"El elogio del plan de paz saudí por Arafat ha causado malestar entre los palestinos"
La declaración de Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en Tokio, en la que calificaba el plan de paz saudí para Oriente Próximo de "buena y apreciable plataforma para instaurar la paz", ha causado "un profundo malestar en las filas palestinas", afirmó ayer a EL PAIS, Abu Iyad, miembro del comité central de Al Fatah, principal grupo integrante de la OLP. Abu Iyad, de 49 años de edad, encargado de las cuestiones de seguridad en la OLP, está considerado como el número dos de la organización palestina.
Pregunta. ¿Qué puede cambiar en Oriente Próximo después del asesinato del presidente egipcio Anuar el Sadat?Respuesta. La muerte de Sadat repercutirá inevitablemente en la región, aunque por ahora no se produzcan cambios en Egipto, al ser ese país una pieza clave del escenario de Oriente Próximo. No cambiará nada, en todo caso, hasta abril de 1982, fecha en la que la totalidad de la península del Sinaí debería ser devuelta a Egipto por Israel. Nosotros tenemos nuestras dudas sobre si el Estado hebreo aplicará lo pactado. Hasta esa fecha, sin embargo, lo que probablemente va a suceder es el estallido de un guerra limitada entre Sudán y Egipto por un lado, y Libia por otro. Este conflicto lo alienta Estados Unidos, que con sus asesores militares y aviones AWAC podría dirigir los movimientos de las tropas egipcias y sudanesas. Su objetivo consiste no tanto en derrocar al líder libio, Muamar el Gadafi, sino en realzar el prestigio internacional de sus dos aliados, después de lo ocurrido con Sadat, y consolidar sus regímenes intentando galvanizar a sus opiniones públicas con una victoria militar exterior.
P. ¿Qué le hace sospechar que Israel no va a cumplir su promesa de devolver el desierto del Sinaí?
R. Antes incluso de la muerte de Sadat, el jefe del Estado Mayor israelí, general Rafoul Eytan, aconsejó reexaminar la decisión de retirarse, alegando que el régimen egipcio dependía de un solo hombre cuyos sucesores podrían rectificar su política. Inmediatamente después del atentado, el ministro del Interior, Yosef Butg, opinó que la paz no estaba anclada en la mentalidad de los egipcios, y por tanto resultaba arriesgado retroceder un espacio que asegura a Israel una mayor profundidad estratégica para su defensa. Ahora, los dirigentes israelíes dudan de la solidez del equipo de recambio. Israel está al acecho de cualquier pretexto para poder seguir ocupando el Sinaí. Si la ocupación perdura habrá que ver cuál es la reacción egipcia.
P. La OLP y el mundo árabe aparecen como profundamente divididos en torno al plan de paz del príncipe saudí Fahd, al que Yasir Arafat dio su aprobación esta semana en Tokio.
R. Arafat no dio un visto bueno global al plan. Dijo solamente que constituía "una buena y apreciable plataforma para instaurar la paz", lo que ha sido mal comprendido por Siria y tres organizaciones palestinas que consideran que el reconocimiento, previsto por el plan, del derecho de todos los Estados de la zona a vivir en paz significa que los Estados palestino e israelí deberían coexistir. Y quien dice coexistencia dice reconocimiento mutuo, por lo menos implícito. Nuestra Carta fundacional descarta el reconocimiento de Israel y las declaraciones de Arafat han causado un profundo malestar en las filas palestinas.
P. ¿Anticipando su rechazo del plan, no intenta Siria y sus organizaciones palestinas adictas presionar a la OLP para que también dé una respuesta negativa?
R. Los saudíes nos aseguraron que Irak, Jordania y Siria habían aceptado su propuesta, pero eso es inexacto por lo que a este último país se refiere. Le puedo afirmar, en todo caso, que en el momento de definirnos no pediremos su opinión a nadie.
P. ¿El rechazo del plan por la OLP no equivaldría a perder una oportunidad histórica de hacer las paces?
R. Que algunas organizaciones palestinas lo critiquen no significa que la OLP, en su conjunto, lo vaya a rechazar. Los que han juzgado el plan de antemano se equivocan. Tendremos que pedir más detalles al príncipe Fahd y discutir entre nosotros el tema de la coexistencia pacífica entre Estados de la región. Pero aunque aprobásemos la propuesta saudí, no por eso tendría más probabilidades dé prosperar, porque tanto los israelíes como los norteamericanos se siguen aferrando a negociar única y exclusivamente en el marco de Camp David.
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