La nave "Columbia" tiene prevista para hoy, su segunda salida al espacio
Si todo sale como está previsto, la nave espacial Columbia iniciará hoy, en Cabo Cañaveral (Florida), su segunda misión espacial, con 83 órbitas alrededor de la Tierra, durante cinco días, antes de aterrizar (le nuevo en la base de Edwards (California).
Los técnicos de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) están optimistas. Esperan que esta vez el cronómetro no se paralice 31 segundos antes del despegue, como ocurrió el pasado día 4, por contaminación en los filtros de aceite de los motores de la nave Columbia.
Un fallo que costó a la NASA casi dos millones de dólares (unos 190 millones de pesetas), al tener que aplazar durante una semana el lanzamiento de la nave espacial. Ironía de la historia: los dos filtros de aceite sustituidos cuestan el equivalente de unas quinientas pesetas. Pero el problema técnico quedará pronto olvidado si la nave espacial Columbia sale hoy, como está previsto, a las 7.30 horas (1.30, hora de Madrid) del centro espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral.
"Esta vez salimos de verdad", declaró sonriente el coronel Joe Engle. "No olviden de poner rollo en sus cámaras", añadió, no menos entusiasta, el capitán Richard Truly, dirigiéndose a periodistas y fotógrafos concentrados en el centro espacial Kennedy.
Esta vez las previsiones meteorológicas son buenas. Sólo la aparición de "problemas técnicos menores", que en ningún caso parecen suficientes para retrasar el vuelo, inquietan a la NASA.
Una de las unidades de comunicaciones que mantendrán el contacto entre la nave Columbia y el centro espacial de la NASA en Huston (Texas) falló a veinticuatro horas del lanzamiento.
Rápidamente los científicos e ingenieros de la NASA reemplazaron la unidad de comunicaciones, sin alarmarse por un vuelo que esta vez se da como seguro.
La nave Columbia realizará así su segunda misión en el espacio, con las características inéditas que la distinguen del resto de los ingenios espaciales: la de poder salir y entrar en órbita espacial, gracias al empuje de los dos cohetes propulsores, y la de poder regresar a la Tierra, aterrizando casi como un avión convencional.
Operaciones de ensayo destinadas a reparar, colocar o retirar satélites artificiales del espacio constituirán la principal función de la Columbia en su actual vuelo.
Un brazo metálico articulado de unos quince metros de longitud, incorporado en la parte de carga de la Columbia, simulará los primeros ensayos de las nuevas funciones tecnológicas de la Columbia.
La NASA confía en que los vuelos de las aeronaves Columbia se conviertan en rutinarios en su treintena de misiones previstas para el próximo quinquenio.
Pero, antes de llegar a la rutina de los vuelos tipo Columbia, la opinión pública norteamericana presta gran atención al tema. Las televisiones dan el espectáculo con gran despliegue de programas en directo, y se calcula que medio millón de personas se concentran en los alrededores del centro espacial Kennedy, con la esperanza esta vez de contemplar la estela de gases, el color y el sonido que supone el escaso minuto en que la Columbia es visible para el Ojo humano desde la Tierra en su fugaz ascensión hacia el espacio.
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