Solamente buenos propósitos al final de la "cumbre" de Cancún
Un tímido compromiso sobre el inicio de negociaciones globales en las Naciones Unidas, sin consenso en torno al procedimiento, los plazos y el contenido, es el único acuerdo operativo de la cumbre Norte-Sur de Cancún. Más allá de este pacto queda un cierto clima de distensión y una declaración final cargada de buenos propósitos, con el reconocimiento explícito de que la lucha contra el hambre debe tener prioridad absoluta. El Sur no ha hecho variar una sola de las posiciones expresadas por Ronald Reagan en su primer discurso de la conferencia.
Esto ha bastado para que todos los participantes tratasen de transmitir un moderado optimismo, escasamente compartido por los periodistas. Incluso sobre las negociaciones globales se subraya que Estados Unidos apenas ha introducido un avance que se pueda considerar significativo sobre la declaración de Ottawa."Los jefes de Estado y de Gobierno", dice a este respecto el comunicado oficial de Cancún, "confirmaron la conveniencia de apoyar en las Naciones Unidas, con carácter urgente, un consenso para iniciar las negociaciones globales sobre una base mutuamente acordada y en circunstancias que ofrezcan la perspectiva de un progreso significativo, teniendo en cuenta la urgencia del tema".
Ni siquiera la confusa literatura de las conferencias internacionales fue capaz de ocultar en este caso que se trata de un compromiso cogido por los pelos. Sobre todo cuando se dice a continuación que algunos países (Estados Unidos). "insistieron en que no deben afectar a las competencias de los organismos especializados".
Aquí radica una de las diferencias básicas. El Sur y todo el Norte, excepto Estados Unidos, entienden que el marco de las negociaciones debe ser la Asamblea General de la ONU. Reagan y su equipo opinan que cada tema debe ser tratado en las agencias especiales.
La primera puerta
Apenas se ha abierto una primera puerta para las discusiones previas a las negociaciones globales, Alexander Haig dijo que los Gobiernos presentes en Cancún y otros interesados en el tema se reunirán pronto de manera informal para acordar el procedimiento, y Mitterrand opinó que existe ya un compromiso y que, si para enero no se ha iniciado el diálogo, recordará a todos el acuerdo de Cancún.López Portillo fue algo más explícito al aceptar que existía un acuerdo de fondo, aunque siguen sometidos a discusión el método, el escenario y las Competencias. Trudeau, que al terminar la lectura del comunicado tiró los papeles sobre la mesa con gesto displicente, dijo por su parte: "Fracasamos en obtener un acuerdo sobre cual sería el siguiente paso. No es una aceptación de EE UU del proceso exacto iniciado hace más de un año".
En el campo alimentario no hubo acuerdos específicos, aunque se recomendó la elaboración de un programa a largo plazo para erradicar el hambre antes del año 2000. "El hambre debe ser erradicada cuanto antes. Este objetivo es, sin duda ninguna, una obligación de la comunidad internacional y constituye una prioridad fundamental".
El comunicado final señala, en línea con la posición norteamericana, que la ayuda directa debe siempre reservarse para "situaciones de emergencia" y que la solución tiene que venir de un esfuerzo sostenido de cada país por su autosuficiencia alimentaria, junto con una "suficiente ayuda internacional".
Los mandatarios del Norte y del Sur señalan el aspecto positivo de la política demográfica, instan a las Naciones Unidas a evitar duplicidades en sus programas contra el hambre y recomiendan al Fondo Monetario Internacional que adecue su fondo alimentario a las necesidades reales de los países en desarrollo.
Mas allá de estos dos capítulos, los reunidos entraron en el campo de las discrepancias, sobre todo con Estados Unidos. Reagan mantuvo su oposición a la filial energética del Banco Mundial. "Se luchó por crear esta filial", dice el comunicado. Arabia Saudí se mostró dispuesta a entrar en este proyecto, siempre que lo hagan también los países industrializados. Mitterrand expresó su esperanza de que se cree al menos un sector energético dentro del Banco Mundial, para financiar la factura de petróleo de los países importadores del Sur.
Sugerencias comerciales
En el capítulo del comercio apenas se pasó de la sugerencia de que se realicen esfuerzos para estabilizar la cotización de los productos básicos, que en opinión de Miterrand no están sometidos a las leyes del mercado, sino a la especulación que se maneja desde unos pocos despachos.El debate sobre cuestiones financieras no aportó nada nuevo. Sólo una nueva denuncia del peso negativo que sobre la economía mundial están teniendo las altas tasas de interés.
Este mínimo bagaje de acuerdos se completa con el reconocimiento de la interdependencia de las economías nacionales y la aceptación de que la solución de la crisis exige una acción conjunta.
Margaret Thatcher diría al final que no había escuchado nada que le llamara realmente la atención y que el logro final era el lanzamiento de las negociaciones globales. Indira Gandhi lo expresó así: "No tenía grandes esperanzas y de esta forma todo lo que se consiga es bien venido".
Los jefes de Estado abandonaron ayer Cancún con varios libros de López Portillo, una cigarrera de plata y una medalla conmemorativa. La cumbre quedará para el recuerdo como una reunión de buenas intenciones, en la que se acertó al menos a evitar la confrotación. Pero es poco probable que el foso entre el Norte y el Sur vaya a estrecharse demasiado por sus conclusiones. Y ahora ya no queda siquiera la esperanza de un nuevo Cancún.
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