El pintor Manuel Angeles Ortiz, entre los premios nacionales de Artes Plásticas

Manuel Angeles Ortiz, 85 años, pintor español de la Escuela de París, es premio nacional de Artes Plásticas por decisión de un jurado que ayer concedió estos galardones, dotados con medio millón de pesetas cada uno y convocados por el Ministerio de Cultura. Los otros premiados son el escultor Andréu Alfaro y los pintores José Hernández, Luis Gordillo y Joan Hernández Pijuán. Constituyeron el jurado que concedió los premios el escultor Martín Chirino, el pintor Albert Rafols Casamada, el crítico Enrique Azcoaga, el presidente de la Asociación de Críticos, Víctor Nieto; el catedrático de Historia del Arte José Romero Escassi, el presidente de la Fundación Joan Miró, Francesc Vicens; el subdirector general de Artes Plásticas, Alvaro Martínez Novillo, y el director general de Bellas Artes, Javier Tusell. El jurado se pronunció por unanimidad.

Joan Hernández Pijuán, José Hernández, Andréu Alfaro y Luis Gordillo son los otros galardonados

Manuel Angeles Ortiz, granadino, recibió su galardón «por su labor como pintor español de la Escuela de París y su larga y continuada dedicación a la pintura». Manuel Angeles Ortiz protagonizó el pasado año en su tierra la exposición más importante de su ingente obra, en la que, según sus propias palabras, siempre ha tratado de huir de lo folklórico. Colgó doscientos cuadros, entre los que se hallaban óleos, dibujos, grabados, linóleos, cerámicas, retratos a lápiz de los cuatro hermanos García Lorca, el boceto de un proyecto para un monumento a Federico y las maquetas que hizo para El retablo de maese Pedro, de Manuel de Falla. Manuel Anzeles Ortiz empezó a pintar desde niño, en Granada. Se estableció en París en 1922, con el poeta malagueño Emilio Prados. Tenía entonces la intención de estar sólo tres meses en la capital francesa, pero, según ha contado, «fue tanta la impresión que me hizo conocer a Picasso y conocer el arte moderno, que hasta entonces yo sólo había podido intuir por mi propia sensibilidad, que al final, en vez de quedarme tres meses, me quedé nada menos que diez años».

Granada nunca dejó de estar presente en su obra. «Todos los recuerdos de mi infancia los tengo vivos, muy vivos, y todos han influido mucho en mi obra», ha dicho.

Andreu Alfaro, escultor valenciano, recibe el premio nacional de Artes Plásticas cuando la ciudad alemana occidental de Colonia celebra la presencia de sus obras en las calles de una ciudad que no deja de visitar con creaciones suyas desde 1973. En España, la obra de Alfaro figura en numerosos museos y es también motivo de espectáculo callejero. En mayo de este año expuso una muestra de su escultura en los jardines de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense. Fue premiado «por su trayectoria ininterrumpida en las nuevas formas escultóricas».

Joan Hernández Pijuán, catalán de cincuenta años, recibe su premio «por el rigor en el desarrollo de su obra, tanto en pintura como en grabado, y por su función pedagógica y docente». Una de las virtudes de su arte ha derivado de su despreocupación «por ser o no moderno», lo que le ha convertido en un radical de la pintura de vanguardia. Este año mostró su obra 7 en la galería Prats de Barcelona.

José Hernández (Tánger, 1944) recibió su premio «por su trayectoria como grabador y pintor de carácter personal y aislado en sus ejecuciones». Pintor inclasificable, heredero de una tradición múltiple, Hernández considera que el superrealismo sigue vivo en España y su obra vive de esa convicción, que pone en práctica con un gran rigor plástico. Su pintura ha sido definida como la ejecutada con «el sabio virtuosismo del visionario».

Luis Gordillo (Sevilla, 1934) expone actualmente en las galerías Cellini y Theo, de Madrid, sendas muestras de una obra de carácter abstracto, cuya originalidad le ha hecho merecedor a Gordillo de ser calificado como uno de los pintores más importantes de su generación. En efecto, el premio que ha obtenido le ha sido otorgado «Por su renovación del concepto de pintor y su influencia indudable en las jóvenes generaciones».