El gráfico evidencia
el importante proceso de sustitución entre el petróleo y el carbón ocurrido desde hace año y medio, y que es el resultado conjunto de un amplio programa de inversiones públicas iniciado con anterioridad y de una más reciente política de precios realistas, que ha propiciado nuevas inversiones privadas. Esta sustitución de una fuente energética básicamente importada por otra predominantemente nacional tiene tres grandes consecuencias: un ahorro importante de divisas (disminución del déficit de la balanza de pagos), una reducción de las incertidumbres en el abastecimiento exterior y una creación de puestos de trabajo (directos e indirectos) El programa de inversiones públicas y privadas que está en marcha permite prever la continuación de la tendencia descendente de la curva para los próximos años.
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