La inspección del transporte terrestre
En uno de los editoriales del número de EL P.AIS del pasado martes día 6 de octubre, bajo el titulo El tráfico homicida se destacan algunos de los muchos problemas que el transporte tiene planteados actualmente en nuestro país. En él se alude en determinadas ocasiones al Cuerpo Técnico de Inspección del Transporte Terretre, cuya asociación me honro en presidir, y en cuyo nombre tengo hoy el deber de dirigirle estas líneas con el ruego de su publicación.Ante todo, quiero manifestarle que esta asociación suscribe hásicatnente la filosofía que tal editorial contiene, si bien deseamos aclarar y matizar ciertas inexactitudes importantes que luego expondremos. En este sentido querernos hacer constar que los inspectores hemos sido los primeros en denunciar reiteradamente dicho estado de cosas. proponiendo soluciones y recabando medios y facultades indispensables con las que poder llevar a cabo una inspección ordenada y exhaustiva del sector. Ello puede comprobarse en la Tribuna Libre que con el título F.l transporte v la inspección del Estado se publicó en EL PAIS de 19 de abril de 1980, firmada por el entonces presidente de la asociación, don Pablo Puente Paz, así como en numerosos editoriales de la revista Derecho v Economía del Transporte publicados en los años 1979. 1980 y 1981.
Pero, como acabamos de exponer, el referido editorial incurre parcialmente en ciertos errores e inexactittides que pueden ser graves porque afectan injustamente a un colectivo de funcionarios que intenta cumplir lo mejor que puede, y le dejan, con su cometido. Y así no llegamos a comprender qué pretende decirse con que el destino de los inspectores "es más las
mesas de oficina que la carretera". Quien 1e haya informado, señor director, debe saber que la vigilancia del tráfico y del transporte en la carretera le corresponde por ley 47,11959, de 30 de julio, al hoy Ministerio del Interior, y es ejercida por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, y es lógico que sea así, que sea un cuerpo dotado de disciplina y fuero militar y no un cuerpo de funcionarios civiles, cuyas misiones inspectoras no están en la carretera, sino en los centros de mercancías. agencias, estaciones, medios, empresas y en los propios órganos administrativos del Ministerio de Transportes, cometido lógico y relacionado con su especial preparación profesional y académica (ingreso por oposición entre titulados en Derecho, Económicas, Ingeniería Industrial y de Caminos, Canales y Puertos), ya que de lo contrario sería una interpretación errónea y opuesta a los principios de organización administrativa y un derroche para la economía del país. Además, no todas las tareas que se realizan en una mesa de oficina son por sí mismas "burocráticas"; también en las mesas de oficina se hace inspección, y a veces más importante que la realizada fuera de la oficina.
Se nos podrá decir que la plantilla actual de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, a pesar de su más que acreditada abnegación, no puede abarcar humanamente todas las tareas que tiene encomendadas; a ello nosotros respondemos que los efectivos de dicha agrupación son menguados incluso sólo para la vigilancia del tráfico en materia de circulación, lo que hace preciso el incremento de sus dotaciones, lo cual, unido a la complicada normativa del transporte, ha sido la razón de que esta asociación haya propuesto reiteradamente la creación de unas unidades especiales dentro de la agrupación del referido cuer-
po, dedicadas principahr,ente a la vigilancia del transporte, idea que fue bien acogida por la Dirección General de dicho Instituto, pero no prosperó por la falta de interés de las por entonces autoridades del Ministerio de Transportes.
Queremos puntualizar también el que a los inspectores no nos falta preparación que haga necesarios "sencillos cursillos"; al contrario, lo que necesitamos son medios para llevar acabo nuestra función, de los cuales carecemos totalmente en estos momentos. Llegadas a este punto, verdadera raíz del problema, debemos hacer constar que así como el Ministerio de Hacienda se preocupa de recaudar los impuestos y tasas que gravan las actividades y medios de transporte, desde el vehículo al combustible pasando por las empresas y servicios, no permite en cambio en justa compensación dotar a la Administración de los referidos medios, precisos para la imprescindible
reordenación y control de un sector tan vital para el país.
Por otra parte, el citado editorial confunde aspectos como las señalizaciones, prohibiciones, etcétera, que afectan lógicamente a la Dirección General de Tráfico, o bien otros que afectan al MOPU, como la reparación y mantenimiento de !os firmes de las carreteras, todo lo cual excede, por tanto, de la competencia del Ministerio de Transportes, y consecuentemente de la Inspección de Transportes./
, presidente de la Asociación del Cuerpo de Inspectores del Transporte Terrestre.
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