Los partidos políticos temen que la mitad de la población andaluza se abstenga de votar el Estatuto
La campaña del referéndum sobre el Estatuto de Autonomía andaluz toca hoy a su fin sin que el ambiente popular en torno suyo se acerque, ni por asomo, al que vivió esta región en los días precedentes al 28 de febrero de 1980. En medios políticos solventes se teme una abstención superior al 50% del censo.
Conscientes de esta situación, los obispos andaluces difundieron ayer un comunicado alentando a sus feligreses a votar por su estatuto, al término de la reunión de los obispos del sur de España celebrada en Córdoba. Sebastián Cuevas informa desde esta capital de la declaración difundida a la Prensa por monseñor Montero, en la que se insiste en que no es moralmente correcto despreocuparse de los asuntos que conciernen al porvenir de nuestro pueblo. «A la luz de la doctrina social de la Iglesia», señala el breve texto, «cada ciudadano está llamado a participar en las tareas, colectivas de la comunidad a que pertenece. Como pastores», termina diciendo la nota, «permanecemos fieles a estas exigencias y apoyaremos sin reservas a cuantos realicen algo positivo en favor de nuestro pueblo».Si bien en las últimas fechas puede notarse una cierta animación entre los ciudadanos -mucho más visible en las zonas rurales que en las ciudades-, ningún líder político espera con sinceridad que la participación ciudadana se acerque al 63% logrado el 28-F, cuando el cambio de rumbo experimentado por UCD, que pidió entonces abstención, hizo reaccionar, a la contra, a muchos miles de andaluces sensibles a la discriminación y el agravio que se quería perpetrar contra su tierra.
Hay que indicar que la afluencia de votantes en aquella fecha superó en cuatro puntos a la conseguida por vascos y catalanes en sus respectivos referendos estatutarios. Ahora la máxima preocupación de los líderes políticos andaluces se centra en la convicción de que un alto porcentaje de abstenciones devaluaría automáticamente la autonomía de Andalucía de cara a futuras conquistas de poder político, y vendría a dar la razón a quienes, desde la derecha nacionalista de otras comunidades, cuestionan seriamente la voluntad real de autogobierno del pueblo andaluz.
Fin de campaña con los líderes
Lógicamente, en el temido abstencionismo tienen mucho que ver el desencanto ante la vida política en general, el jeroglífico que ha rodeado al proceso autonómico andaluz, que ha pasado por los artículos 151, 143 y 144; el hecho de que los principales partidos estén de acuerdo en el voto afirmativo y la actuación más bien protocolaria y para cubrir el expediente de la inmensa mayoría de los ayuntamientos y diputaciones de la región. Los partidos, por su parte, han desarrollado campañas con las miras puestas más allá, concretamente en las elecciones al Parlamento andaluz.Algo parecido ha pasado con las grandes figuras nacionales de la política, cuyas preocupaciones esenciales se han centrado en la campaña electoral gallega. Tras una fugaz visita de Felipe González a Córdoba, hasta hoy no se han decidido a viajar a Andalucía los líderes de UCD y el PCE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.