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Creado un consejo intergubernamental anglo-irlandés

Andrés Ortega

Los primeros ministros de Irlanda y del Reino Unido, Garret Fitzgerald y Margaret Thatcher, acordaron ayer en Londres la creación de un consejo intergubernamental anglo-irlandés que dará una expresión institucional al carácter único de las relaciones entre ambos países, según se explicó en un comunicado al final de la cumbre.Cuando el año pasado Thatcher se reunió en Dublín con, Charles Haughey, predecesor de Fitzgerald al frente del Gobierno irlandés, el comunicado conjunto habló entonces de una revisión de "la totalidad de las relaciones entre las dos islas", consiguiendo así el Eire que se le reconociera una voz en los asuntos de Irlanda del Norte.

Ayer, los dos líderes hablaron de una mayor colaboración entre ambos Gobiernos, "con una amplia composición" del consejo anglo-irlandés. Se entiende que éste estará al principio formado por ministros y altos funcionarios, siendo ampliado con el tiempo a la esfera parlamentaria, con diputados del Eire, de Gran Bretaña y del Ulster.

La cumbre, calificada de "gran éxito" por ambos líderes en su primer encuentro oficial, no supone una rápida solución al problema norirlandés. Nadie lo esperaba. Pero ahora los fiscales generales de ambos países estudiarán nuevos métodos de lucha contra el terrorismo, y con carácter de urgencia se abordará la construcción de un nuevo enlace eléctrico entre el norte y el sur de Irlanda. El Eire tiene el gas barato que necesita el Ulster, y éste dispone de un exceso de electricidad.

Cinco horas de discusiones

Durante las cinco horas que duró la cumbre, se discutieron temas de seguridad. Por la mañana, Fitzgerald había visitado a uno de los miembros de la guardia irlandesa británica, herido hace unas semanas en un atentado del Ejército Republicano Irlandés (IRA provisional) en Londres. Fitzgerald mostró así públicamente su condena del terrorismo, a la vez ,que prosigue su cruzada para hacer el Eire más atractivo para los protestantes del Norte, tratando de abolir la pena de muerte, legalizar el divorcio y suprimir los artículos de la Constitución de 1937 sobre la meta formal de una Irlanda unida.Por el momento, la reunificación irlandesa no parece viable, en opinión del Gobierno británico, que no está dispuesto a llevar a cabo ninguna reforma constitucional en Irlanda del Norte sin el consentimiento de la mayoría, es decir, de los protestantes. Los unionistas más intransigentes aprovechan estas cumbres para reafirmar su fe en la integración del Ulster en el Reino Unido y criticar al Gobierno británico (curiosamente, siempre utilizan este último calificativo, como si se tratara de un Gobierno extranjero) con gritos de "traición", como hizo ayer lan Paisley, al llevar a Margaret Thatcher una carta de protesta.

La cumbre del año pasado, rodeada de una bruma de ambigüedad, despertó mayores expectativas que la de ayer. Entre las dos, Irlanda del Norte ha pasado por uno de los períodos más tensos de su historia reciente, con los diez muertos en huelga de hambre, que sirvieron para que los políticos volvieran a descubrir que esta región existía.

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