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La llegada de los socialistas franceses al poder mitiga sus divergencias en el congreso que hoy se inicia

Desde hoy, viernes, hasta el próximo domingo, el Partido Socialista (PS) francés celebrará su congreso nacional en Valence. Es el primer cónclave de este género tras la victoria aplastante del PS el pasado día 10 de mayo, con la elección de François Mitterrand como presidente de la República.

Las relaciones entre el partido en el poder, la elección de las instancias dirigentes, la redefinición de las diversas corrientes en el seno del socialismo galo, muy particularmente la posible participación del rocardismo en la dirección, constituyen las líneas directrices del congreso de "la unión y de la victoria", que, por encima de todo, intentará no complicarle la vida al Gobierno. Sólo se presenta una moción (la mitterrandista), en torno a la cual girarán los debates. Lionel Jospin, actual primer secretario, será con certeza reelegido.Diez años después, el socialismo moribundo francés se ha convertido en un PS que es el primer partido de Francia. En 1971, en efecto, un hombre también moribundo (políticamente), François Mitterrand, en Epinay, recogió todas las sobras con alguna referencia al socialismo, y él, que no era socialista, fundó el PS. Un partido que, el pasado mes de mayo, le sirvió de trampolín para resucitar, personalmente y para consolidar esa plataforma socialista francesa.

El presidente y su partido, hoy, presentan un poder político, económico y sindical sin paralelo en la historia de la República Francesa: 210.000 militantes, la Presidencia de la República por siete años, la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional por cinco años, la nacionalización del 20% de la producción francesa, la complacencia más o menos explícita de las centrales sindicales y, mientras dure, la colaboración del Partido Comunista francés (PCF). El congreso de Valence, por ello y antes de nada, tendrá en cuenta esa realidad y procurará preservarla, tras casi un cuarto de siglo en la oposición.

Según el primer secretario, Lionel Jospin, el congreso debe ser "el principio de una gran movilización", y para ello ha lanzado el lema común a todos los congresistas: "Convencer, arrastrar, conquistar". Es decir, el PS está en el poder y, por primera vez desde que se fundó, las ambiciones nacionales e internacionales primarán sobre las querellas internas que dominaron los congresos anteriores.

¿Quiere eso decir que han desaparecido las sensibilidades ideológicas diferentes que conforman el socialismo francés?. No es así, pero la necesidad para el Gobierno mitterrandista de hacer creíble su gestión elude de momento las divergencias internas.

Cuatro tendencias

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En el PS cohabitan las cuatro tendencias tradicionales: el mitterrandismo socialista y humanista (51% en el comité dirigente), el Ceres marxista (16%), los seguidores del primer ministro, Pierre Mauroy, socialista de inspiración cristiana (17%) y los rocardianos, que simbolizan el realismo económico de tendencia socialdemócrata y autogestionaria (15%).El grupo del ministro del Plan, Michel Rocard, aparece como el gran vencido antes del congreso. La victoria de Mitterrand, en un primer tiempo al menos, ha desacreditado a Rocard ante sus compañeros, que no le perdonan dos fallos de apreciación: el haber intentado ser candidato en vez de Mitterrand y el haber desaconsejado la disolución de la Asamblea Nacional, que, el pasado mes de julio, le dio al PS la mayoría absoluta en el hemiciclo legislativo.

La moción que conducirá los debates es la presentada por los mitterrandistas, aprobada de antemano por las otras dos corrientes y apoyada por Rocard, que ha temido perder representatividad a la hora de confrontar una moción suya frente a la mayoritaria. Por ello, el comité director rebajó su representación del 21% al 15%. El congreso decidirá si el rocardismo participará en la dirección del partido, hasta la fecha compartida por los mitterrandistas y por el Ceres.

Esta moción de síntesis aborda la estrategia global del partido ante el futuro. Se trata de un doble de la política preconizada por el candidato Mitterrand, pero más radical. De entrada, el texto define la acción del Gobierno y la del partido: "Por medio de una voluntad de ruptura (con el capitalismo) hay que encarrilar, en la práctica, a un gran país industrializado y de tradición democrática por el camino de la democracia socialista".

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