Beguin considera que el histórico voto del Senado norteamericano supone un nuevo peligro para Israel
La reacción del Gobierno israelí a la aprobación por el Senado norteamericano de la venta de aviones AWACS de vigilancia electrónica a Arabia Saudí ha sorprendido a diplomáticos y observadores por su moderación. En lugar de las esperadas diatribas acerbas, el Gobierno israelí se limita, en su comunicado, a "lamentar" la autorización dada por el Senado a la Administración norteamericana para que firme el contrato armamentístico con Riad y expresa su agradecimiento a todos aquellos que en Estados Unidos se opusieron a este acuerdo, que "supone un nuevo peligro para el Estado de Israel, sin precedentes en nuestra historia".
El comunicado difundido por la jefatura del Gobierno, que preside Menájem Beguin, señala que "entre aquellos senadores que aprobaron la transacción (...) muchos respaldan la política de Israel en Oriente Próximo y en el mundo libre" y concluye recordando que Arabia Saudí "es un país en guerra con Israel, que condena los acuerdos de Camp David y subvenciona las actividades terroristas".La moderada reacción israelí se explica, en primer lugar, por la actitud del primer ministro Beguin que consideraba inútil ahondar las divergencias con el presidente Reagan, su Administración y la mayoría del Senado, ya que era imposible que reconsiderasen su decisión. "La batalla está perdida, ni las lágrimas ni la ira servirán ahora de nada, y sería contraproducente para los intereses israelíes manifestar su irritación o enfadarse con el presidente Reagan", afirmó Beguin ante sus ministros.
La carta de Reagan, que recibió Beguin el miércoles pasado, contribuyó a apaciguar los temores en Jerusalén relajando la tensión existente con Washington y, modificando la relación de fuerzas en el Gabinete israelí. En su mensaje Reagan garantiza a las autoridades hebreas que "Estados Unidos seguirá, mediante su asistencia militar y tecnológica, garantizando la seguridad de Israel y, que el porvenir de Israel constituye la primera preocupación estratégica norteamericana en la región".
Dirigentes de la oposición laborista y varios ministros, entre los que destaca el de Defensa, Ariel Sharon, discrepan abiertamente con el punto de vista de Beguin, al considerar que la victoria saudí va más alla de poner en tela de juicio la seguridad militar de Israel, al convertirse también en un triunfo diplomático para Riad justamente cuando el príncipe heredero saudí Fahd propone un plan de paz para la zona, que Reagan elogió públicamente. El Gobierno israelí rechaza categóricamente este plan que prevé la creación de un Estado palestino cuya capital sería Jerusalén Este.
Por este motivo, el ex primer ministro laborista, Itzhak Rabin, solicitó ayer una reevaluación de la situación estratégica de Israel.
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