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Bernard Hurwitz,

un veterinario israelí, no vaciló en aplicarle la respiración boca a boca a un caimán para evitarle morir en la sala de operaciones, cuando intentaba cerrar la profunda herida que el animal sufría en una pata. Por supuesto que la boca del caimán estaba perfectamente abierta y asegurada con un palo colocado transversalmente entre las fauces. El animal, que atiende al nombre de Oren, tiene tres metros de largo y pesa 130 kilos, había sido el perdedor de una pelea con otro pequeño cocodrilo en una localidad turística de Israel.

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