las instituciones públicas de nuestro país que han puesto en funcionamiento servicios de rehabilitación (fisioterapia y terapia ocupacional), con dotación de material suficiente y personal cualificado. Están dirigidos por un médico rehabilitador, con un fisioterapeuta en cada una de ellas y un terapeuta ocupacional, con monitoras ocupacionales en cada departamento.

En un año de funcionamiento se han tratado en el departamento de fisioterapia alrededor del 25% de los residentes, en cifras absolutas del conjunto de ancianos, lo que nos da una idea del índice de cronicidad de los procesos patológicos que en general presentan, ya que los programas preventivos son aún escasos, aunque aumentan de día en día, debido a la mentalidad de nuestros mayores, al no ser de aplicación obligatoria.

Los departamentos de terapia ocupacional que empezaron a funcionar con posterioridad, por problemas administrativos, van adquiriendo unas perspectivas no esperadas, ya que también aquí nos enfrentamos con los mitos que toda persona de edad tiene: "ya he trabajado bastante", "no tengo ganas o no puedo", "no sé hacerlo", etcétera.

Sin embargo, el desvelo del personal y la ayuda valiosa de un equipo de psicólogos, que como plan piloto funciona en dos residencias, se va mentalizando al residente y la asistencia al departamento de terapia ocupacional se va incrementando. En esta época en que se celebran sus fiestas de aniversario, en todas las residencias se ha hecho una exposición de los trabajos realizados, que son vendidos posteriormente, y con el beneficio se podrán programar las actividades que decidan los propios residentes. Esto supone una satisfacción para los interesados, y al mismo tiempo, un incentivo con el que despertamos un mayor interés dentro de la colectividad y con seguimos una mayor asistencia para el desarrollo de las actividades de terapia.

Con los principios que hemos expuesto y con la experiencia obtenida en las residencias de la Diputación Provincial de Madrid nos encontramos en la obligación de propugnar que estos programas se establezcan en todas las residencias de ancianos dependientes del Ministerio de Sanidad (Inserso), donde a lo sumo existen pequeños gimnasios, con material insuficiente y sin personal cualificado, y departamentos de terapia ocupacional sin ser utilizados por falta de personal que mentalice e incentive a los residentes.

Por otra parte, y abundando en la idea de lo que exponíamos al principio, la orientación ha de hacerse hacia la creación de hospitales y centros de día, con la correspondiente ayuda a domicilio, que aparte de conseguir mantener al anciano en su medio, atendiéndolo en sus necesidades médicas y sociales, el coste de asistencia es mucho más bajo y con los mismos presupuestos se puede atender a mayor número de personas, dejando el ingreso en las residencias para los verdaderamente necesitados.

Hace ya tiempo hemos presentado un plan para potenciar las actividades de los hogares de ancianos dependientes del servicio social de la tercera edad, y que pueden considerarse como pequeños centros de día, en el que se exponen las bases de creación de servicios de rehabilitación, que, por otra parte, están concebidos, pero infradotados e infrautilizados y sin personal cualificado. Con ello conseguiríamos mantener la actividad física de los ancianos asistentes a los mismos y ocupar su tiempo libre con actividades de terapia ocupacional.

Su funcionamiento podría establecerse dentro de una acción coordinada entre Insalud, Inserso y Servicios Médicos Municipales (centros de salud), para conseguir una acción integral y evitar dispersión de esfuerzos y medios.

Recientemente tenemos presentado este estudio también al Ayuntamiento de Madrid, con el fin de iniciar esta acción en el futuro centro geriátrico municipal, e incluso extenderlo a los centros de salud.

Juan R. Parreño Rodríguez es médico rehabilitador, jefe de los servicios de rehabilitación de las ciudades sociales de ancianos.

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