Mayores incentivos a la fusión de empresas de seguros
Los empresarios de seguros han logrado tramitar, a través de diversos grupos políticos, numerosas enmiendas al proyecto de ley sobre Ordenación y Fomento del Seguro Privado, enviado al Congreso por el Gobierno a finales de la pasada primavera. La consecuencia más clara de ello, según medios empresariales y administrati vos consultados por EL PAÍS, es que las fusiones y agrupaciones de empresas serán incentivadas, y no desapareceráu en los próximos seis años tautas pequeñas aseguradoras como se había previsto. En total, han sido presentadas cerca de setecientas enmiendas, de ellas unas doscientas por los agentes, para defender sus intereses
Al elevar los capitales mínimos exigidos a las compañías de seguros como una de las formas de garantizar su solvencia y responder al reto de la entrada de España en la Comunidad. Económica Europea, los redactores del proyecto pensaban abrir en el sector un proceso de concentración. Estimaban, concretamente, que desaparecerían la cuarta parte de las empresas existentes, la mitad de ellas por fusiones, y la otra mitad por liquidaciones. En este caso último, situaban a unas 88 entidades con patrimonio neto conjunto por valor de mil millones de pesetas.
Los mínimos proyectados
La ley de 1954 fijó un capital mínimo de veinticinco millones de pesetas para las aseguradoras, excepto en los casos del subsector de asistencia sanitaria, donde iba de 200.000 a 600.000 pesetas. El proyecto de ley indicaba que al final del período de adaptación las sociedades anónimas del ramo de vida deberían tener desembolsado como mínimo doscientos millones; las de caución, crédito y responsabilidad civil, cien millones de pesetas; las de accidentes, enfermedad y daños a las cosas, cincuenta millones, y las de asistencia sanitaria y jurídica, veinticinco millones de pesetas. Para las mutuas, estas exigencias se limitaban en una tercera parte aproximadamente.Cuando el proyecto entró en las Cortes había 69 sociedades anónimas y 54 mutuas cuyas garantías financieras superaban tales mínimos. Las 422 sociedades anónimas y noventa mutuas restantes iban a necesitar teórica mente para completar los mínimo, 13.184 millonesde pesetas, de loslque 6.488 correspondían a las de asistencia sanitaria y jurídica, si bien el déficit era más reducido al considerar que en 1979 y 1980 las ampliaciones de capital y nuevas reservas patrimoniales habían supuesto unos 5.000 millones de pesetas. Corno Iras concentraciones podían ahorrar ampliaciones de capital por unos 3.300 millones de peseras y, las especializaciones tendrían un efecto similar, los expertos esti maban sobre el papel que habría necesidades de capitalización por sólo unos 6.700 millones de pesetas.
En efecto, junto al proceso de concentración, era entonces previsible que se abriría en el resto de las aseguradoras una tendencia a la especialización para reducir los capitales o fondos mínimos, Se pensaba que iba a conslistir fundamentalmente en la separacíón de entidades que operan en seguros sobre la vida y en otros ramos, la especialización sólo en asistencia sanitaria de las entidades ahora inscritas también en el ramo de enfermedad, y la limitación del ámbito geográfico de otras aseguradoras ahora nacionales (se creía que la mitad de las de asistencia sanitaria reducirían su ámbito).
Nueva perspectiva abierta por las enmiendas
Ahora, con las enmiendas encajadas a tramitación por los empresarios (unas a través de la patronal sectorial, Unespa, y otras directamente por las empresas afectadas, según las noticias recogidas por EL PAÍS), la evaluación del proceso de concentraciones y especializaciones es más difícil. La patronal, que confiesa haber trabajado princiIpalmente con los grupos parlamentarios de UCD y CD, ha logrado que ambos presentaran enmiendas para reducir en torno a la mitad la exigencia de capitales mínimos, a la vez que se refuerzan los incentivos a las fusiones también por vía directa. El movimiento ha sido, sin embargo, más amplio, e incluso una de las enmiendas del PSOE propone reducir los capitales mínimos con respecto al proyecto de ley de doscientos a 120 millones de pesetas para vida, de cien a sesenta para el segundo grupo, de cincuenta a 45 para el tercero, y de veinticinco a quince para el cuarto. Así las cosas, todavía se estima que desaparecerán con la ley que resulte de estas enmiendas buen número de sociedades, pero no por liquidación, sino porque se trata de que encuentren mayores estímulos Fiscales y económicos para las fusiones o para trabajar en unión de otras aseguradoras, especialmente de cara al exterior.El argumento al que han sido más sensibles los distintos grupos parlamentarios es el de las pérdidas de puestos de trabajo que podría entrañar el proceso. Incluso los comunistas catalanes lo recogen como motivación de sus enmiendas en este terreno. El sector del seguro, que ocupa a unas 50.000 personas con vínculo laboral y a otras tantas sin el mismo, ha creado en los cinco últimos años unos 5.000 puestos de trabajo, y ahora necesitaría deshacerse de algunos más, para reducir el aumento de costes generales, y en concreto los de gestión. Esta especie de consenso general, que se extiende a otros aspectos también importantes del proyecto de ley, ha sido valorado muy positivamente por los medios empresariales consultados por EL PAÍS, quienes han observado un "tono general constrtictivo" en la mayoría de las enmiendas, así como un deseo de que las normas sigan las pautas de conducta de la CEE.
La valoración es aquí bien distinta en medios de la Administración pública, para quienes el asunto de las garantías, el principal caballo de batalla del proyecto, ha sido presentado con algunas dosis de "demagogia empresarial". Así, al argumento de que lo importante es la solvencia y no los capitales mínimos, que ha llevado al grupo parlamentario de UCD a "respetar los actuales capitales y ajustarlos a la CEE y buscar la dimensión óptima en lugar de la más gorda", dichos medios han respondido que las directivas de la CEE dejan en este aspecto libertad a cada país, y por ello el proyecto español se ajustaba a la situación de Italia, donde los problemas son similares a los españoles.
Problemas y caballos de batalla
El seguro español une a sus problemas de atomización (la primera empresa, La Unión y el Fénix, no figura, por ejemplo, entre las cincuenta primeras aseguradoras europeas) los de escaso desarrollo (España figura en el decimotercer puesto mundial por volumen de primas recaudadas, el vigésimo cuarto en primas por habitante y el trigésimo primero en primas sobre Poducto Nacional Bruto). Ello origina costes excesivos (los gastos de gestión interna representan el 22,19% del volumen de negocios, y los de gestión externa, el 18,16%), Junto a los cuales otro gran problema es la estructura de las carteras). Otros destacados caballos de batalla del extenso proyecto (le ley son la lÍberallzacÍón (Unespa ha propuesto "libertad y palo a quien lo merezca") y, la adaptación a la CEE en cuanto al cálculo de los márgenes de solvencia. En cuanto al control de precios, los empresarios aceptan la intervención técnica del Estado, pero no la política.Aunque el principal ramo asegurador, el del automóvil, es el peor situación Financiera como consecuencla de la elevación de siniestralidad y costes, y a pesar de que las importantes carteras de valores mobiliarios del sector se han visto resentidas por la crlsis de la Bolsa desde 1974, la potencialidad del seguro español queda bien patente en la evolución reciente de su recaudación por primas. Esta se ha más que triplicado desde 1974, pasando de 80.283 a 268.197 millones de pesetas en 1980, cuando presentó la distribución por ramos que figura en el cuadro adjunto.
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