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Punto muerto en la elección del nuevo secretario general de la ONU

China mantiene su veto contra la reelección del austriaco Kurt Waldheim para un tercer mandato -lo que sería un hecho sin precedentes- de cinco años al frente de las Naciones Unidas, cargo que le disputa el ministro de Asuntos Exteriores de Tanzania, Salim A. Salim, quien cuenta con el apoyo del bloque de países del Tercer Mundo.

Dos nuevas rondas de votación a puerta cerrada entre los quince representantes de los Estados miembros del Consejo de Seguridad -presidido por el embajador de España ante la ONU, Jaime de Piniés- no aportaron nuevos datos al impasse en que se encuentra el proceso de elección de nuevo secretario general. Mañana, viernes, continuarán las rondas de votación.

La postura de Pekín, que insiste en el deseo de un secretario general tercermundista, favorece la presentación formal de nuevos candidatos, casi todos representantes de países latinoamericanos.

Perú presentó oficialmente al embajador Javier Pérez de Cuéllar, y Argentina, al embajador Carlos Ortiz de Rosas, mientras se especula con la eventual candidatura al puesto del actual ministro de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda.

El decisivo poder del veto

Entre los quince países que pertenecen al Consejo de Seguridad, los cinco Estados miembros permanentes (EE UU, URSS, China, Francia y el Reino Unido) cuentan con el poder clave del veto, lo cual hace imposible la elección de cualquier candidato sin el beneplácito de los grandes.Aunque el veto actual de China a la reelección de Waldheim, sorprende por su insistencia, la mayoría de los observadores diplomáticos cree que, en última instancia, habrá un compromiso para otorgar un nuevo mandato quinquenal al diplomático austríaco. Sobre todo, porque Estados Unidos se opone firmemente, por su parte, a que el cargo de secretario general de la ONU sea ocupado por una personalidad de un país subdesarrollado.

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Washington teme que la presencia de un tercermundista como secretario general de una Asamblea de 156 países, donde predominan las naciones en vías de desarrollo, pueda tener consecuencias imprevisibles para la política de Estados Unidos.

Por otra parte, las hipótesis de una candidatura sorpresa del español Jaime de Piniés fueron formalmente desmentidas por el propio embajador, quien las calificó de descabelladas y ridículas. "¿Para qué iba a ser un candidato oculto, para que nadie me votara?", ha dicho Piniés, quien desempeña actualmente, por rotación, el cargo de presidente del Consejo de Seguridad.

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