Causas y efectos
EL PROCESAMIENTO de Xavier Vinader, acusado de dos delitos de asesinato por complicidad y de otro de colaboración con bandas armadas, no se basa, como un ingenuo lector pudiera suponer al repasar distraídamente los titulares de la Prensa, en la ayuda prestada por el inculpado a unos matarifes para perpetrar sus crímenes o en su apoyo a la infraestructura de una organización terrorista. Los hechos que soportan tal imputación, aun sin tenerse ellos mismos mínimamente en pie, son dos artículos publicados por el procesado, en diciembre de 1979, sobre las tramas negras en el País Vasco y sus presuntas conexiones con el terrorismo de ultraderecha. ETA Militar asesinaría posteriormente a dos personas citadas en ese reportaje, y el ministerio fiscal calificaría en principio, nada más y nada menos, que de inducción al asesinato la circunstancia de que las víctimas de los atentados aparecieran mencionadas en los artículos de Xavier Vinader. Más tarde, el ministerio público, probablemente consciente de la aberración jurídica que implicaba equiparar al periodista con quienes habían descargado sus armas contra las víctimas, rectificaría esa calificación para sustituirla por la acusación de complicidad, en este caso susceptible de ser castigada con la misma pena que correspondería a un homicida.Se diría que la herencia del pensamiento mágico, previo a la ciencia moderna, según el cual basta con que un acontecimiento. preceda a otro para ser su causa (post hoc, ergo propter hoc), ha obnubilado en esta ocasión la ponderación de la calificación fiscal. Ya no es la libertad de expresión, amparada por el artículo 20 de la Constitución, la que corre riesgo en el juicio que hoy celebra la Audiencia Nacional. Es la capacidad para establecer con objetividad la causalidad entre un acontecimiento y otro la que se ve amenazada por esta vinculación de causa a efecto atrabiliaria. Creemos que no es sólo el periodista Xavier Vinader y la libertad de Prensa, sino también el sentido común y la seguridad jurídica, quienes deben ser defendidos de esta inmoderada acusación.
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