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Armonía total en la clausura del congreso democristiano de la RFA

En completa armonía, y sin presentar soluciones concretas para sacar al país de la crisis, concluyó en Hamburgo el 30º Congreso de la Unión Democristiana de Alemania (CDU), en el que la posición del presidente del partido, Helmut Kohl, ha quedado, de momento, fortalecida.Los democristianos se sienten en el umbral del poder", en espera de que la agónica situación por la que atraviesa la coalición social-liberal que gobiernan en Bonn se resuelva a su favor. En esta situación, la CDU no quiere correr el riesgo de presentarse al electorado de la RFA dividida, no pueden permitirse el lujo de una discusión sobre la capacidad o incapacidad de su líder, Helmut Kohl.

El actual presidente del partido y jefe del grupo parlamentario sería el canciller indiscutible si la crisis de Gobierno se plantease antes del final de la legislatura, en 1984. Kohl ha triunfado en Hamburgo con su estrategia de no comprometerse con nadie y contra nadie, para evitar ataques.

Sin comprometerse

Kohl calla, y de esta forma no irrita a nadie en su partido, ni se ve obligado a enfrentarse con un canciller, Helmut Schmidt, que le podría rebatir sus argumentos. Kohl, basado en sondeos de opinión, se abstiene de medirse dialécticamente con Schmidt, porque los electores perciben la diferencia de capacidad política entre los dos de una manera palpable, y sale perjudicado en el enfrentamiento.La CDU ha seguido en el congreso de Hamburgo la línea marcada por su presidente y no aceptó las sugerencias del secretario general del partido, Heiner Geissler, de dar una respuesta a las cuestiones candentes que plantea la cada día más inquieta población de la RFA. En la discusión programática, la CDU, en Hamburgo, se limitó a repetir posiciones ya conocidas, y faltó por completo el elemento sorprendente. Unicamente la idea vistosa de dedicar un día a la discusión con los quinientos jóvenes invitados al congreso rompió la monotonía y aburrimiento de las sesiones.

De momento, la estrategia de Kohl se ha impuesto, pero, si la CDU no consigue sustituir al actual Gobierno antes de 1984, los democristianos podrían, en vísperas de las próximas elecciones, tener que afrontar de nuevo su eterna cuestión de decidir quién es el candidato más adecuado para el puesto de canciller. El próximo año está lleno de elecciones regionales, en los Estados de Baja Sajonia, Hamburgo, Hesen y Baviera. Entonces se verá de forma clara si los democristianos son capaces de dar un impulso hacia el poder en Bonn o si su fuerza sólo responde a la debilidad del contrario, a no ser que el actual Gobierno caiga antes por el peso de sus propios errores.

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